Rumanía no introducirá en su ordenamiento jurídico las uniones civiles como el AVP chileno, a pesar de las presiones de la Unión Europea. Todo comenzó a principios de marzo, cuando el grupo de derechos humanos de la comunidad Lesbiana Gay Bisexual y Transexual (LGBT) del Parlamento Europeo, envió una carta a los legisladores rumanos firmada por Michael Chasman y Urlike Lunacek, pidiendo que adaptasen su legislación a la de otros países europeos. Sin embargo, el Comité Judicial de la Cámara rechazó el proyecto de ley resultante –muy similar al AVP chileno-, que ya había sido rechazado incluso por el Senado con una mayoría de 105 votos contra 2.
Contra las intenciones de los seguidores de la ideología de género y del lobby gay, para sorpresa de muchos, lucharon juntos socialistas y demócrata cristianos. Daniel Florea, miembro del Partido Social Demócrata, declaró en la televisión nacional que en su opinión la intención real del movimiento LGBT no es la legislación que demandan sino instaurar…"Su preferencia que beneficia su negocio".
Y agregó: "Creo que ya hemos tenido suficiente de la experiencia dañina de cincuenta años de comunismo, en el que se impusieron sobre nosotros las leyes por la fuerza, sin tener en cuenta la identidad rumana. No hay necesidad de traumatizar a otras generaciones en el nombre de algún progreso ilusorio realizado a través de recetas extranjeras que promueven la destrucción de la familia y de-construyen la conducta humana, eliminando los pilares necesarios para su cumplimiento".