Charalá, Colombia... donde comenzó la llamada

Edwin Lozada

En el Santuario del Señor de los Milagros en Bogotá escuchó hablar a Dios

15 de abril de 2016

El Señor desde la infancia le indicó lo que esperaba de él y a pesar de las continuas resistencias, perdonó sus rechazos y le esperó… donde siempre, en el Sagrario. Luego lo sacó de Colombia para llevarlo a Brooklyn.

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Edwin Lozada nació el 23 de abril de 1978 en Charalá, pequeña ciudad del departamento de Santander, en Colombia. Es el menor de once hermanos  y ya con cuatro años comenzó Dios a formarle… “Tengo la fotografía en la mente de alguna vez que me llevaron a la Eucaristía y tal vez mi conciencia ya estaba empezando a despertar. Yo era muy pequeño y había mucha gente. Como no podía ver nada, sólo cabezas, le pedí a mi padre que me cargara. Me levantó y cuando lo hizo, ahí quedó la fotografía del sacerdote. Recuerdo tal cual al sacerdote, que estaba vestido con ornamento verde, barbado, estaba con las manos abiertas de frente al altar”, rememora el padre Lozada.

Recuerda luego cuando a los ocho años tras escuchar las campanas de la iglesia les pidió a sus padres permiso para asistir a la misa. “Me quedé mirando lo que hacía el padre. Cuando regresé a la casa le dije a mi mamá que quería ser sacerdote”.

La voz que escucha el sacristán

Tiempo después en su adolescencia Edwin ya había olvidado la idea de ser sacerdote. Pero sucedió que su padre fue nombrado sacristán e incluso en una ocasión, tenía 14 años recuerda, fue a reemplazar a su padre. “Tenía todo listo, me senté y me quedé mirando hacia el Santísimo y ahí fue que sucedió algo. Es lo que uno llama que escuchó algo, pero sin oír una voz física ni nada, es una cosa de adentro que me dijo: «Tú vas a ser esto». Yo no fui capaz de decir nada, me entró un sentimiento de llorar, pero no quería hacerlo en el templo, entonces empecé a cantar ‘Pescador de hombres’. Respiré profundo y me fui a la sacristía… no dije nada, me quedé callado, era una experiencia para mí”.

Cuando se graduó del colegio se presentó al seminario en San Gil, otro municipio de Santander (Colombia), donde fue admitido y le llegó la carta donde le decían que lo esperaban en febrero. Pero en diciembre se arrepintió y decidió irse a Bucaramanga a buscar trabajo y nuevas experiencias.

Doblemente arrepentido

Al llegar a la ciudad lo contrataron para repartir volantes y el domingo siguiente fue a misa para agradecer a Dios su nuevo trabajo. “Estando en la Eucaristía se repitió la misma escena que había vivido años atrás viendo al Santísimo y entonces yo me quedé sentado pensando”. Regresó a la casa de la familia de la amiga donde se estaba quedando y al día siguiente, lunes, cuando todos esperaban que fuera a trabajar, lo vieron con sus maletas: regresaba al seminario.

Con 18 años entró al seminario y empezó la formación con el ciclo de filosofía. Cuatro años después cuando el programa indicaba que los seminaristas fueran a una parroquia por un año, Edwin volvió a sus dudas y decidió retirarse. Con 23 años se fue a vivir a Bogotá, donde comenzó a trabajar como profesor de filosofía.

Ante el Señor de los Milagros unos años después

Tras seis años en eso, Edwin decidió que era momento de ahorrar para estudiar sicología. Hizo luego el proceso para ingresar a la Fundación Universitaria Konrad Lorenz y le fue tan bien que recibió una beca. Feliz, se fue entonces al Santuario del Señor de los Milagros en Bogotá a dar las gracias. Allí lo aguardaba una sorpresa… “Entré, me senté y empecé a hablar con Dios. Cuando iba saliendo del templo escuché: «¿Tú crees que yo me equivoco?» Me devolví, me senté y empezaron todas las escenas en mi mente. Yo creo que ese fue el momento más grande que he tenido en mi vida. Yo salí de ahí y todo quedó atrás”.

Un amigo sacerdote lo llamó para que lo ayudara en San Juan Bosco de la Verde, en Santander. “Esa para mí fue una señal. Renuncié al colegio, me fui donde el padre, le ayudé y trabajé con él”. Pero entonces otro sacerdote de un pueblo cercano también le pidió ayuda y al poco se trasladó a trabajar con él. Este sacerdote fue quien le guió hasta la que sería su nueva familia, la comunidad de los Misioneros Contemplativos Javerianos Ad-Gentes que tiene su sede en Pereira.

Con la comunidad estuvo en un proceso de tres años, hasta ser ordenado sacerdote el 22 de noviembre de 2013, tenía 35 años. El mismo día de su ordenación fue informado que sería enviado a Italia, para continuar estudios. Sin embargo inesperadamente un sacerdote que por esos días estaba destinado a Nueva York, no pudo concretarlo por cuestiones de salud. Así fue como le cambiaron el destino al padre Edwin. Desde marzo de 2014 es el vicario en la parroquia Our Lady of Fátima, en Brooklyn, New York.

 
Fuente: Nuestra Voz. Periódico Hispano de la Diócesis de Brooklyn

 

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