Sintiéndose "en casa"

El Papa alza la voz por los que sufren

27 de noviembre de 2015

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Entre los pobres que habitan en Kangemi (periferia de Nairobi, Kenia) Papa Francisco abrazó los corazones de los pobres en todo el mundo y buscó con sus palabras impregnar en sus almas la esperanza del Evangelio. “En verdad, me siento como en casa compartiendo este momento con hermanos y hermanas que, no me avergüenza decirlo, tienen un lugar preferencial en mi vida y opciones”, les dijo con afecto emocionado el Pontífice.
 
Lo primero que hizo el Papa fue escuchar a quienes viven en el lugar… a Pamela Akwede, a sor Mary Killeen que le hablan de la vida en el lugar y cómo todos allí apenas sobreviven “con menos de un dólar al día”.

 
En su respuesta a los predilectos de Jesús, el Vicario de Cristo recordó a todos los católicos cuán propios del vivir la fe son algunos valores que entre los pobres se manifiestan…

“Ustedes practican valores que no cotizan en bolsa… Ustedes son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo… la solidaridad; dar la vida por otro; preferir el nacimiento a la muerte; dar un entierro cristiano a sus muertos. Ofrecer un lugar para el enfermo en la propia casa; compartir el pan con el hambriento. ¡Donde comen 10 comen 12! …Valores que se sustentan en que cada ser humano es más importante que el dios dinero. Gracias por recordarnos que hay otro tipo de cultura posible. Quisiera reivindicar en primer lugar estos valores que ustedes practican, valores que no cotizan en Bolsa, valores con los que no se especula ni tienen precio de mercado”.
 
Luego, el Santo Padre hablando por todos los pobres de la tierra confrontó a los poderosos del mundo recordando que  “el camino de Jesús comenzó en las periferias, va desde los pobres y con los pobres hacia todos”. No es admisible de ninguna manera, precisó el Pontífice “desconocer la atroz injusticia de la marginación urbana. Son las heridas provocadas por minorías que concentran el poder, la riqueza y derrochan con egoísmo, mientras crecientes mayorías deben refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas, descartadas”.
 
Recemos, trabajemos y comprometámonos juntos —concluyó Papa Francisco— para que toda familia tenga un techo digno, tenga acceso al agua potable, tenga un baño, tenga energía segura para iluminarse, cocinar, para que puedan mejorar sus viviendas... para que todo barrio tenga caminos, plazas, escuelas, hospitales, espacios deportivos, recreativos y artísticos; para que los servicios básicos lleguen a cada uno de ustedes; para que se escuchen sus reclamos y su clamor de oportunidades; para que todos puedan gozar de la paz y la seguridad que se merecen conforme a su infinita dignidad humana”.


Fuente de citas: Radio vaticano, News.va

 

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