Su fe potenció habilidades

Guardametas "La Araña Azteca", devoto de la Virgen de Guadalupe, tiene vocación de "guerrero santo"

06 de junio de 2014

Oswaldo Sánchez no solo es uno de los guardametas históricos en México, sino además, referente de fe en el Santos Laguna, club deportivo que sostiene una inédita iniciativa pastoral.

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Nació en una familia sencilla de Guadalajara y desde pequeño mostró habilidades con el balón. En sus primeros años Oswaldo Sánchez, siguiendo los pasos de su abuelo, jugaba en el mediocampo. Disputó ligas callejeras y escolares… donde poco a poco los entrenadores descubrieron que su mejor talento era atrapar balones en portería.
 
A los veinte, en 1993, dirigidos por Marcelo Bielsa, debutó con Atlas enfrentando al Veracruz. Sánchez, desde la banca miraba cómo su equipo ganaba ajustadamente por un gol. Quedaban pocos minutos para que concluyera el match cuando el arquero titular recibe un fuerte golpe después de una jugada. De inmediato el técnico le dice a Oswaldo que salga a cancha y, para su desgracia, faltando sólo segundos para el pitazo final, tras un tiro de esquina Veracruz venció su valla… amargo debut. Más tarde tendría su revancha, llegando a destacar de tal forma que sería contratado por el América y luego Chivas de Guadalajara. Así y en particular por sus saltos acrobáticos, se ganaría el apodo de La Araña Azteca.
 
Catequesis y eucaristía en el Santos Laguna
 
Hoy, con 41 años y una nutrida trayectoria, Oswaldo no solamente vive sus últimos años de profesionalismo defendiendo los colores del Santos Laguna, sino que también agradece a Dios por los dones recibidos. Católico practicante, menciona en una entrevista a El Observador que es asiduo a misa dominical y participa en la Parroquia del club azteca, inédita iniciativa pastoral emplazada dentro de las instalaciones deportivas del Santos en la ciudad de Torreón.
 
“Para mi Dios es importantísimo. Sin Él no hay consecuencias de vivir todo lo demás. Soy un creyente total y me siento muy contento, que aquí dentro del propio estadio del Club Santos, tengamos una Iglesia”.
 
Paz en los momentos difíciles
 
Sin grandes frases, pero certero en sus respuestas, Oswaldo relata que aquella fe lo acompañó en los momentos cuando era convocado a los mundiales de Francia 98 y de Corea-Japón 2010. Años más tarde, sería titular en la Copa del Mundo de Alemania 2006. Allí, estando ad portas del debut, tendría la prueba más difícil de su carrera. El padre de Oswaldo sufrió un infarto mortal, horas antes de tomar el avión para ver el primer partido de su hijo.
 
En ese momento Oswaldo recuerda que sus compañeros de selección oraban con él por el alma de su padre y le alentaron para retornar a México, por unas pocas horas, para despedirse de Felipe, el padre. “Lo único que quería era regresar con mi familia. Me preocupaba mamá y mis hermanos. Estaba despedazado”, recuerda.
 
Devoto de la Virgen pues su padre “llevaba a toda la familia cada vez que podía a la basílica de Guadalupe” y sintiendo que ella le sostenía hizo el viaje a México. Todo cuadró, señala, para regresar a jugar el mundial.  
 
Ganador de múltiples balones de oro y premiado como el mejor portero por la Concacaf el 2013, destaca que las claves de su “éxito” son gracia de Dios… “Primero, tener fe en Dios, eso está claro; segundo: a Dios rogando y con el mazo dando. En esta vida nada te llega por casualidad, tienes que trabajar, luchar y sacrificar; tener en claro qué es lo que quieres, pero al mismo tiempo humildad para reconocer tus deficiencias y ser un guerrero santo”.

 

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