Con el poder de la fe rompe las cadenas de enfermos mentales en África

11 de mayo de 2018

"Mi victoria, hasta hoy, es encontrarlos y dejar que Jesucristo me ayude a liberarlos"

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En el continente africano, la locura es algo que a muchos aterra. Los enfermos mentales son apenas atendidos por los Estados y a menudo dejados a un lado por sus familias, al punto que muchos de ellos permanecen encadenados.
 
Pero hay un hombre a quien Dios llamó para que rompiera esas cadenas. La mayoría le conoce por su simple nombre de pila: Grégoire. Nacido en Benín, trabajó por años reparando neumáticos, hasta que en 1971 emigró a Costa de Marfil lleno de ilusiones, buscando mejorar sus ingresos.
 
Pero Costa de Marfil sepultó aquellos sueños, los de sus seis hijos, los de su esposa y en lugar de ingresos acumulaban deudas. Atrapado, Grégoire se dejó arrastrar por la derrota, enfermó de depresión y comenzó a tener ideas suicidas. Tuvo sin embargo el buen juicio de buscar ayuda en la Iglesia y gracias a una invitación -que luego comprendería era movida por la gracia de Dios- pudo peregrinar en 1982 a Tierra Santa. Allí vivió no sólo su conversión y sanación sino que le preparó al llamado que Dios sembraría en su corazón.
 
Al regresar a Costa de Marfil lo que antes había pasado por alto impactaba su alma desafiándolo… personas calificadas como locos que vagaban desnudos, desnutridos, sucios por las calles de las ciudades o en el campo, donde era habitual verles encadenados.

Miles han sido liberados

Su esposa Léontine le apoyó y juntos decidieron dedicar su vida a dar refugio, cuidado, el amor de Cristo, a estos olvidados. No es casualidad que la obra que fundaron estuviera dedicada a Camillo de Lellis, el santo que consideraba al enfermo "discípulo y el corazón de Dios". A la fecha han levantado 10 hogares refugio y 16 centros de rehabilitación en Costa de Marfil, Benín, Togo y Burkina Faso donde más de sesenta mil personas han sido restauradas en su salud, dignidad, pudiendo miles de ellos regresar a sus hogares.
 
Grégoire Ahongbonon se encuentra por estos días en Italia (hasta el 21 de mayo) presentando un libro que recoge su testimonio titulado Grégoire. Quando la fede spezza le catene (Grégoire. Cuando la fe rompe las cadenas), escrito por Rodolfo Casadei.

Jesucristo me ayuda a liberarlos

Pero, ¿qué caracteriza la dinámica en los centros que él ha gestado? Como escribe Eugenio Borgna en el prefacio del libro de Casadei, "el clímax dominante es el de una comunidad en la que quien atiende y el que está siendo sanado se reflejan el uno en el otro en el contexto de una actitud interior alimentada por la bondad y la comprensión, la aceptación y el amor, la expectativa y la esperanza: en un horizonte ideal de equivalencia humana y cristiana".

El año 2015 durante el Congreso “Meeting de Rimini” en Italia Grégoire -invitado a una entrevista en público- estremeció con su respuesta a la asamblea cuando le pidieron “hacer un balance” de las más de dos décadas en que ha estado liberando, acogiendo, devolviendo dignidad a los enfermos mentales.

Nada más escuchar la pregunta sonrió y seguidamente dijo: “¿Cómo se puede hacer un balance del hecho de que cada día, desde aquel primer día, veo el rostro de Cristo en el de los enfermos? Se trata simplemente de seguir el trabajo iniciado. Jesucristo está presente en su carne. Mientras siga habiendo enfermos encadenados a un árbol o dentro de una cabaña, yo no puedo hacer un balance de victoria. Mi victoria, hasta hoy, es encontrarlos y dejar que Él me ayude a liberarlos”.
 

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