Perdonar es una clave

Nacho era gay y optó por la terapia de cambio: "Consiste en crear hábitos… un nuevo estilo de vida orientado a ser feliz"

15 de julio de 2016

Comenzó su proceso el año 2014 y a comienzos de 2015 decidió hacerlo público como un "diario de terapia", para validar que toda persona desde su libertad tiene derecho a un camino que le permita intentar conquistar lo que considera mejor para sí misma.

Compartir en:



Ignacio ("Nacho") tenía 25 años cuando en marzo del año 2015 pasado decidió comenzar a compartir su proceso de terapia, iniciado seis meses antes, confiado al buen juicio profesional de la terapeuta española Elena Lorenzo (pulse aquí y lea entrevista de Portaluz a esta “terapeuta del cambio”).

Como otros hombres y mujeres que deciden intentar una terapia semejante, Ignacio siempre recuerda haber vivido con “dolor” y sensación de “vacío” su atracción por personas del mismo sexo (AMS). “Vivía mi homosexualidad en silencio y con mucho dolor, sin saber que había una alternativa como ahora lo sé …lo único que oía era «acéptate tal como eres, tú naciste así, no seas muy duro contigo mismo, son tus sentimientos lo que te definen…» algo con lo que yo no estaba de acuerdo...”, confidencia en la que fue su primera página del “diario de terapia”.

En los meses posteriores Ignacio enfrentó sus fantasmas, se atrevió a mirar de frente para encontrar respuestas más atrás de su dolor y vacío. Así llegó a un acuerdo de paz consigo mismo y palpó cuán incidentes eran en él las experiencias vividas con sus padres durante la infancia. Así, dice, fue poco a poco… “aprendiendo a distinguir lo que me hace bien de lo que me daña cuando trato con mis padres (especialmente intento trabajar en crear un buen vínculo con mi padre y en ir poco a poco deshaciéndome de un vínculo tan grande creado con mi madre que se convierte en dependencia)”.

Durante el año 2015 Ignacio continuó adentrándose hacia un mundo nuevo…. “me estoy adentrando de lleno en la heterosexualidad que está dentro de mí”, afirma.
 
Hace algunos días ha escrito su séptimo “diario de terapia” y aquí presentamos algunos extractos de sus vivencias. Las buenas nuevas de un proceso que aún no ha dado por concluido…

Reconociendo y viviendo su masculinidad

“Respecto a los hombres, se ha reducido en un porcentaje muy alto la atracción que sentía hacia ellos. Ya no siento ese nerviosismo que me venía cada vez que veía a un hombre atractivo, y tras haber trabajado en esta atracción enfrentándome a ella, he aprendido a apreciar a los hombres como iguales a mí, por lo que como mucho siento admiración por algunos pero no pasa de ese punto. Afortunadamente he aprendido a poner remedio a esa comparación que me hacía sentirme inferior al colectivo masculino y que despertaba en mí la AMS. Llegado a este punto, puedo decir que casi he terminado con esa etapa de mi vida. Pero la terapia no ha terminado aún. Soy muy ambicioso, y hasta que no sane completamente mi persona, no puedo terminar. Hay muchas y muchas heridas que han sido abiertas porque no estaban curadas, y en el proceso de terapia he ido trabajando una por una cada herida. Aún no están cerradas del todo. La terapia consiste en crear hábitos, en tener un nuevo estilo de vida orientado a ser feliz. Y qué cierto es el dicho de que “para presumir hay que sufrir”.
 
“En cuanto a la atracción hacia mujeres, hay un porcentaje no muy alto, pero hay. No me refiero a físicamente, sino más bien a nivel mental. Yo antes conectaba mucho con las chicas, porque no era tanto que me sintiese parte de su mundo, si no que más bien teníamos intereses muy parecidos, yo soy muy artista y este área me emociona, y ellas igual (también tenía como un feeling que hacía que en un plan instantáneamente me encontrase rodeado de un grupo de chicas). Pero esto ocurría sin yo sentir nada más que una cierta amistad y simpatía por ellas. La situación ahora es infinitamente diferente. Ahora la conexión mental es la que me produce atracción por las chicas. Y esto me produce un poco de vértigo porque es un mundo inexplorado, es como una nueva aventura que tengo que vivir. Jamás he sentido esto por una mujer. Pienso que también ha ayudado algo en lo que yo no caía en la cuenta hasta que Elena me lo hizo ver, y es el hecho de buscar siempre el grupo masculino en un plan. Yo pertenezco a ese mundo, y ese sentido de pertenencia hace que me sienta muy seguro conmigo mismo y con mi propia masculinidad. Me ayuda también a aprender de ellos en bastantes cosas, entre ellas a comportarme como ser masculino que soy. Este es por ejemplo uno de los hábitos que he creado y que ahora sale solo, el buscar siempre el “clan” masculino en un plan mixto”.

Luego de perdonar, se es libre para amar
 
“Esto me da pie a hablaros del siguiente punto, que es el de recuperar la confianza y seguridad en mí mismo hasta tal punto de no necesitar que nadie de fuera me diga lo bueno que soy. Hasta el punto de no necesitar aceptación de fuera y de ser capaz de sacar esos pensamientos de mi interior, hasta el punto de quererme tal y como soy.
 
Y ya por último, el tema de mi padre. Como sabéis nunca ha sido un referente en mi vida, y siempre he querido que cambiase y más aún cuando empecé la terapia. Trabajando en este tema, he aprendido que tengo que aceptarle, no forzar la relación padre-hijo, porque el amor consiste en aceptar a la otra persona tal y como es. Y ahora mismo tengo una relación muy estrecha con mi padre, he descubierto cómo es su personalidad y me he dado cuenta de que nunca he querido descubrirle. Estoy empapándome de su gran potencial masculino”.
 
“¿Cómo me encuentro ahora mismo? Ilusionado, emocionado y nervioso. Cierto que sigue habiendo bajones, pero soy capaz de identificarlos y levantarme airosamente para continuar luchando. Ni siquiera debería llamarlos “bajones”, más bien son pequeñas pruebas que me voy encontrando en el camino. No merece la pena victimizarse, porque no somos víctimas de lo que nos ocurre”.


 

Compartir en:

Portaluz te recomienda