Inició con un accidente

La inexplicable sanación y visión de Jesús que testimonia la niña Annabelle Beam

08 de abril de 2016

La historia que ha sido llevada este año al cine genera incluso conversiones... Jennifer Gardner, protagonista del filme, titulado "Miracles from Heaven", afirma que participar en la película le ha significado una vuelta a la fe después de décadas.

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Annabelle Beam, a sus nueve años padecía una compleja enfermedad digestiva -pseudo obstrucción intestinal crónica- que además de dolorosa, le dificultaba la ingesta y procesamiento de los alimentos. Pero si eso ya no era suficiente desafío para la pequeña y su familia, un dramático accidente pondría a prueba la fe de todos.

En abril del pasado año 2015 Christy Beam  compartió en la sección de podcast The Church Boys del periódico The Blaze, la extraordinaria experiencia de su hija Annabelle, que ya había registrado en el libro titulado Los milagros del cielo que ahora ha sido llevada además al cine. Muchas vidas se verían transformadas tras el accidente de Annabelle, porque luego de regresar del coma, la niña dice haber conocido a Jesús y visitado el cielo, recuerda Christy.

Al cielo desde el hueco de un árbol

"Annabelle y sus hermanas estaban las tres juntas haciendo lo que disfrutan, que es trepar a los árboles. Subieron y estaban sentadas en una rama conversando, y entonces la rama comenzó  a ceder", narra la madre.

Cuando intentaba ponerse a salvo, Annabelle terminó cayendo de cabeza por un agujero en el tronco del mismo árbol, que tenía nueve metros de profundidad. Pero en ese momento la familia no sabía del hueco en el árbol, ni dónde había quedado atrapada la niña. Al llegar sus otras hijas frenéticas a la casa explicando lo sucedido Christy pensó, dice, que Annabelle “al subir se había quedado atascada y sólo necesitaba ayuda para bajar del árbol". Pero la gravedad de los hechos se haría evidente al llegar los bomberos y equipos de rescate que tardaron horas hasta lograr alcanzar y extraer con poleas y cuerdas el cuerpo de Annabelle atrapado en el hueco del árbol.

En ese trance Christy no podía dejar de suplicar: «¡No te la lleves Dios!», recordando lo que su propia hija de nueve años le había dicho algunos días antes…" que ella quería morir e ir al cielo y vivir con Jesús, donde no hay más dolor, porque el dolor que sentía debido a sus trastornos (de salud) era tan intenso que estaba cansada de vivir esa vida".

Tras el rescate la niña fue llevada a un hospital local donde constataron con alegría y sorpresa, que no tenía lesiones graves. Pero la dejaron allí en observación durante toda la noche. "Al día siguiente, después de que la dieron de  alta en el hospital -recuerda Christy-... íbamos en el coche por la carretera cuando de repente ella se volvió hacia mí y comenzó a decirme: «Mamita, yo fui al cielo cuando estaba en ese árbol»". Al escucharla lo primero que pensó, dice Christy, es que su hija seguramente por el duro golpe en la cabeza imaginaba o quizás había soñado aquello, «porque ¿de qué si no estaba hablando?», reflexionó.


 
El encuentro y la promesa de Jesús

Pero su hija continuó narrando en detalle la experiencia y mencionando no sólo a Jesús, sino a su bisabuela –quien dijo se veía bastante más joven allí en el cielo-; esto hizo que Christy  prestara toda su atención…  "Dice que se sentó en el regazo de Jesús y que conversaban; que Él le dijo que los bomberos la sacarían… «y cuando salgas ya no habrá nada de malo en ti»". Luego la niña, recuerda Christy, le mencionó otras palabras que Jesús le dijo con cariño en ese instante…  "(Jesús dijo): «Yo voy a enviar un ángel guardián para que ilumine el árbol y se quede contigo»". Annabelle le narró luego a su madre que en ese instante le pidió a Jesús si podía quedarse en el cielo, pues allí no sentía ningún dolor... "Pero Jesús me dijo: «Anna sé que deseas permanecer aquí, pero tengo planes para ti en la Tierra que no puedes cumplir estando en el cielo»”.

No pasó mucho tiempo después de esas palabras -prosiguió contando Annabelle a su madre- cuando de pronto se dio cuenta que estaba de vuelta en el interior del árbol, y ella vio que había una fuente de luz que creía provenía de un ángel. Esa luz en el interior del profundo y oscuro hueco del árbol –dijo a su madre- le había ayudado a encontrar las cuerdas que los bomberos habían descolgado.
 
Conociendo a su hermanita en el cielo

A Christy el relato le parecía muy extraño, pero comenzó a creer que decía la verdad cuando Annabelle mencionó que en el cielo vio a una niña pequeña y que Dios le dijo era su hermana…"Yo tuve dos abortos involuntarios, y en uno de ellos había vida humana en desarrollo", cuenta Christy, precisando que en uno de los embarazos el óvulo fertilizado no se había desarrollado, según le señalaron los médicos.

Christy agrega que en una ocasión les había mencionado a sus hijas esto de los dos abortos involuntarios que había tenido, pero sin entrar en más detalles. "Cuando Annabelle me habló (de su estancia en el cielo) dijo: «Yo vi a una niña en el cielo mamá, y ella se parecía a ti...» y agregó: «Yo conocía ese rostro y le pedí a Dios me dijera quien era esa niña y dijo: 'Anna, ella es tu hermana»".

Christy Beam sabía era imposible  que Annabelle hubiera conocido por nadie los detalles de sus dos abortos y entonces concluyó que además, si se trataba de mentir habría dicho que vio dos niñas en el cielo y no solo a una. “En ese momento supe que esto era real, que sucedió”… y no pudo, agrega, decir nada ante su hija en ese instante.

Pero no sólo la narración de Annabelle sobre su hermanita en el cielo sería lo único extraordinario. Tras el accidente, Christy Beam vería como su hija ya no volvió a presentar síntomas del trastorno digestivo y dejó de necesitar los medicamentos que requería cada día. "Su vida es diferente y todo el mundo lo ve", confirma Christy. Se cumplía así lo que la propia niña testimonia haberle escuchado decir a Jesús: «…Cuando salgas ya no habrá nada de malo en ti».



 

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