Ana Paula del Milagro.

09 de octubre de 2015

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Corral de Bustos y la jornada con jóvenes contra la esclavitud. El club respiraba y hablaba el lenguaje de la primavera de la juventud. Ella apareció desde la multitud. Apareció con su sonrisa de sol y sus ojos enormes como huevos fritos.

Apareció con sus cabellos de vida y sus sueños escritos en una hoja de compu. Me preguntó si podía llevarle una carta al Papa y como siempre decimos a toda la gente, "que urgente nos la acercara".

Al rato nos la acercó y le pedimos que pusiera una dirección para que pudieran responderle. Ella nunca dejó de sonreír con sus mejillas de primavera y con todas las emociones juntas amontonadas en un ramillete en sus manos que titubeaban  al poner en tinta azul algunos datos. Las manos le temblaban y el corazón se le asomaba por los ojos.
 
A las pocas horas estábamos en camino. La tarde nos entraba por las ventanillas del auto que marchaba firme en la ruta hacia casa. La tarde nos entraba  mientras hablábamos de lo lindo que la habíamos pasado en la jornada entre tantos jóvenes.

Piero manejaba y Lucía cebaba mates. Mates con el azúcar de las alegrías compartidas.
 
Seguíamos rumbo a la vida cuando les pregunté por la niña que nos acercó la carta. Se hizo un silencio con olor a mandarinas y Piero tomó la palabra por las crines para contarme la historia.

"Ana Paula del Milagro" es un canto a la vida, en medio de una humanidad que se ha deshumanizado y descarta lo que no le sirve, lo que considera que no le sirve, lo que puede tirar a la basura así sean personas.
 
"Ana Paula del Milagro" es un canto a la vida. Cuando su mamá estaba embarazada de ella, cuando estaba creciendo en su panza llena de vida, le diagnosticaron cáncer. 

Su mamá tenía que aceptar el tratamiento que al mismo tiempo significaba la muerte para el bebé que estaba en su panza.

La elección más difícil de su vida, la vida misma.

"Ana Paula del Milagro" nació llorando a gritos, como si quisiera avisarle a toda una humanidad que estaba viva. Nació sacudiendo su cuerpecito pequeño y frágil, desesperada por aferrarse al mundo.

Su mamá falleció cuando ella tenía cuatro meses. Su mamá eligió que viviera Ana Paula del Milagro en un último gesto de amor, quizás el gesto de amor de toda su vida. El gesto de la entrega sin límites, del amor más grande.
 
"Ana Paula del Milagro" es una fuente de vida, de tanta vida como la que su mamá le regaló aquella tarde de otoño cuando se enteró de que estaba enferma y debía elegir.

Ojalá Ana Paula cumpla su único sueño es sus poquitos años, conocer al Papa Francisco y contarle que es de San Lorenzo como él y abrazarlo y decirle que lo ama y lo admira tanto. Ojalá Ana Paula del Milagro, ojalá se produzca el milagro que llevas en tu nombre y que es tu vida misma.


 

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