De familia atea, Violeta se bautizó este martes tras fulgurante conversión

12 de mayo de 2017

Una beca Erasmus en Alemania precipitó su conversión. A su vuelta, acudió a buscar al capellán de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense (Madrid, España). Violeta fue bautizada este martes 16 de mayo por el cardenal Osoro.

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De familia atea, Violeta Conde Borredo no fue bautizada al nacer porque «querían que yo decidiera de mayor si quería bautizarme o no». Así, creció en un ambiente ateo y llevaba «una vida para nada cristiana: desbarraba mucho con mis amigos de fiesta».

A pesar de haber crecido sin Dios, Violeta se definía entonces como «medio agnóstica». «Siempre tuve inquietudes de tipo filosófico: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?».

Lo sobrenatural de la vida

Desde pequeña, la joven, que ahora tiene 21 años, «sentía una fascinación por todo. Lo que aparentemente nos tiene que parecer natural, que estamos aquí, que existimos, yo lo veía sobrenatural, como un misterio. No le podía dar una explicación y me parecía asombroso», explica en el semanario de la Arquidiócesis de Madrid Alfa y Omega.

Pero a pesar de sus anhelos de trascendencia, la joven «no había pisado una Iglesia en mi vida. Quizás una vez para una comunión, pero no lo recuerdo», confiesa.

Las noches de fiesta se sucedían, lo que dejaba a Violeta «vacía. No me llenaban». Todo cambió al irse a Alemania, a Colonia, donde la joven recaló para hacer un Erasmus de 5 meses.

Un shock en el extranjero

Durante su estancia, la joven cordobesa sufrió un shock anafiláctico y «tuvo que recogerme la ambulancia», recuerda. Violeta se puso muy nerviosa. «Me estaba ahogando, estaba en el extranjero y sin dominar muy bien el alemán», explica. «Estaba sola, no sabía qué iba a pasar» y de pronto «sentí una gran paz, que no sabía qué era ni de dónde venía».

Tras el susto, Conde Borredo empezó a «sentir algo en mi interior que me decía que tenía que ir a la catedral de Colonia». La joven agnóstica entró un día en el templo y «sentí entonces esa misma paz que había sentido en el ambulancia». Desde ese momento, Violeta empezó a ir a la catedral todas las tardes. «Me quedaba allí, sentada, sin hacer nada».

La paz ya no le abandonó y cuando la joven regresó a España decidió dar un «cambio radical» a su vida «porque esa es un tipo de experiencia que te cambia». Se matriculó en la carrera de filosofía «porque quería conocer la verdad, quería conocer a Dios»; y empezó a leer a san Agustín. «Hasta ese momento no sabía casi nada de la religión. Comencé a interesarme y a leer a distintos filósofos cristianos. Me di cuenta de que había recibido una gracia de Dios y me apetecía acogerla, me apetecía decirle que sí y creer», explica.

En la Faculta de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid se encontró entonces con el padre Juan Carlos, que es el capellán. «Le abordé un día y le dije que me quería bautizar. “Primero tendremos que hablar un poco, ¿no te parece?”, me dijo con una sonrisa». El sacerdote le explicó la fe y la joven comenzó a ir a Misa.

Bautizo en La Almudena

Dos años después de aquella paz que sintió en Alemania, y que le condujo a la catedral de Colonia, ha recibido el bautismo de manos del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. La celebración tuvo lugar en otra catedral, la de la Almudena, el martes 16 de mayo a las 19:00 horas. Violeta recibió el bautismo junto a otros 7 universitarios. En la misma celebración se confirmaron 54 jóvenes. Todos ellos, presentados por la delegación de Pastoral Universitaria de Madrid.

Ante su bautizo, Violeta confiesa sentirse «alegre por unirme plenamente a Jesucristo y a su Iglesia». Para ella, Cristo se ha convertido en «alguien que me acompaña en mi día a día. Ha dejado de ser solo una idea. Esa idea que yo tenía se ha hecho carne y me acompaña en mi camino».

 

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