El terrorismo no derrotó a David, un musulmán converso a la fe católica gracias a la Virgen María

26 de mayo de 2017

"En el momento justo, cuando estaba desesperado, solo, abandonado en un lugar oscuro, como si yo estuviera muerto, Jesús estaba allí, en la luz, llamándome: «¡David, sal fuera!», dijo".

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El año 1979 nació en Bagdad, Irak, David Shawkan. Fue el octavo hijo de seis varones y tres niñas, sus hermanos y hermanas. La familia era musulmana y de los años de infancia recuerda tanto el alcoholismo del padre, como los reiterados eventos de violencia entre sus progenitores que desembocaron en un divorcio cuando él tenía apenas 12 años de edad. “Mi familia no era feliz… Casi no recuerdo que mi padre me enseñara lo que es correcto y lo malo…”.
 
Forzado por esa realidad David comenzó a trabajar desde los diez años de edad, según él mismo narra en una publicación reciente del portal The Coming Home Network.  A medida que avanzaron los años, la mayoría de sus hermanos debieron partir al servicio militar obligatorio, de ocho años, y así terminó siendo el proveedor en casa. “Aunque estaba solo, nunca me sentí solo. Siempre había Alguien, cuya identidad yo no conocía, cuidándome”, comenta David para explicar cuál era la fuente de su fortaleza anímica y espiritual. “Yo estaba familiarizado con Dios -agrega-, pero tampoco éramos estrictamente religiosos”.
 
La resiliencia y el amor
 
Debido a su sobrepeso los compañeros no consideraban a David para jugar al fútbol y esto afectó, reconoce, sus habilidades sociales. Puso empeño en los estudios para lograr ser uno de los diez mejores alumnos de su distrito. … “De esta manera era elegible para rendir una prueba de acceso a la escuela más prestigiosa del país. Aprobé el examen y mi transformación comenzó. Mejoré en habilidades sociales, pero también era menos religioso. Tras la graduación fui admitido en la Facultad de Ingeniería”.
 
La familia ya no vivía bajo un mismo techo. Algunos hermanos se habían casado y otros dos emigrado a Dubai “escapando de la creciente opresión del gobierno”. David estaba solo y tras graduarse el año 2001 también inició gestiones para emigrar a ese país. Poco antes de partir a fines del 2002 conoció a Emily, quedando tan prendados el uno del otro que a pesar de lograr un buen empleo en los Emiratos, transcurridos algunos meses –guerra por medio en Irak del 2003-, decidió regresar por su amada… “Tuve la idea loca de que, tras la guerra, la economía sería mejor y habría más oportunidades especialmente para aquellos con experiencia externa, como yo”.

Se reencontró con familiares, también con su amada Emily y tras una semana de haber regresado la guerra terminó. Pero en lo laboral nada fue como él suponía y a pesar de estar cesante se casaron con Emily por el civil. Continuaron viviendo cada uno con su familia y resistieron así hasta fines del año 2004. David continuaba desempleado, tenían sólo 300 dólares americanos y un departamento en el barrio menos indicado de la ciudad… cuando comenzaron a vivir juntos.

Viviendo entre terroristas

“Nuestro departamento (piso) estaba en la calle Haifa, que pronto sería conocida como «calle de la muerte». Después de la guerra, muchos departamentos en esta calle estaban vacíos. Esto atrajo a los terroristas y sus simpatizantes, que podían moverse como si fueran ciudadanos normales… adquirieron armas y poder”.

David y su esposa no tenían opciones y permanecieron allí. Poco después obtuvo empleo en una empresa proveedora de las tropas norteamericanas; luego creó su propia empresa que les vendía insumos especialmente al cuerpo de ingenieros estadounidense y ese mismo año 2005 nació su hijo. Todo parecía mejorar hasta que fueron un objetivo para los terroristas del barrio…

“Nosotros manteníamos nuestro empleo en secreto. Sabíamos que de saberlo, los terroristas nos matarían acusándonos de traidores… La violencia comenzó cuando de improviso detonaron bombas y emboscaron un convoy estadounidense que pasaba por nuestra calle. Todos los soldados estadounidenses murieron y los terroristas saltaron sobre los vehículos gritando sus consignas… Nunca olvidaré el día en que nos despertamos y en el poste de luz colgaba un soldado iraquí, piezas de su cuerpo, atadas con una cuerda. Un cartel de cartón decía: «Éste es el destino de todos los traidores»".

La huída

Tras estas barbaries la violencia terrorista continuó. Su pequeño hijo tenía tres años cuando amigos del barrio les advirtieron que estaban en la lista de los próximos a ser ejecutados por traición. Ese mismo día huyeron de Irak.

Se radicaron en Dubai donde David encontró trabajo como ingeniero civil. Allí nació una hija y tras un par de años llegaron a vivir una vida lujosa. Aun así, comenta, comenzó a percibir que todo esto carecía de sentido. Él se había vuelto un hombre “lleno de orgullo y arrogancia”, creyendo ser mejor que los demás. “Justamente Dios, en Su amor ilimitado, estaba a punto de humillarme y purgarme…”, recuerda.

El tiempo de ser probados

En los años posteriores a la crisis subprime de Estados Unidos le tocó el turno de recesión a Dubai. David perdió el empleo y -siendo extranjero-  las leyes de inmigración les impedían permanecer allí. ¿A dónde ir que no hubiesen terroristas? Se decidieron por Jordania que ofrecía un programa de visa especial a personas que no podían regresar a su país por haber tenido vínculo laboral con las tropas de Estados Unidos. Allí nada fue como suponían, pues sin trabajo pasaron pobreza y hambre. Era el tiempo de la criba dice David… “Dios nos enseñó el verdadero significado del sufrimiento”.
 
