Un regalo inesperado

"Hijo de Dios", filmada con explícita presencia del Espíritu Santo y orando a la Virgen María

17 de abril de 2014

Roma Downey productora y actriz que encarna a la Virgen María en "Hijo de Dios", no escatimó esfuerzo para lograr que el proceso fuese una auténtica experiencia íntima con Dios y la Madre del Salvador.

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La decisión de adaptar la exitosa serie de televisión la Biblia, al film Son of God (Hijo de Dios) fue no sólo un acierto de taquilla -en sus primeras semanas de estreno recaudó sobre treinta millones de dólares sólo en Estados Unidos-, sino que ha significado también una instancia transformadora para muchos.
 
Roma Downey, actriz y productora de la cinta nos narra su particular resurrección en la fe mientras rodaba esta película.
 
La infancia de esta mujer transcurrió en Derry, una pequeña ciudad de Irlanda del Norte, narra en entrevista fuente de esta crónica al semanario Catholic Digest. Su familia y las Hermanas de la Misericordia en el colegio, señala, dejaron en ella un sello católico y mariano indeleble. “Crecí con tanto cariño, admiración y amor a la Santísima Virgen -mi segundo nombre es María-... que desde mis diez años, cuando mi propia madre falleció, ella (la Stsma.Virgen) ha sido mi madre. Conversaba con ella a menudo, y todavía lo hago”. También su hermano mayor John fue impactado por la fe… pues es sacerdote, confidencia orgullosa la productora de “Hijo de Dios” que también encarna en la película a la custodia y mediadora de su vida… la Santísima Virgen María.
 
“Tocada” por Dios
 
Sus primeros pasos en la actuación fueron en la adolescencia. La consagración, años después, llegó con un rol protagónico en la serie “Tocados por un Ángel”. Pero el éxito de ser nominada a Emmy y Globo de Oro no la cegó.
 
 “Con mi esposo Mark queríamos crear un proyecto que glorificara a Dios y que fuera un legado de nuestro amor, de nuestra fe hacía Él. Hace un tiempo vimos un documental donde la imagen de Jesús era muy negativa, y –por reacción contraria según señala Roma-… terminó sirviéndonos como inspiración para crear algo positivo”.
 
Así comenzaba a gestarse “Son of God” y también la certeza -en la intimidad de Roma D.- que podría encarnar en la película a la Virgen María: “He amado al Señor toda mi vida, así como he amado a María toda mi vida. ¡Qué privilegio retratarla en pantalla, ponerme en sus zapatos, ver la historia a través de sus ojos, y sentir la historia a través de su corazón!”.
 
Conocedora de la pedagogía que la propia Virgen enseña en los evangelios para hacer la voluntad de Dios, Roma D. se confió por entero a ella: “Me acerqué a la oración, pidiendo que fuera capaz de retratarla de una manera que la hiciera sentir orgullosa”, dice sincera, agregando que al mirar en retrospectiva comprende que estuvo preparándose para esto toda su vida… y actué en la misma forma como lo hacía en las escenas de Tocados por un Ángel: orando. Mi oración es el Ave María y la recuerdo en todo momento, desde que mi padre dormía con su rosario debajo de la almohada cada noche. Cuando él falleció, el rosario me lo dieron a mí y me ha acompañado en el set. Me he asegurado que siempre permanezca junto a mí. De hecho, para Son of God, lo puse alrededor de mi cuello, escondido debajo de mi túnica”.
 
Buscando a Jesús
 
Esta íntima experiencia con Dios a través de la Virgen María, que responde siempre a la oración sincera, también la vivió, dice, cuando estaban buscando quien interpretaría a Jesús. “Estábamos a pocos meses de iniciar las fotos promocionales y aún no teníamos al actor que interpretara el papel de Jesús. Era una búsqueda difícil y encomendamos este deseo a nuestros círculos de oración, y todo el mundo rezó para que diéramos con el Jesús apropiado. Hoy estoy feliz de decir que las oraciones funcionaron muy rápido. En menos de una semana tuvimos la oportunidad de mirar una cinta de la audición de Diogo Morgado. Pedimos reunirnos con él, y supimos de inmediato que era el elegido”.
 
Un vínculo eterno
 
Consciente de que el vínculo entre la Madre y el Hijo fue y es medular según late en los Evangelios, lo enseña el Magisterio, lo testimonia la fe de millones, también en esto puso todo en manos de Dios. “Era importante lograr en el rodaje una relación creíble. Leímos juntos las Sagradas Escrituras y pasamos mucho tiempo dentro y fuera de la pantalla, trabajando para construir la confianza, porque gran parte de la relación se juega sin diálogo. La mayor parte de esa relación maternal se estableció a través del contacto de los ojos y de la conexión de corazón a corazón”.
 
Para Roma D., toda oportunidad que despierte la fe es oportuna y comparte con alegría una experiencia durante el rodaje de la película que califica de intervención extraordinaria de la Gracia. “Sí, fue como si Dios se apareciera en el set y dijese: «Aquí estoy». Estábamos rodando la escena en que Nicodemo se desliza en la quietud de la noche, porque estaba tan intrigado con Jesús. Necesitaba encontrarse con Él. Se juntaron alrededor de una pequeña fogata. Nicodemo le pide a Jesús que le hable sobre lo que significa nacer de nuevo. Jesús le dice: «Tienes que nacer de nuevo en el Espíritu, y el espíritu se mueve como el viento». Entonces, de repente, como si fuera una señal… el viento se levantó y rozó el pelo del actor que interpreta a Jesús y toco la túnica de Nicodemo y silbó por el campo creando tal revuelo que todos quienes estábamos reunidos alrededor del monitor nos miramos con asombro. Podíamos sentir la piel de gallina en los brazos, porque es evidente que algo sobrenatural había ocurrido. Se sentía como si el Espíritu Santo había inyectado su presencia a través del campamento. Fue hermoso”.
 
Con su esposo y todo el equipo Roma dice anhelar que “Hijo de Dios” sea vista por personas no creyentes y así pueda “traer milagros a la vida”, con el auxilio de la Santísima Virgen María… “Ella, que fue una niña elegida para un viaje extraordinario, para dar a luz al Salvador. No sabía todo lo que iba a ocurrir, pero confiaba en Dios y dijo: «Voy a ser la esclava». ¡Y es que María trae gracia a nuestra vida! Cuando estábamos filmando la crucifixión, hubo un momento en que pensé: «¿Cómo puedes estar allí y ver lo que le sucedió a tu Hijo?». No puedo siquiera comenzar a imaginar como madre lo que ella debió haber pasado y sentido. Pero ella se quedó allí hasta el final, estuvo para Él. Mientras que Jesús bajó la mirada amorosamente sobre ella desde la cruz y se aseguró de cuidar de ella. Es tan hermoso ver el flujo de amor entre ellos”.

 
 

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