Campaña de ayuda a los refugiados

Navidad en Irak y Siria: "Un terrorista de ISIS puso una espada en mi cuello, pero me negué a rechazar mi fe"

19 de diciembre de 2014

Los refugiados prefieren morir antes que renunciar a su fe cristiana. Tú puedes ayudarlos donando oración o dinero a la Campaña de AIN.

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Las cifras, las imágenes, las declaraciones de líderes mundiales y especialmente los testimonios como el de Khiria que puedes conocer más adelante en este artículo, hablan de genocidio, martirio, pero también refieren la esperanza de quienes han logrado permanecer con vida allí donde los cristianos son perseguidos.

Según el último Informe sobre libertad religiosa presentado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) hace poco más de un mes, tres de cada cuatro personas que son perseguidas en el mundo por causas religiosas son cristianos. Pero pasa un mes tras otro y pareciera que nadie hace nada efectivo… y el Papa semana tras semana clama por ayuda:

“Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos…” (Papa Francisco al Parlamento Europeo. Estrasburgo. Noviembre 2014)

Ayuda a la Iglesia Necesitada se ha hecho eco del dolor de millones e invita en esta Navidad a solidarizar con la campaña “Yo también soy cristiano de Irak”, para financiar proyectos por un total de 1,5 millones de euros en este país y así sostener a los miles de refugiados. Puedes donar oraciones y dinero desde cualesquier lugar del mundo pulsando sobre la imagen:
 




La verdad de los refugiados




















Refugiada iraquí Khiria Al-Kas Isaac (Foto gentileza de Sahar Mansour desde Ankawa, Irak)


La historia de Khiria Al-Kas Isaac, una mujer iraquí, cristiana, fue conocida a través de la agencia de noticias CNS y permite comprender a cabalidad el por qué de la campaña de AIN. Los momentos en que desafió a terroristas de ISIS nos habla del sentido que para los creyentes tiene la Navidad… la fuerza de la fe que se sostiene en el amor a Cristo.

Khiria a sus 54 años, es una más de un número creciente de refugiados cristianos que lograron llegar al territorio fronterizo controlado por los kurdos. Sahar Mansour, una refugiada que huyó en junio de Mosul, ha estado en este tiempo haciendo de periodista para la agencia CNS… ella fotografió a Khiria (imagen arriba) en el campo de refugiados de Ankawa cerca de Arbil y registró su testimonio, que Portaluz ofrece en español:

"Entre lágrimas  Khiria recordó el inicio de su calvario, cuando con su esposo, Mufeed Wadee 'Tobiya, despertaron la mañana del 7 de agosto con los combatientes de ISIS por todos los rincones de Qaraqosh. Desde el primer momento los combatientes -"que hablaban diferentes lenguas"- comenzaron a decirles que si no se convertían al Islam serían decapitados. Cuando ella junto a otras 46 mujeres se negaron, fueron separadas de sus familias… las azotaron y golpearon en varios momentos durante diez días, repitiéndoles que renunciaran a su fe en Cristo.

Desde el primer momento y al llegar su turno de ser golpeada mientras la arengaban a renegar de su fe  "yo les respondía [a los terroristas]: «Nací cristiana y si esto me lleva a la muerte, prefiero morir como una cristiana»", cuenta la anciana mujer.

Como para dar mayor énfasis a sus palabras, esta valiente cristiana dice Sahar, le repite a viva voz el texto del Evangelio de San Mateo capítulo 10 versículo 33: "Jesús dijo: «El que me negare delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos»”.

Luego le contó que las mujeres a menudo se abrazaban unas a otras como un grupo y así eran azotadas, viendo no sólo cómo sufrían por la golpiza sino que ninguna de ellas capitulaba a pesar de esas y otras graves crueldades que soportaban. "Todas llorábamos pero nos negamos a convertirnos", dice Khiria.

Recuerda que un día mientras un terrorista de ISIS la golpeaba en la espalda le dijo que la azotaría con más fuerza para que "le duela más" a menos que se convirtiera en una musulmán. Entonces, cuenta Khiria que le respondió: "Yo soy una mujer vieja [y] enferma. No puedo tener hijas o hijos que aumenten el número de musulmanes o seguidores tuyos, ¿cuál es el beneficio de que yo me convierta?”…

El 10º día reunieron a todas las mujeres y un terrorista "puso su espada en mi cuello delante de todas las demás y me dijo: Conviértete o muere". Khiria, serena, le respondió: "Soy feliz de ser una mártir". En ese momento los terroristas se aplacaron, le robaron todas sus posesiones -incluido el dinero que había ahorrado para una operación de riñón-, y la llevaron cerca del territorio kurdo, donde la pusieron en libertad el 04 de septiembre junto con su esposo y otras dos mujeres. A Khiria lo único que le importaba era que no había sido doblegada… “Me negué a rechazar mi fe” dice ella misma. Todas sus posesiones, su vida cotidiana se la robaron, pero tiene la fe en Cristo... su único y mejor tesoro.

Los siguientes días otras catorce personas, hombres y mujeres, fueron también expulsados de Qaraqosh. No se sabe qué ha pasado con los restantes cristianos."
 

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