Muhammad el Profeta del Islam ¿Realmente es un ejemplo de seguir?

02 de marzo de 2015

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El ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno español y la Comisión Islámica de España han acordado, según consta en el BOE del 11 de diciembre, los contenidos de la Enseñanza Religiosa Islámica que se enseñarán en las escuelas públicas españolas en Primaria a aquellos alumnos que lo soliciten. Los objetivos de la asignatura son:

“2. Reconocer la importancia de los profetas, la sucesión de sus mensajes sagrados, de sus enseñanzas, la hermandad entre todos ellos y sus aportaciones al Islam; conocer a Muhammad, profeta de Dios y el último de los mensajeros, así como valorar la importancia de sus dichos y hechos como modelo a seguir; aprender normas adecuadas de conducta tomando como ejemplo la vida del Profeta y sus compañeros”.

La personalidad de Muhammad, previa a su etapa de predicación, es mal conocida. Del Corán no podemos obtener ninguna información. Las biografías del Profeta (Sirat Al- Nabi) no tienen, por su carácter anecdótico, más que un valor histórico relativo. La cronología misma de su vida es imposible de fijar; solamente está bien establecida la fecha de la Hégira (expatriación), momento en que abandonó La Meca para dirigirse a Yatrib o Medina. Esta fecha es objeto del acuerdo unánime por parte de los musulmanes y ella es la que señala el punto de partida de la Era Islámica.

Según el Corán (Sura 3:161) “No es propio de un Profeta el cometer fraude. Quien defraude llevará lo defraudado el Día de la Resurrección. Luego, cada uno recibirá su merecido. Y no serán tratados injustamente”.

Al Shej Tibara en su libro “Ma´a Al Anbiya´ Fi Al Corán” explicando este texto, dice “El Corán describe a los Profetas como personas perfectas física y psíquicamente, obedientes, honrados y que no cometen ningún pecado. Muhammad, era conocido como un hombre serio, que no bebía alcohol, ni jugaba con dinero (Al- Maisar), tampoco era mujeriego, se fue virgen al matrimonio”.

Por otro lado, Al Dahabi dice “Dijo el Profeta Muhammad, que las tres cosas que más me gusta en la vida son: las mujeres, el perfume y la oración”. Además ‘Omar bin ‘Afra dijo “El único vicio que tenia Muhammad era casarse, por ello la gente le tenía envidia según (Sura 4:54) "¿Envidiarán a la gente por el favor que Alá les ha dispensado? Hemos dado a la familia de Abraham la Escritura y la Sabiduría, les hemos dado un dominio inmenso”. Aisha AbdulRahman, conocida como (Bint Al Shati- la hija de la costa), doctora y profesora de estudios islámicos, investigadora y autora de varios libros, uno de ellos (Nisa` Al Naby- las mujeres del Profeta), dice en este libro: “La vida privada y personal de Muhammad el Profeta del Islam, es impecable, no hay nada que ocultar, es una vida muy devota, limpia de cualquier mancha o pecado, no hay nada que se vergüenza de ello, cualquiera puede o tiene el derecho de investigar su vida”.

Ahora bien, como tenemos el permiso de investigar la vida de Muhammad, vamos a averiguar la verdad.

Muhammad se casó oficialmente con diez mujeres y tuvo dos concubinas.

La tercera y la única mujer virgen que se caso con ella Muhammad, se llamaba Aisha hija de Abu Bakr, amigo y compañero de Muhammad. Aisha tenía seis años cuando Muhammad se casó con ella y él tenía cincuenta años. Algunos sabios musulmanes, dicen o excusan este hecho y dicen que una muchacha con seis años en aquel tiempo ya era una mujer adulta y madura, además en aquel tiempo era habitual o muy normal, que las mujeres con esta edad se casan. Vamos a ver lo que dice Aisha AbdulRahman en su libro “En el día de la boda, Aisha estaba jugando con sus amigas, su madre se fue en su busca, la lavó la cara, la peinó y la llevó a brazos para ponerla encima de las piernas de Muhammad”. Por lo tanto, era una niña, como cualquier otra niña de su edad, jugando con sus amigas.

Muhammad se casó oficialmente por séptima vez, con Zaynab, la esposa de su hijo adoptado Zayd con la excusa de que, es un mandato de Dios (Sura 33:37) “Y cuando decías al que había sido objeto de una gracia de Dios y de una gracia tuya. Conserva a tu esposa y teme a Dios. Y ocultabas en tu alma lo que Dios iba a revelar, y tenías miedo de los hombres, siendo así que Dios tiene más derecho a que le tengas miedo. Cuando Zayd había terminado con ella, te la dimos por esposa para que no se pusiera reparo a los creyentes que se casan con las esposas de sus hijos adoptivos, cuando éstos han terminado con ellas. La orden de Dios se cumple”.

Muhammad se casó con su octava mujer Yuriya obligada. Yuriya era judía, hija del jefe de la tribu judía Al- Mustalaq y mujer de uno de los hombres más ricos de su tribu. Muhammad y sus seguidores conquistaron la tribu de Yuriya, mataron todos los hombres, entre ellos su padre, sus hijos, sus hermanos y su marido, llevando los niños y las mujeres como esclavos para los musulmanes, entre ellos Yuria misma como mujer y esclava sexual de Muhammad.

