El público arrepentimiento y reparación del hombre que profanó una imagen de la Virgen en Argentina

13 de julio de 2018

María, refugium peccatorum, ora pro nobis.

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De esta historia que refiere el título da cuenta Javier Olivera Ravasi, abogado, que también es cura del Instituto del Verbo Encarnado y pastor de la capilla San Benito, en Ingeniero Maschwitz, Buenos Aires (Argentina), en cuya jurisdicción ocurrió la referida profanación.
 
Fue hace justo dos semanas, según informaron varios medios de comunicación, que un hombre “bajó de su auto, destruyó la imagen de la Virgen y escapó”. Los mismos medios de comunicación de Argentina señalaban que había una grabación. “Dios todo lo ve, pero hoy, además, también existen las cámaras… y el nombre del implicado salió a la luz rápidamente. Y muchos le mostraron su descontento…”, confirma en su blog el padre Ravasi.
 
Como puede observarse en la fotografía central la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa que se encontraba en un espacio público, rotonda, cercano a la capilla San Benito, fue totalmente destrozada ese 29 de junio aproximadamente a las 01.13 AM.


 
Tras el incidente el sacerdote convocó a los feligreses de las parroquias de Maschwitz y alumnos del Colegio San Pablo a un acto de desagravio mediante el rezo de un rosario y una eucaristía.  “Desde ese día, comenzamos a rezar en desagravio a Nuestra Señora y a pedir por la conversión de quien había cometido tan grave pecado”, señala el sacerdote.
 
La fe mueve montañas efectivamente porque este 13 de julio Ravasi cuenta la buena nueva de la conversión del agresor; un hombre de 40 años, abogado laboralista. En su estilo directo y breve así lo informa:
 


“Pues bien: hoy, luego de varias idas y venidas y de contactarlo personalmente, se hizo presente en nuestra Capilla. Pidió perdón y confesó sus pecados.
 
Ofreció comprar la nueva imagen de Nuestra Señora y colocar una ermita para la misma, comprometiéndose incluso a estar presente en el momento de la entronización que será –Dios mediante- a principios de agosto.
 


«Todo coopera para el bien de los que aman a Dios» (decía San Pablo) «incluso los pecados» (agregaba San Agustín, que de esto sabía mucho).
 
María, refugium peccatorum, ora pro nobis.”
 
 
 

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