Adviento

La "Visitación" del Papa a Turquía y una esperada unificación. ¡Actualizado! (01.12.2014)

28 de noviembre de 2014

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Un potente signo de Adviento da al mundo Papa Francisco, junto al patriarca ecuménico Bartolomeo I, en una Turquía donde los cristianos, apenas un pequeño grupo entre millones de musulmanes, sostienen la verdad del Evangelio.
 
Allí donde oriente y occidente se unen, hoy la comunidad cristiana fundada en el siglo III tiene prohibido construir iglesias. Pero los fieles católicos no se resignan y tampoco el Pontífice, heredero del depósito de la fe, continuador de Pedro para invitar a una mesa común.

Separadas durante siglos, las iglesias greco-ortodoxa y católica viven en Estambul un período de armonía, con la esperanza de una reunificación que supere el cisma del Cristianismo hace casi un milenio. En la iglesia, situada en el barrio de Istiklal, en pleno centro comercial de Estambul, se distribuyeron postales con una foto mostrando a ambos líderes y en el reverso proponiendo la oración que se pronunciará estos días:

"Señor, haz que este encuentro sea un paso decisivo hacia la unidad visible de tus hijos", rezan las tarjetas.

Actualización. 01.12.2014

Este domingo 30 por la tarde concluyó la Visita Apostólica del Papa Francisco a Turquía. El vuelo que traía al Pontífice aterrizó en el aeropuerto romano de Ciampino poco antes de las 18.30 hora local. Antes de trasladarse al Vaticano, el Santo Padre visitó la Basílica de Santa María la Mayor para rendir homenaje a la Madre de Dios al final de su sexto viaje Internacional.

Durante el viaje de retorno a Roma, Francisco sostuvo, como es habitual, un coloquio con los periodistas que iban a bordo respondiendo a las variadas preguntas de los hombres de prensa.

Sobre la intención y espíritu de su viaje, Papa Francisco señaló:
 
«Yo fui a Turquía como peregrino, no como turista. Y fui precisamente, el motivo principal es la fiesta de hoy a ver al Patriarca Bartolomé. Cuando fui a la mezquita no podía decir: “¡Ahora soy un turista!”. Vi aquella maravilla, el gran muftí me explicaba muy bien las cosas, con mucha humildad, me citaba El Corán, cuando habla de María y de Juan el Bautista. En ese momento sentí la necesidad de rezar. Le pregunté: “¿Rezamos un poco?” Y él me respondió: “Sí, sí”. Yo recé por toda Turquía, por la paz, por el muftí, por todos y por mí… Dije: “¡Señor, acabemos con estas guerras!” Fue un momento de oración sincera».
“La unidad es un camino que se debe hacer, y se debe hacer juntos”, precisó el Pontífice a quien le preguntó sobre la unidad de los cristianos y las perspectivas ecuménicas:

«Lo que siento más profundamente en este camino para la unidad es la homilía que hice ayer sobre el Espíritu Santo: solo el camino del Espíritu Santo es correcto; Él es sorpresa, Él es creativo. El problema (y esta tal vez sea una autocrítica, pero lo dije también en las Congregaciones generales antes del Cónclave) es que la Iglesia no tiene luz propia, debe ver a Jesucristo. Las divisiones existen porque la Iglesia se ha visto demasiado a sí misma. Mientras comíamos hoy, con Bartolomé, hablamos del momento en el que un cardenal fue a llevar la excomunión del Papa al Patriarca: la Iglesia se veía demasiado a sí misma en ese momento. Cuando nos vemos a nosotros mismos nos volvemos auto-referenciales».

Por ello, el Santo Padre exhortó a encontrar un camino aceptable para alcanzar la unidad en la Iglesia:

«Los ortodoxos aceptan el primado: en las letanías de hoy rezaron por su pastor y primado, “aquel que camina primero”. Lo dijeron hoy ante mí. Para encontrar una fórmula aceptable debemos ir al primer milenio. No digo que la Iglesia se haya equivocado (en el segundo milenio), ¡no! Hizo su camino histórico. Pero ahora el camino es seguir adelante con la petición de Juan Pablo II: “Ayúdenme a encontrar una fórmula de primado aceptable para las Iglesias ortodoxas”».

 

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