Cabello castaño y rizado, ojos grandes de un azul cielo. Hermosa. Hasta hace un año Anna era feminista, anti- clerical, pro aborto, lesbiana, comprometida con una mujer desde hacía 6 años. Pero conoció a Marco y sus veinticinco años de vida han aparecido ante sus ojos radicalmente diferentes. "Yo siempre había vivido en una mentira y ahora lo vi todo", dice. La de esta chica es una historia que parece increíble “en primer lugar a mí misma. Por cierto también a mi familia y amigos".
Anna es ahora libre del “mal de la angustia, la sensación de ausencia y el miedo con los que tropecé toda la vida por creer en la gran mentira -fundamento de la tristeza interior- del mundo Lésbico Gay Bisexual Transexual: «Se nace gay»".
Del día a la noche
"Yo reaccioné tratando de aliviar el dolor de mi madre deprimida haciendo las veces de padre. Quería juguetes, ropa, cortes de pelo masculinos. Jugaba al fútbol, me la pasaba con los niños y crecí con abandono y extravío”.
Ni siquiera la reunificación familiar sanó esa herida. "Estaba feliz, pero no había perdonado a mi padre. Odiaba a los hombres y no podía confiar en ellos". Por esto Anna, dice, buscó cobijo y afecto en las mujeres "de las que me sentía atraída"… tenía 17 años y me enganché de Simona: "Los míos, por desgracia, aceptaron la triste situación. No hablábamos mucho en casa, pero al final esto parecía ser el mal menor en comparación con todas las cosas locas que hice, sin darme cuenta que en mi homosexualidad estaba la causa de mi malestar".
Pero la vida de Anna se haría aún más difícil: "Yo era agresiva, llena de resentimiento; prefiero no describir todo lo que hice en el pasado y la violencia que contenía".
Casi por casualidad
Anna dice que abrió la página web porque "he recibido una gracia y voy a proclamar a todos la verdad de qué fue lo que causó mi trauma. Prefiero decir una verdad, que en un principio duele, pero que te hace libre, en lugar de abandonarte en la infelicidad".