Amistad y celibato como camino

Gay, católica y llamada al amor

23 de enero de 2015

Una entrevista con la autora Eve Tushnet sobre su nuevo libro, Gay y católica: Aceptando mi sexualidad, buscando comunidad, viviendo mi fe.

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Como hija de dos profesores ateos, Eva Tushnet, que hizo pública su homosexualidad cuando asistía a la escuela media, era poco probable que se convirtiese en católica. Pero le ocurrió y cuenta la historia en su nuevo libro, Gay y católico: Aceptando mi sexualidad, buscando Comunidad, viviendo mi fe (Ave María Press).

En su libro, Tushnet relata cómo durante su primera semana en la Universidad de Yale, decidió pasar algún tiempo "sorprendiendo a los animales del zoológico", es decir, debatir con los miembros de una sociedad conservadora. Pero fue precisamente a través de su participación en esta sociedad de debate y por sus miembros católicos, que se encontró con la Iglesia.

Hoy Eve Tushnet viaja a sus propias periferias. Bloguea en Patheos, y sus escritos han aparecido en el New York Times, el Atlantic, el Weekly Standard, Commonweal, y First Things, entre otros medios de comunicación. El mes pasado ella apareció en la primera plana de la sección Metro del Washington Post. En ese artículo, la periodista Michelle Boorstein describe a Tushnet como "una líder en un pequeño pero creciente movimiento de cristianos homosexuales célibes que les resulta más fácil que antes estar fuera del armario en sus iglesias tradicionales porque son célibes."

La realidad es que Eve hoy vive y promueve que la amistad es una forma de amar que debe ser más valorada en la Iglesia y la sociedad como un camino cierto para personas gay, célibes y católicas. De ello conversa en esta entrevista difundida por Catholic World Report y que Portaluz presenta en español.


Hablemos por un momento sobre el diseño del libro. Una gran cantidad de libros cristianos sobre homosexualidad usan portadas que envían un mensaje deprimente. Los colores son oscuros. Si se representan personas, no se muestran sus rostros. El libro de Melinda Selmys Autenticidad Sexual (Our Sunday Visitor, 2009) rompió precedentes pues aparece el rostro de una mujer. Su libro es diferente. Las características del diseño de la cubierta con un color blanco brillante y de fondo los colores del arco iris. ¿Qué clase de mensaje espera que esta portada envíe a los potenciales lectores?
Eva Tushnet: Yo no decidí el título ni la portada, pero creo que funcionan. Me gustan los colores brillantes, como señalas, y el aire general de apertura sin complejos. Me encanta que el libro de Melinda tenga una cara en la portada, ya que muchos libros cristianos sobre la homosexualidad tienen estas cubiertas realmente con tintes de vergüenza: el hombre mirando hacia abajo con su rostro en la sombra, el hombre sólo visible desde el cuello hasta la cintura, el corazón roto vendado. Tenía muchas ganas de que el libro se sienta concreto, personal y esperanzador.

Su libro contiene el respaldo de gente como Elizabeth Scalia, Robert George, y Brandon Vogt. Tal vez hace una década, las únicas personas que hablaban de la homosexualidad eran los cercanos al tema: gente gay y sus guías espirituales. ¿Cree que más personas están hablando de este tema ahora? ¿No deberían todos los católicos participar en esta discusión, incluso si no están directamente tocados por ella?
Tushnet: Es bueno que los católicos heterosexuales se desafíen a comprender experiencias y necesidades pastorales que pueden ser bastante diferentes de las suyas. Tenemos mucho que aprender unos de otros. He aprendido mucho de mi propia vocación observando a mis amigos heterosexuales casados. Lo más emocionante para mí, sin embargo, es que los mismos cristianos homosexuales estamos siendo más participativos. Estamos llevando a la luz tanto nuestra orientación como nuestro celibato, y ello está transformando la forma en que las iglesias afrontan a los gays. Todo esto era inimaginable cuando me convertí en católica y es tan alentador y fascinante.

