Luchando por la vida

Mi madre acaba de morir de cáncer al cerebro. Ella rechazó el suicidio asistido

09 de octubre de 2015

El legado de esa madre, ya fallecida, permanece en este testimonio de su hija y algunos videos que miles ya han visto en YouTube

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Mary Karner es una enfermera que trabaja actualmente en un Centro de emergencias de Connecticut, Estados Unidos. En su labor es regular estar ante el misterio de la muerte.  Practicar RCP para bombear la sangre al corazón de un niño o ser ágil y eficiente al administrar la medicina que salvará a un paciente que está padeciendo un derrame cerebral, son momentos críticos de su labor profesional, cuenta la especialista, en una columna que ha publicado en el portal The Federalist.

“He sostenido la mano de pacientes, cuando daban su último aliento y abrazado luego a los miembros de la familia”, agrega, diciendo con ello que pensaba lo había visto todo… “Pero la semana pasada, mi mamá murió. Ella tenía un tumor cerebral del tipo glioblastoma, maligno”, escribe esta enfermera.

Cuando su madre recibió el diagnóstico, esta hija sabía todo sobre aquél tumor, había acompañado pacientes que lo padecían, sabía lo que sucedería y no estaba preparada para la partida de su madre.

 Maggie Karner falleció la semana pasada. a la edad de 52 años.“Textualmente ella era alguien impresionante… No me crean a mí, pueden poner su nombre en Google”, escribe su emocionada hija.

Lo que hace particular a la doctora Maggie Karner, a los ojos de miles en el mundo que han visto sus videos en You Tube y también ante su hija, es una sabiduría que la humanidad ha conservado por miles de años y que Maggie defendió y promovió

"La muerte es dolorosa… sin embargo, como cristiana, con un Salvador que me ama y me redimió de un mundo moribundo, creo tener un llamado superior. Dios quiere que esté cómoda con mi dependencia de Él y de los demás… en cuanto a mi experiencia con el cáncer, las circunstancias que estén fuera de mi control no son lo peor que me puede pasar. Lo peor sería perder la fe, negándome a confiar en que Dios tiene un propósito para mi vida y tratando de agarrar en mis manos el control".

Precisamente esa ilusión de “tener el control” y “falsa misericordia” es lo que Papa Francisco ha venido denunciando cuando advierte sobre unos de los peores frutos de la cultura de la muerte: la eutanasia… que se decora bajo el nombre de “muerte digna”, suicidio asistido.

Pero Maggie no se dejó engañar. Puedes escucharla a ella misma en su legado:


 
 Hoy, su hija Mary recuerda que su madre “nunca dejó de luchar por la vida”. Ella denunció, agrega, a quienes promueven el suicidio asistidos preguntándose: "¿Cuánto tiempo pasará antes de que el derecho a morir rápidamente se convirtiera en el deber de morir? ¿Qué significa esto para todos los que son ancianos o discapacitados, o simplemente aquellos que se preguntan si serán considerados una carga para la familia?”.

Mary no oculta lo doloroso y compleja que es una enfermedad terminal, también para quienes acompañan al enfermo. “Pero aunque me robó a mi madre y a las de tantos otros, me dio algo que no se puede describir…, la oportunidad de servirla. Con mi familia la atendimos cuando ella ya no podía cuidar de sí misma. Fuimos su brazo izquierdo, cuando se le paralizó. Y durante el último mes de su vida, aunque ya no era la misma, por estar ​​muchas veces confusa… ¡Pero podía reír! Incluso hasta el día antes de morir. Nos reímos de las gaviotas que ella creía que eran drones. Nos reímos de lo mucho que amaba el chocolate y el McFlurry de McDonald. Nos reímos sobre todas las cosas estúpidas que hice cuando era niña. Y luego, cuando ya no podía reír, le cantamos y oramos con ella”.

Al finalizar este testimonio, María recuerda las palabras que su madre escribió en el periódico  Hartford Courant: "Mi cerebro puede ser canceroso, pero todavía tengo mucho que aportar a la sociedad como mujer, esposa y madre, si mi familia, todos los días, aprende el valor de cuidarme en mis últimos días, con dignidad y compasión".

Esas palabras, agrega, se han cumplido…”El mayor honor de mi vida fue cuidar a mi madre en sus últimos días. Espero y rezo para que su legado inspire a los votantes para apoyar a quienes eligen exprimir la vida hasta la última gota que debe dar. Apoyando así lugares y programas de cuidados paliativos que den verdadero sentido a la llamada muerte con dignidad".

 


 
 

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