Muhammad se casó por novena vez con Safia, que era judía también, hija del jefe de la tribu judía Al Nadir. Safia estaba felizmente casada y tenía hijos. Los musulmanes a la cabeza Muhammad conquistaron su tribu, mataron todos los hombres, entre ellos el padre, el marido, los hermanos y los hijos de Safia, tomando los niños y las mujeres como esclavos. Muhammad tomo Safia como su mujer en el mismo día del entierro de toda la familia de Safia.

Además, las fuentes musulmanas aseguran que “Muhammad y sus compañeros practicaban el matrimonio de placer (Zaway Al- Mut`a) o temporal. Muhammad llegó a tener sesenta y seis mujeres, entre esposas y relaciones sexuales de placer”.

Muhammad, todavía en vida y con su propia espada mató muchas personas. Cuentan varios episodios recogidos de distintos fuentes islámicos antiguos; en la Meca vivía una mujer anciana, tenía casi cien años, se llamaba Um Kalza, muy respetuosa, muy inteligente y conocida en su ciudad como la sabia de la Meca. Um Kalza manifestaba su rechazo a la nueva Fe, el mensaje y a la persona de Muhammad públicamente. Cuando Muhammad y sus seguidores conquistaron la Meca en el año 630. Muhammad ordenó a matar esta anciana de una forma muy cruel, la cogieron, la pusieron boca abajo y ataron cada pie en el cuello de un camello, y mandaron a los camellos a andar en direcciones contrarias hasta partirla a dos partes. Además Muhammad mismo dirigió un grupo para asesinar trece hombres y varias mujeres, con nombres y apellidos.

También Muhammad mandó a matar su tío, hermano de su padre, Abu Lahab y la mujer de este Hind. Los dos son objeto de una Sura corta pero terriblemente dura y violenta, que les condena al infierno por haberse opuesto a su predicación (Sura 111:1-5) “Perezcan las manos de Abu Lahab. Perezca él. Ni su hacienda ni sus adquisiciones le servirán de nada. Arderá en un fuego llameante, así como su mujer, la acarreadora de leña, a su cuello una cuerda de fibras”.

Muhammad mismo ordenó a cortar el cuello de Abu Al Hakam, un hombre notable de la Meca, después de capturarle en la batalla de Badr, y muchos hombres más. Por lo tanto, decapitar el cuello con un cuchillo, no es un invento nuevo, del actual Estado Islámico, sino es un hecho antiguo, se remonta al comienzo del Islam, en la época de Muhammad y su seguidores, recurriendo a las palabras de Muhammad mismo en el Corán (Sura 8:12) “Cuando vuestro Señor inspiró a los ángeles: Yo estoy con vosotros. ¡Confirmad, pues, a los que creen! Infundiré el terror en los corazones de quienes no crean. ¡Cortadles el cuello, pegadles en todos los dedos!”.

Todo eso, porque estas personas no estaban de acuerdo con Muhammad y no querían formar parte de su nuevo movimiento religioso, el Islam. Además, cuando los seguidores de Muhammad venían a consultarle y preguntando por las ganancias de sus conquistas, Muhammad contestaba apoyando en las palabras del Corán en (Sura 8:1) “Te preguntan por el botín. Di: El botín pertenece a Dios y al Enviado. Temed, pues a Dios. Manteneos en Paz. Obedeced a Dios y a su Enviado, si sois creyentes”. Todos los biógrafos del Profeta del Islam, describen Muhammad como un líder político militar notable y un guerrero valiente, mataba a sus enemigos sin compasión. Contando todas las batallas, guerras, ataques y conquistas, que Muhammad luchó en ellas desde la Hégira 622 hasta su muerte 632, son 88, en diez años. La verdad, la vida de Muhammad ha sido muy ajetreada, no tenía tiempo de aburrirse con tantas mujeres y tantas guerras.

Las palabras matar, guerra, luchar vienen mencionados en el Corán y la Sunna (los dichos y hechos de Muhammad), los libros sagrados del Islam, 35213 veces.

Para los creyentes islámicos el ejemplo de Muhammad es sagrado. Todo lo que hizo fue bueno y digno de ser imitado, incluyendo su pedofilia y la violencia. En los países islámicos, a pesar de que en algunos la ley determina una edad mínima para poder contraer matrimonio, es muy frecuente, especialmente en zonas rurales, que niñas de 10 años o menos se casen, y son pocas las que cumplen 16 años sin estar ya casadas. En el mundo de los fundamentalistas islámicos la pedofilia no es considerada un crimen, sino, todo lo contrario, es un acto meritorio, mediante el cual el creyente imita la acción del fundador de la religión. Pero, en el mundo occidental la pedofilia es considerada un crimen repugnante, y es castigada con años de prisión. Entre los mismos presos los pedófilos son mirados y tratados con desprecio.

