El apostolado Courage fundado hace 36 años por el sacerdote John Harvey en New York, para acoger y acompañar espiritualmente a católicos que sienten atracción por personas de su mismo sexo, hoy marca sólida presencia pastoral en la Iglesia. Ya son más de 120 los grupos distribuidos en países de América, Europa y Oceanía. Cientos de hombres y mujeres que siendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales… han encontrado en Courage un camino para vivir su fe.En Brasil este Apostolado comenzó el 2011 con dos comunidades, una en Río de Janeiro y otra en Sao Paulo. A comienzos de este mes el diario Extra de la red de noticias “Globo” publicó una entrevista a Maurício Marcos, uno de los líderes de Courage-Brasil.
Maurício, quien alguna vez fue monje de vida contemplativa conoció más tarde el fragor de las “noches gay” en el país de la Samba y el profundo dilema espiritual que su realidad homosexual le causaba siendo un hombre que, por su fe y trayectoria católica, buscaba sin cesar estar en paz con Dios, en todo. En ese momento existencial vital, allí donde en su intimidad trascendente las luces festivas de la publicidad gay no lograban aplacar su dolor y soledad, logró encontrar un camino…
¿Qué es esto del Apostolado Courage?
Un grupo de apoyo espiritual para personas que se sienten atraídos por personas del mismo sexo y que desean vivir en castidad, como enseña la Iglesia Católica.
¿Cómo funciona en la práctica?
Es como una tercera vía para estas personas. Una vía propone “salir del armario” y tener un compañero (a). Otros se esconden, no hablan de ello con nadie, y tal vez incluso asumen un matrimonio con una persona del otro sexo, doblegando su otro lado. Pero hay un tercer camino: se siente la atracción, pero aprendes a vivir con ella y a tener una vida católica adecuada.
¿No hay acaso conflicto entre ser católico y sentir atracción por el mismo sexo?
La Iglesia entiende esta atracción como una inclinación desordenada. Lo natural sería la atracción por el sexo opuesto. Pero la inclinación, el deseo, no es un pecado. El acto errado es si te entregas a esa inclinación. La Iglesia ha definido un Magisterio sobre esto: las relaciones sexuales tienen que darse dentro del matrimonio y estar abiertas a la vida. Una persona puede aprender a controlarse y no ceder a esta inclinación. Muchos no saben cómo manejar la situación. Pero la llamada de Cristo a la santidad es para todos.
¿Cuáles son los desafíos que plantean?
…Castidad, Vida Espiritual… Son cinco objetivos. Entre ellos, desarrollar buenas amistades y cultivar un espíritu de fraternidad. Esto es importante tanto para el presente, como en el futuro, para que la persona no esté sola. Muchos se aíslan por los prejuicios. También el dar testimonio… que se es capaz de tener amistades normales con hombres y mujeres, que no son extraterrestres.
¿El grupo enfrenta resistencias?
A veces piensan que somos un grupo de terapia. No lo somos. Muchos vienen de vuelta de una cura. No ofrecemos ninguna cura. No somos ex-gays. De hecho una persona puede tener una vida plena, católica, en castidad, incluso si continua sintiendo atracción por personas del mismo sexo. Por otro lado, hay personas que piensan que nos separamos de la doctrina católica. Estos piensan que somos un grupo que promueve, gay-friendly o inclusivos. Pero no defendemos el matrimonio entre personas del mismo sexo. También están aquellos que no saben tratar la cuestión de la homosexualidad, que están mal informados. Estos creen que es no tener vergüenza o una cuestión de elección. Son ideas erradas con las que tenemos que trabajar.
¿Cuándo se enteró de que sentía atracción por el mismo sexo?
En la adolescencia. Yo ya participaba en la Iglesia, pero estaba en conflicto interior. Siempre me vi como un hombre, pero con atracción hacia otros hombres, y no entendía. Sufrí mucho acoso en la vida; porque nunca tuve novia, nunca fui bueno en los deportes y era muy aficionado al estudio, era un nerd. Siempre me ponían apodos como cervatillo, marica. Yo no entendía qué estaba pasando, nadie me explicó y tenía miedo. A los 16 años, me convertí y descubrí la vida católica, con toda su riqueza, pero mi conflicto interno continuó. Hasta entonces no había tenido contacto sexual con nadie.
¿Cómo encontró a Courage?Hasta los 20 años tuve una vida laica y luego ingresé a la vida religiosa. Viví en un monasterio desde los 20 a los 24 años. Luego me retiré y, un año más tarde, mi madre murió. Perdí el rumbo. Me afectó psicológicamente y empecé a sentir una gran ausencia. Siempre digo que la atracción es más una cuestión afectiva y emocional, que después se sexualiza. Esa sensación de ausencia fue creciendo. Me alejé de la iglesia poco a poco y empecé a llevar un estilo de vida homosexual a partir de los 27 años. Tuve encuentros sexuales y relaciones. Incluso después de haber conocido y haberme vinculado con buenas personas yo no estaba feliz, eso nunca me hizo pleno. Yo continuaba en búsqueda, sin saber qué buscaba. Hasta que llegó un momento en que tras terminar mi última relación de pareja, regresé a la iglesia. Pero continuaba en mí una pregunta: "¿Por qué Dios me hizo así?". Buscando en Google terminé encontrando a Courage Internacional el 2008. Pero fue el 2011 cuando comencé a participar en el grupo de Sao Paulo.
¿Qué opinas de como enfrenta Papa Francisco el tema?
La palabra de Papa Francisco es muy buena para que la gente entienda que es preciso acoger, ir tras las ovejas perdidas. Pero como el Papa está muy de moda, a veces las personas interpretan sus palabras de forma errónea. El Papa es católico y sus palabras deben ser entendidas de manera católica. Bienvenidos todos, sí. Pero no todo. Sólo se puede acoger algo dentro de la enseñanza de la Iglesia, de la verdad que Cristo nos enseñó. La diferenciación sexual es algo querido por Dios, como la complementariedad de los dos sexos, abiertos a la vida.
Para personas que requieran participar de Courage, pueden buscar su grupo más cercano en el mapa interactivo de la página oficial de la organización pulsando aquí.