Sembrador de esperanza

Enfrentando la violencia y signos de muerte, Papa Francisco llama al "encuentro"

22 de agosto de 2014

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Incluso en la dura prueba que están afrontando, los cristianos iraquíes ofrecen a la Iglesia y al mundo un extraordinario testimonio de fe. Testimonio que ha «fuertemente impresionado» al cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, apenas llegado del país como conclusión de su visita realizada en calidad de enviado personal del Papa Francisco. Precisamente el jueves 21 de agosto, por la mañana, el purpurado se encontró con el Pontífice para informarle acerca de la misión que le había encomendado. «El Papa -dijo apenas concluida la audiencia- más que hablar sobre todo escuchaba. Le conté lo que tuve ocasión de ver y oír: en este sentido le confié mis valoraciones sobre la situación, mi modo de ver y cómo estuve cercano a esta realidad».

Pero además de este encuentro también este jueves el Papa se dio tiempo para llamar por teléfono a los padres del reportero estadounidense James Foley, asesinado bárbaramente por los militantes del estado Islámico en Iraq, para expresarles su dolor y su cercanía.

En momentos de convulsión por los signos de muerte que atormentan a millones de personas, el Papa –dirigiéndose a la Obra de Nazareth- alzó nuevamente su voz convocando a vivir la esperanza construyendo una cultura del encuentro:

“Nos encontramos plenamente a nosotros mismos, cuando nos transformamos plenamente en hijos de Nuestro Padre… Sin Jesucristo el hombre se encuentra siendo menos hombre. Lo primero: el descubrimiento de Jesús como el camino del hombre. No es un camino entre muchos, es el Camino. Así lo dijo Él: «Yo soy el camino» (Jn 14,6). ¿El camino hacia dónde? Hacia el Padre. Jesús es el camino abierto delante de cada hombre para encontrarse con Dios, para entrar en relación y comunión con Él, y ¡así encontrarse verdaderamente a sí mismo! Nos encontramos plenamente nosotros mismos cuando nos convertimos plenamente en hijos de nuestro Padre, y esto es gracias a Jesús, por esto murió en la cruz. Y el segundo aspecto viene como consecuencia, y es la alegría: cuando uno descubre a Jesús como el camino, la alegría entra en su vida. Entra para siempre, y es una alegría enraizada en nosotros, y que nadie nos puede quitar, como ha prometido el Señor (cf. Jn 16,22)”.
 
Al cierre de esta edición, la Santa Sede informó del próximo viaje apostólico del Papa a Albania (pulse para ver)


 

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