¡Si, el ministerio de educación, cultura y deporte del Gobierno español trata enseñar el Islam, en las escuelas públicas españolas a aquellos alumnos que lo soliciten, tomando como ejemplo la vida de Muhammad, sus dichos y hechos como modelo a seguir! ¿Cómo puede educar o explicar a los mismos que la pedofilia es un crimen asqueroso y la violencia es un hecho maldito, hay que impugnar?

Señores del ministerio de educación, cultura y deporte de España, ¡no sería mejor enseñar la vida de Nuestro Señor Jesucristo! Jesús nunca se caso ni tuvo deseos sexuales, porque Jesús dijo en (Mateo 18:36-37) “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente…….Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”.

Jesús nunca acudió a la violencia ni siquiera en lo que comúnmente entendemos como legítima defensa. Jesús no corre hacia la muerte, no es un suicida pero, cuando es obligado a tener que elegir entre morir o matar, será el primero sobre la tierra que elija morir. No sólo eso: también desarma a sus discípulos, cuando intentaban recurrir a las armas se las quitó de las manos (Mateo 26:48-53) “Ahora bien, el que lo traicionaba les había dado una señal, diciendo: “Al que bese, ese es; deténganlo”. Y yendo directamente a Jesús, dijo: “¡Buenos días, Rabí!”, y lo besó muy tiernamente. Pero Jesús le dijo: “Amigo, ¿con qué propósito estás presente?”. Entonces se adelantaron y echaron mano a Jesús y lo detuvieron. Pero, ¡mire!, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo al esclavo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada ¿O crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles?”.

Después de su resurrección envió a los suyos por el mundo sin armas ni ejércitos, aún sabiendo que habrían de sufrir mucho por presentarse en debilidad (de hecho el martirio va a ser moneda corriente en la vida de los cristianos). Jesús ha venido para destruir la violencia que hay en cada uno de nosotros, para borrar el odio que os impide comprender que Uno sólo es nuestro Padre y que todos somos hermanos, para enseñarnos a elegir a morir antes que matar. Jesús ha venido para desarmarnos, no para armarnos. Podríamos seguir indefinidamente citando palabras y hechos en los que Jesús muestra en qué consiste Su pueblo del que habla pero, para simplificar, resumiendo en unas palabras que no por conocidas deja de ser urgente oírlas cada día (Lucas 6:27-38) “Pero os digo a los que me escucháis: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os difaman. A quien te golpee en una mejilla preséntale también la otra; a quien te quite el manto no le niegues la túnica. A quien te pida, da, y a quien te quite lo tuyo no se lo reclames. Y lo que queráis que los demás os hagan a vosotros, hacédselo vosotros igualmente. Porque si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que les aman. Y si hacéis el bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen otro tanto. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis recibir a cambio, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Vosotros: amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio: vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno también con los ingratos y los perversos”. El secreto de este extraño proceder está en el amor, porque “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:8).

Mediante el Corán el libro sagrado de los musulmanes, podemos hacer una muy sincera comparación entre la actitud de Muhammad el Profeta del Islam y Nuestro Señor Jesucristo: Mientras Muhammad desapreciaba y daba la espalda a los ciegos y los enfermos (Sura 80:1-10) “Frunció las cejas y volvió la espalda, porque el ciego vino a él. ¿Quién sabe? Quizá quería purificarse, o dejarse amonestar y que la amonestación le aprovechara. A quien es rico le dispensas una buena acogida y te tiene sin cuidado que no quiera purificarse. En cambio, de quien viene a ti, corriendo, con miedo de Alá, te despreocupas”. Jesús Nuestro Señor de una forma diferente, se acercaba, ayudaba y curaba a los pobres, a los ciegos y a los contagiados (Sura 5:110) “Cuando dijo Alá: ¡Jesús, hijo de María! Recuerda Mi gracia, que os dispensé a ti y a tu madre cuando te fortalecí con el Espíritu Santo y hablaste a la gente en la cuna y de adulto, y cuando te enseñé la Escritura, la Sabiduría, la Tora y el Evangelio. Y cuando creaste de arcilla a modo de pájaros con Mi permiso, soplaste en ellos y se convirtieron en pájaros con Mi permiso. Y curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi permiso. Y cuando resucitaste a los muertos con Mi permiso. Y cuando alejé de ti a los Hijos de Israel cuando viniste a ellos con las pruebas claras y los que de ellos no creían dijeron: ´Esto no es sino manifiesta magia”.

La espada es una metáfora de la persecución contra los cristianos. Los yihadistas se consideran así mismos como la Espada del Islam. Jesús no creó ninguna milicia armada. Pero Muhammad fue un líder militar que asesinó a prisioneros, violó a sus mujeres y esclavizó a mujeres y niños y sus seguidores sabían lo que quería decir. Ellos participaron en la guerra después de su muerte, que continúa hasta nuestros días.

Quiero dejar una pregunta muy sencilla y sincera a todas aquellas personas de bien, incluyendo a los musulmanes; por lógica ¿A quién debes de pertenecer o seguir, al que dio la espalda y huyo de los inválidos y infectados o aquel quien ha estado y está siempre cerca de los pobres y los dejados, apoyando y sanando a los contagiados?

 

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