A menudo oímos hablar acerca de “la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad”. Algunos se apresuran a responder con una pregunta: ¿Qué enseñanza? ¿Acaso tres párrafos en el Catecismo y una prohibición moral contra la actividad homo-genital constituyen una enseñanza? ¿La iglesia tiene mucho más qué pensar sobre este tema? ¿Podría la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad desarrollarse para aceptar relaciones permanentes, estables, pero no sexuales entre dos homosexuales?
Tushnet: Bueno, la Iglesia hoy no prohíbe el amar o que dos personas del mismo sexo se cuiden. Ella prohíbe las relaciones sexuales entre ellos. Mi libro explora algunas de las formas en que la Iglesia ha valorado el amor entre personas del mismo sexo en el pasado, como los votos de amistad que consolidan hogares. Yo creo que la Iglesia debe redescubrir la amistad como una forma de parentesco; que incluiría a los heterosexuales también, ¡obviamente! También hay personas que exploran las posibilidades de alianzas célibes, que se inspiran en los modelos monásticos, creando una fraternidad, "monasterio de a dos". Si cualquiera de estas posibilidades es una buena posibilidad para una persona gay particular, es una cuestión a definir con sus respectivos directores espirituales. Y como he dicho, se trata de modelos que están disponibles también para las personas heterosexuales.

Algunos indicadores parecen sugerir que la Iglesia ha perdido el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Qué hicimos mal? ¿Cómo podemos replantear la discusión?
Tushnet: Me mantengo alejada de la cuestión del matrimonio gay en el libro a propósito. Lo único que voy a decir al respecto es que persistentemente hemos reducido los tipos de relaciones que consideramos "familia", dignas de valor y honor social. Hoy en día la única manera que usted puede hacer un compromiso público que honre valores con otro adulto es casarse con esa persona. Parte de la razón del por qué  el debate sobre el matrimonio gay es tan acalorado es que las personas homosexuales no perciben ninguna otra manera en que puedan prometer amar y cuidar a otra persona… y dar y recibir un amor comprometido es un anhelo humano básico. Así que una manera en que los católicos podemos "bajar la temperatura", tal vez es honrando otras formas de amor y cuidado. Si las personas conciben la amistad (en celibato) como una forma de parentesco (en algunos casos), que merece el mismo honor social que el matrimonio… ¿Cómo serían nuestras propias vidas de distintas si nos tomásemos más en serio la amistad en celibato como una forma de amor sacrificial, una imagen del amor de Dios por nosotros?

Los que están en las bancas de la misa  a veces soportan el estigma social de ser gay, incluso si son célibes y defienden la enseñanza de la Iglesia. ¿Hay una mejor manera de abordar este tema y a los que están directamente afectados? ¿Cómo nos movemos hacia un día más brillante, por así decirlo?
Tushnet: Ah, sí, gracias por la pregunta. De esto trata el corazón de mi libro. Primero que todo, por supuesto que podemos hacerlo mejor para acoger a las personas homosexuales en la Iglesia. Tengo algunas sugerencias en el apéndice final de mi libro para aquellos que están buscando ideas específicas. Porque el único mensaje que habitualmente las personas gay escuchan de la Iglesia Católica es… "No se puede casar y usted no puede tener relaciones sexuales". Pero lo que deberían estar escuchando, lo que deberíamos decir, es:
"Tú fuiste creado por Dios en el amor, estas llamado a amar y servir a los demás. Tú estás llamado tanto a dar como a recibir amor de Dios y de quienes te rodean. Estás llamado a aumentar la belleza y la ternura en el mundo. Estas son algunas de las muchas maneras en que puedes llevar una vida hermosa y fructífera: la oración, el arte, el servicio a los necesitados, el servicio a tu familia de origen o creando una ‘familia de elección y devota amistad'… Nos comprometemos a caminar contigo y apoyarte en tu vocación, como tú nos apoyas en la nuestra".

 

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