Problemas por el uso de anticonceptivos

Los Ricard redescubren la sexualidad en el matrimonio "de acuerdo a Dios"

18 de noviembre de 2016

Frank y Jennifer Ricard apostaron por un camino que los llevó a vivir una transformación radical en su vida matrimonial. Hoy, invitan a otras parejas a vivir sin temores la alegría de ser familia.

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El Catecismo de la Iglesia Católica describe la gracia como el "auxilio gratuito y desmerecido que Dios nos da para responder a su llamado de ser hechos hijos de Dios". Jennifer Ricard y su esposo, Frank, vivenciaron aquella ayuda gratuita en una época de incertidumbres. La experiencia de Dios les puso en viaje… hacia el sentido del ser pareja.
 
Jennifer y Frank se conocieron cuando eran jóvenes. Ambos trabajaban en el mismo lugar y fue poco tiempo después de haber egresado de la universidad que tuvieron su primera cita.  
 
Sin Dios se pierde el rumbo
 
Se casaron y tuvieron cinco hijos, casi uno detrás de otro. “Debido al tamaño de nuestra familia, la gente a menudo asumía que éramos «buenos católicos», pensando que siempre habíamos aceptado la enseñanza de la Iglesia que prohíbe la anticoncepción. En nuestro caso esa suposición era errónea. Habíamos usado anticonceptivos a pesar de que el sacerdote que nos preparó para el matrimonio nos enseñó las enseñanzas de la Iglesia. Dejamos de usar la anticoncepción sólo para tener a nuestro primer bebé, Emily. Hicimos lo mismo para nuestro segundo hijo, Madeline, y nuestro tercer hijo, Sam”.
 
Después de que Sam nació, Frank y Jennifer se involucraron en la pastoral juvenil de su diócesis (Cleveland, Estados Unidos). Esto les llevó a cuestionar su propia conducta anticonceptiva. “Si teníamos que explicar las enseñanzas de la Iglesia sobre la castidad, concluí que debíamos seguir las enseñanzas nosotros mismos. Rápidamente busqué libros de Planificación Familiar Natural (PFN) y me inscribí en las clases de mi diócesis. Sin embargo, antes de que  las clases comenzaran, le eché un vistazo al libro y comencé a rastrear mi ciclo menstrual en un calendario. Una noche romántica poco después de eso, sin considerar el calendario, concebimos nuestros gemelos, Caroline y Sophia”.
 
El miedo que engaña
 
Pero cinco bebés en el lapso de seis años era un trabajo abrumador y temiendo quedar de nuevo embarazada, Jennifer volvió a desestimar el método de Planificación Familiar Natural y regresó al consumo de píldoras anticonceptivas diarias. 
 
Sin embargo la decisión tendría consecuencias que ella comenta así: “Durante esos años que use anticonceptivos, perdí el deseo sexual por mi marido. El sexo se convirtió en una cosa más que tenía que hacer para alguien. Además, Frank y yo comenzamos a pelear sobre el sexo. No hay necesidad de decir que esto era molesto. Yo amaba a mi marido y a menudo oraba para que Dios nos ayudara”.
 
En medio de esta crisis un nuevo párroco llegó a sus vidas. Con cada examen de conciencia al prepararles para el Sacramento de la Reconciliación, él se las ingeniaba para sacar el tema de la anticoncepción. Jennifer se resistía… “Yo descartaba de inmediato el tema. «Esa enseñanza no se aplica a nosotros», pensé, «tenemos cinco niños». Y, sin embargo, los comentarios de este nuevo sacerdote se mantuvieron conmigo y mi corazón se mantuvo inquieto”.
 
Un sacerdote fiel, es canal de la Gracia
 

 
“El punto de inflexión para mí sucedió después de una conversación acerca de la esterilización. Uno de nuestros amigos había sido esterilizado y me preguntó cuándo Frank se haría «la vasectomía». Sin perder un latido dije «tal vez para mi cumpleaños». El hecho de que pensara tan fácilmente en la esterilización me llevó a reflexionar…”.
 
Tan pronto como pensó en sus palabras, se preguntó por qué no estaban abiertos a la posibilidad de tener otro hijo. “Me encontré ofreciendo simples plegarias pidiendo a Dios que nos ayudara. Fue la primera vez que le pedí a Dios que nos guiara respecto a nuestra fertilidad. Desde ese simple paso, Dios comenzó a enviarnos signos a través de nuestros vecinos, familias y amigos”.
 
Luego habló con su nuevo párroco respecto a las preocupaciones. Él le regaló un disco y unos libros para aprender más sobre la enseñanza de la iglesia. Al mismo tiempo, seguía recibiendo signos sobre tener un sexto hijo. “Por ejemplo, una vez, cuando estábamos cenando fuera felicité a una mujer sobre el comportamiento de sus cinco hijos. Ella me agradeció y me dijo que su sexto hijo estaba en la universidad. En una reunión en la parroquia vi a una antigua amiga quien me dijo que pensaba que yo tenía un nuevo bebe. Ella no sabía que lo estábamos discerniendo. Compartí estas experiencias con nuestro nuevo párroco y le pregunté si eran signos de Dios. Él me dijo que si lo eran no dejarían de seguir viniendo. Las palabras del párroco no pudieron ser más verdaderas”.
 
Amando sin temor
 
Finalmente los Ricard comenzaron a usar la PNF y a revivir la alegría de amarse… “Me sentí tan cuidada, sentí la ternura que no había sentido en mucho tiempo. Me gustaba que Frank estuviera aprendiendo sobre mi cuerpo. Fue útil que él supiera cuándo yo estaba en mi ciclo, especialmente durante los días difíciles. Entendí este amor y aceptación total en un modo más profundo”.
 
Finalmente buscaron su sexto hijo y nación Thomas Anthony. Hasta hoy ambos comparten su testimonio en torno al método de Planificación Familiar Natural en las parroquias, además de enseñar la Teología del Cuerpo a los más jóvenes de las comunidades cristianas en Hudson, Ohio. “Vemos que en nuestra vida de casados siempre hemos tenido la oportunidad de amar como Dios ama. Por supuesto, Dios nos provee de su gracia, y debemos decidir participar con Él. Soy una convencida que el vivir la sexualidad en el matrimonio «de acuerdo a Dios», incide en todo. La unión marital son los votos matrimoniales hecho carne y cada encuentro sexual es una renovación de esos votos. Solo la unión centrada en Dios y en su voluntad en nuestras vidas puede verdaderamente satisfacer el deseo de nuestro corazón”.


 

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