La pasión del padre Ismael Teixeira, el "IronPriest" de Portugal

28 de abril de 2017

"El deporte es también una buena escuela de valores… un campo nuevo en el que la Iglesia debe estar también presente".

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Nació hace 42 años en Trás-os-Montes (Portugal)  y con 13 años de edad ingresó al seminario menor de la Orden del Carmen. Gracias a ello pudo avanzar en los estudios y desplegar además su pasión por el deporte.

El pasado 22 de agosto de 2016, en Copenhague, Ismael Teixeira fue el primer sacerdote en completar con éxito una competencia IronMan oficial.

"Estaba nervioso, asustado y durante la prueba pensé varias veces en renunciar". Pero este cura portugués, originario de una pequeña aldea portuguesa  -conocido entre sus amigos como IronPriest o el Cura de Fierro-, logró superar sus miedos “aferrado a Cristo”, dice sonriente y agrega: "Oré, rezaba mucho, lo que prueba que así somos capaces de hacer una prueba a pesar del dolor. Mi fuerza es mi fe…" Finalmente Dinamarca le vio completar la competencia más dura en el circuito del triatlón, el Ironman.

El ADN espiritual

"Esto fue poder cumplir un sueño. Un objetivo que me había propuesto en el año jubilar de la misericordia como sacerdote; celebrar este año con esta locura deportiva. Entrené durante nueve meses y se logró", contaba Ismael al diario Noticias ao Minuto tras terminar la competencia.

La fusión entre el ADN de su alma y su pasión por el deporte se hace nuevamente evidente cuando confidencia que… "Llevaba la idea de hacer 12 horas, en honor a los 12 apóstoles. Pero pude a bajar mis tiempos".  Efectivamente completó la prueba en 11 horas y trece minutos.

Siendo sacerdote “soy un hombre feliz” señala este deportista que se ordenó a los 26 de edad. Licenciado en teología, se graduó además como Psicólogo por la Universidad de Lusíada obteniendo un máster en Gestión de Recursos Humanos y Análisis Organizacional. Son los fieles de la iglesia Nossa Senhora da Conceição (Largo do Rato, Lisboa), quienes reciben de forma directa estas riquezas que Ismael ha ido puliendo a lo largo de su vida.

Llevando los deportistas a Cristo
 

No existe conflicto entre el sacerdote y el deportista, afirma. "Veo el deporte como un desafío espiritual que me ayuda a traer más personas a la iglesia. La comunidad de Rato era pequeña, envejecía, y creo que se va transformando, está más viva… Yo testimonio  los valores de mi entrenador principal, que es Jesucristo, quiero ser su rostro en estas pruebas (deportivas)".

El desafío de Ismael es lograr que efectivamente el deporte sea un instrumento que fortalezca la identidad espiritual. Varios sacerdotes y obispos le animan en esta pastoral.

Montar a caballo, nadar, montar en bicicleta, jugar al fútbol y luego al rugby han sido parte de su vida desde que era un niño en la aldea portuguesa Trás-os-Montes  (Canaveses de Valpaços). Hoy espera continuar practicando el triatlón mientras Dios se lo permita… “el deporte es también una buena escuela de valores y un entorno distinto, un campo nuevo en el que la Iglesia debe estar también presente para sembrar en el corazón de los hombres la buena semilla del amor de Dios”.

 

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