Defendió la vida de su bebé

"No elegí ser violada y, definitivamente, no opté por quedar embarazada"

27 de noviembre de 2015

La idea de que tendría los mismos genes de su violador le alteraba. "¿Iba a nacer otro violador? ¿Estaba haciendo más daño que bien con darle vida?".

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Como la mayoría de las mujeres que han quedado embarazadas tras haber sido violadas -según señala un estudio del Instituto Elliot que se puede consultar al final-, Rebekah Berg decidió no abortar.

Ella es así una testigo más que denuncia las mentiras de quienes alientan el aborto. Es Rebekah quien hoy denuncia: La mentira es decir que la mayoría de las mujeres embarazadas por violación quieren abortar, que el aborto es una solución y en consecuencia un derecho.

Su historia está registrada en Courageous, libro de Kristan Hawkins que presenta los perfiles de jóvenes activistas defensoras de la vida y su lucha por los derechos humanos del no nacido. Todas ellas fueron víctimas, pero rechazaron el discurso ideológico en boga que las convertiría en victimarias de sus propios hijos.
 
Derrotando la violencia, el dolor y la muerte
 
Rebekah Berg nació en Morgantown, (West Virginia, U.S.A.) y recibió una formación familiar de valores cristianos, trabajando incluso a tiempo parcial como asistente en la organización pro-vida West Virginians for Life. Al terminar la secundaria se alejó de aquél ambiente familiar protector para ir a la universidad, en Missouri.

Fue durante su primer año, al poco tiempo de llegar, cuando fue violada por un amigo. El miedo a su agresor era tal que guardó silencio y pasarían aún varias semanas antes de atreverse a contar lo sucedido para buscar ayuda e iniciar el justo proceso de reparación y sanación al abrigo de su familia y las leyes.

Seis semanas después de la traumática experiencia, Rebekah descubrió que estaba embarazada y a pesar de la enorme presión que recibió para abortar, defendió la vida de su bebé. La brutalidad de su agresor –a quien hasta ese instante aún no había denunciado- reapareció cuando se enteró que ella esperaba un bebé. La presionó para que abortase e incluso, cuando ella se negó, intentó agredirla físicamente para forzar el aborto. Pero fracasó en su intento. 

No era fácil enfrentar una licenciatura como madre soltera, pero ella completaría en la Universidad de West Virginia Occidental su carrera de Fisiología del deporte, con mención en terapia acuática.

Al principio, dice Rebekah, pensaba que daría al bebé a otra familia en adopción. Pero a medida que avanzó el embarazo se sintió vitalmente unida a esta vida diminuta en su vientre y decidió criarlo ella misma. Su familia se sorprendió por la decisión. Ella también tenía sus dudas: "Yo no sabía cómo sería él".

Los miedos se derrumban amando
 
Como en otros embarazos complejos, ella y su familia necesitaron apoyo, no fue simple el proceso. Se inquietaban por ejemplo pensando si cuando mirasen la cara del bebé verían al violador y Rebekah recordaría el trauma. Pero la verdad sería otra…  "Después de que él nació, lanzamos todas esas interrogantes por la ventana... fue amor a primera vista, desde el momento en que nació, lo que él ha traído a nuestra familia", declara la feliz madre.

También la idea de que tendría los mismos genes de su violador alteraba en ocasiones su alma. “¿Iba a nacer otro violador? ¿Estaba haciendo más daño que bien con darle vida?”.  Sería su propio hijo al nacer, dice, quien con “su espíritu gentil y amoroso con los demás confirmaría que no existe un gen violador".

Cuando mira los ojos de su hijo, dice Rebekah, sólo tiene amor para él y reconoce que le ha amado desde que se lo colocaron en el pecho luego de darlo a luz.

“Desde luego -agrega al finalizar su testimonio-, no elegí ser violada y, definitivamente, no opté por quedar embarazada. No más de lo que mi hijo pudo decidir el ser concebido. Yo no tenía derecho a quitarle la vida a causa de la horrible situación que viví”.

Rebeca se casó y hoy es madre de tres hijos.
 
El poder de la maternidad
 
La de Rebekah no es una historia aislada. En una carta abierta al Congreso de Estados Unidos, 38 mujeres que fueron violadas y quedaron embarazadas escribieron:

"Nuestras experiencias son variadas. Muchas de nosotras llevamos nuestros embarazos a término. Algunas estamos criando a nuestros hijos, mientras que otras pusimos los bebés en hogares adoptivos. Algunas de nostras abortamos. En muchos casos, nos sentimos presionados al aborto por familiares, trabajadores sociales o médicos que insistían en que el aborto era la "mejor" solución. Para muchas mujeres el aborto provoca un trauma físico y emocional igual o superior al trauma del asalto sexual que se suponía nuestros abortos iban a 'sanar' ". (ref. 1)


El Instituto Elliot que atiende el trauma post aborto en Estados Unidos encuestó a 192 mujeres que concibieron durante una violación o incesto… (ref. 2)
 
  • De esas víctimas, el 70% llevó hasta el nacimiento a su bebé, decidiendo criarlo o entregándolo en adopción.
  • El 29% decidió abortar.
  • El 1,5% padeció un aborto involuntario.
  • Un 43% de estas mujeres dijeron que se sentían presionadas al aborto por trabajadores de la salud o familiares.
  • El 78% de las que abortaron dice lamentar lo que hicieron y que es un error presentar el aborto como una solución.
  •  
  • Ninguna de las mujeres que dieron a luz, dijo que lamentaba su decisión.

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