Humillado, dice, tuvieron un respiro de tres días cuando algunos de sus hermanos los visitaron y les llevaron de paseó al sepulcro de Jetro y al monte Nebo, donde Moisés había estado de pie contemplando la Tierra Prometida (imagen a la derecha). En ese lugar David hizo una experiencia de abandono total en Dios… “Pudimos ver la Tierra Santa, sentí que Dios iba a ayudarnos, mi fe se hizo más fuerte y empecé mi regreso a Dios”.
 
Pasaron sólo algunos meses y tras algunos trámites felizmente fueron acogidos en Estados Unidos. Llegaron en mayo del año 2010 y tras algunos días arrendaron un pequeño departamento en Scotch Plains, NJ, donde todavía viven.

Jesús le muestra su rostro

La vida tuvo las dificultades normales de integración, obtuvo trabajo, lo perdió por percances de salud; avanzaban “entre luces y sombras”, hasta que en un momento determinado David Shawkan (imagen a la derecha) escuchó de una forma nueva la voz de Dios…

“En medio de mi lucha interior, cegado y perdido en una tierra extraña, una vez más sentía que Alguien venía a mí, me quitaba la venda y me permitía ver un destello al otro lado del desierto. Ese Alguien que estaba allí era Jesús. Como musulmán yo lo había conocido en el Corán. En ese libro Él no era el Hijo de Dios, pero siempre me habían gustado las historias que se relacionaban con Él, el misterio que lo rodeaba. Y hasta ahora, que vivía en Estados Unidos, nunca me había dado cuenta que Él podía ser ese Alguien que estaba cuidándome, guiándome”.

Enamorándose de Jesús

Cuando la interrogante sobre Jesús se anidó en su corazón todos los recuerdos de su vida relacionados con él se agolparon en su memoria. Aquél video por ejemplo de una película que lo mostraba protegiendo de los fariseos a una mujer que había cometido adulterio. Lo emocionaba recordar la frase “Ve y de ahora en adelante no peques más”. “Con tal conflicto dentro de mí, no me atreví a decirle a nadie lo que me pasaba, ni siquiera a mi esposa. Tenía que ser un viaje solitario, sólo entre mí y Dios”.

Metódico se dedicó a leer la Sagrada Escritura bajando una aplicación a su celular y lo apasionó el texto de Mateo en el capítulo 7 donde Jesús enseña que a quien pide se le dará, a quien busca encontrará… “Sentí que Él estaba hablando directamente conmigo, diciéndome que lo buscara y lo encontraría”, reconoce.

La conversión

Pasó el tiempo y la raíz cultural de su nacimiento, de la crianza en un mundo musulmán ponía obstáculos al encuentro de amor con Jesús. “Luchaba con Dios”, dice David y en el límite de esa batalla pidió una prueba a Jesús de que “él es real, es el Hijo de Dios”…

Quizás quien lea este testimonio podría honestamente considerar que el sencillo signo reconocido por David como la respuesta pedida, bien podría no provenir de Dios. Para este hombre nacido y criado musulmán marcó su conversión al cristianismo…

“Pocas horas después regresábamos de la ciudad con mi esposa y los niños. El coche estaba estacionado en la estación de tren. El clima era húmedo y había una capa de humedad en el coche, de modo que uno podría hacer figuras con el dedo. De pronto fue apareciendo frente a mí en el parabrisas, un claro signo…  era un pescado, como el que los primeros cristianos dibujaban para identificarse unos con otros. No había sido hecho con un dedo… Estaba allí, perfectamente delineado. Todos lo vimos, pero yo era el único que sabía lo que significaba: Jesús me había dejado una señal. Ahora sabía que Jesús está vivo. Él era el que estaba siempre allí para mí, cuidándome en cada peligro, en cada desgracia. Yo había sido ciego, pero Él me ayudó a ver. Cuando llegamos a casa, fui directamente al dormitorio, cerré la puerta, me arrodillé frente a la ventana y me presenté a Jesús. A cambio, me dio un consuelo y paz que nunca antes había conocido. Ahora creía en Jesucristo, el Hijo de Dios, y en la Santísima Trinidad. Yo creía que Jesús fue crucificado, resucitado y vivo, que vendrá de nuevo a gobernar a los justos en su reino”.

Católico por mediación de la Virgen María

No tardó mucho en compartir la buena nueva con su familia y todos se unieron a la aventura más importante de sus vidas. Visitaron diversas iglesias sin saber muy bien a cuál de ellas acudir para formarse en la fe. Fue entonces que la figura de María fue determinante para llevarlos a la Iglesia Católica. David recordaba muy bien un cuadro que su madre mantenía en el hogar donde estaba la Virgen con el Niño. “Mi madre ocasionalmente iba a una iglesia cercana para encender velas… y tenía un rosario… Mi esposa había tenido la misma experiencia cuando era pequeña. Ella, su hermana y su madre iban a veces a una iglesia y encendían velas a la Virgen, para orar y pedirle que estuviera con ellos en su dolor y sus oraciones eran contestadas… La Virgen María, entonces, tenía un lugar especial en nuestros corazones y oraciones, incluso como musulmanes”.
 
David, su esposa, hija e hijo recibieron el Bautismo, Primera Comunión y Confirmación  en la Pascua del año 2016. La familia es feligrés de la parroquia San Bartolomé de Scotch Plains, New Jersey. Rezan juntos el rosario y son de misa diaria.  David escribe por estos días el libro que ya ha titulado: Jesus, The Source and Summit of Us All… “En el momento justo, cuando estaba desesperado, solo, abandonado en un lugar oscuro, como si yo estuviera muerto, Jesús estaba allí, en la luz, llamándome: «¡David, sal fuera!», dijo”.

 

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