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La Santísima Virgen María se aparece en Taiwán a cinco budistas

22 de julio de 2016

Ocurrió en 1980. Tres, de los cinco budistas videntes, se convirtieron al catolicismo y el lugar de los hechos -en Taiwán- es hoy un Santuario que cuenta con apoyo eclesiástico.

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Aunque los católicos son una minoría en Taiwán (unos 300.000, en una isla de 23,5 millones de habitantes) la Iglesia es dinámica en esta isla, ejemplo de la laboriosidad china cuando no está cercenada por un régimen comunista, como en la vecina China continental. Hoy el catolicismo taiwanés cuenta con más de 720 parroquias, presencia de 33 órdenes religiosas masculinas, 62 congregaciones femeninas, 6 centros universitarios, 30 institutos de secundaria, 155 guarderías, 2.000 clérigos...
 
 Es el fruto de una evangelización que empezó en 1626 con los dominicos españoles Bartolomé Martínez, Domingo de la Borda, Francisco Váez de Santo Domingo, Francisco Mola, Ángelo Cocchi de San Antonio, Juan de Elgüeta y Francisco de Acebedo, que bautizaron en sus días a más de 5.000 personas. La isla, de hecho, contó con un gobernador hispano de 1626 a 1640, cuando la separación de España y Portugal impidió defender el lugar de los enemigos holandeses.
 
 Sin embargo, pese a esa iglesia dinámica, el santuario mariano de Wu Fung Chi se originó en la aparición de la Virgen en 1980 no a católicos, sino ¡a budistas!
 
Aparición durante una escalada: los videntes son budistas

Este caso que algunos califican de insólito, pues los videntes no son cristianos pero enseguida entienden que están ante la Virgen María de los cristianos tuvo lugar el 6 de noviembre de 1980, y aunque la Iglesia aún considera la aparición "bajo investigación" concedió permiso para construir el santuario y peregrinar a él.
 
Emma Neri escribió sobre el santuario en la web de la Fraternidad Misionera San Carlos Borromeo, ligada al movimiento "Comunión y Liberación"…
 
Wu Fung Chi (o Wufeng Qi) es una montaña con un paisaje que «parece robado a un cuadro chino», según describe el misionero italiano Paolo Costa, con 14 años  de experiencia en Taipei: «pendientes herbosas de relieves marcados por las cascadas, océano en el horizonte, leve llovizna».
 
El estilo del templo católico actual -de 1994- se inspira en el concepto chino de "altar del cielo", lugar propiciatorio para una buena cosecha. Allí acuden a menudo los misioneros italianos, Paolo, Emanuele Angiola y Donato Contuzzi. «Venimos aquí a pedir a la Virgen que proteja nuestra casa y nuestra misión», explican.
 
 Bajando la montaña, pidiendo a la Virgen

La primera parte de los hechos tuvo lugar el 6 de noviembre de 1980. Un grupo de 11 escaladores taiwaneses llegaron a lo alto de Wu Fung Chi ya muy avanzada la tarde. Seis decidieron pasar allí la noche, pero otros cinco, que tenían que volver a la capital por razones de trabajo, decidieron bajar de nuevo. En la bajada se les hacía de noche. Entonces vieron una cabaña y se refugiaron en ella un momento.
 
La cabaña era una capillita dedicada a la Virgen construida por un hermano camiliano (de la Orden de los Camilos) que trabajaba en el hospital católico de Santa María, no muy lejos. En la cabaña-capilla había una estatua de la Virgen, y los escaladores, aunque eran budistas, oraron ante ella pidiendo su protección. Después continuaron su ruta y llegaron sanos y salvos al pie de la montaña.

Lo que dijeron es que cuando llegaron a la zona segura, se giraron y vieron la silueta de una mujer vestida de blanco a unos 15 metros de altura, con sus brazos extendidos, similar a la estatua ante la que habían rezado antes. La imagen se desvaneció rápidamente.

 
 Uno de ellos volvió al lugar tres días después con su esposa, para examinar el lugar de la visión, donde solo se veía la punta de un árbol y no podía haberse colocado ningún objeto ni figura.

Un lugar para rezar con reposo el rosario
 
Mucha gente empezó a acudir al lugar al conocer la historia, y se colocó la piedra fundacional del nuevo santuario en 1988. El trabajo de construcción en serio tuvo lugar ya en 1994.

El padre Paolo hace su análisis. «Estos cinco hombres no eran cristianos: habrían podido muy fácilmente confundir la aparición con una de tantas diosas de su tradición, pero no habían tenido duda en identificar a aquella silenciosa mujer con la Señora de los católicos. ¿Quizás porque no les dijo nada o por su aspecto extranjero? ¿O bien porque se parecía a la estatua de la Virgen que estaba sobre la cima de la montaña? Tres de ellos se convirtieron y la Iglesia reconoce la aparición como un hecho sobrenatural».
 
Para Paolo este santuario es hermoso y fuente de descanso. Acude muchas veces con su rosario, con jóvenes de la parroquia, con amigos... «A veces estoy en la iglesia haciendo silencio, cansado y hambriento tras dos horas de coche. Pero entonces alzo la vista y veo que estoy de rodillas, rodeado de las personas a las que quiero, y sólo tengo un pensamiento: “Sería bello estar siempre aquí, junto a ellos”».

 

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