Para dar testimonio de Dios

Pietro, el niño salvado por un milagro, que permitió beatificar a los padres de Santa Teresa de Lisieux

25 de septiembre de 2015

A las pocas horas de nacido, los médicos diagnosticaron que Pietro estaba condenado a morir. En ese crítico instante, un sacerdote entregó al matrimonio Schilirò una imagen de Louis y Zéile Martín, padres de la santa francesa. Bastó que pasaran algunos días para que aconteciera lo extraordinario.

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La mañana del 25 de mayo de 2002, el quinto hijo de la familia Schilirò llegaba al mundo en el hospital italiano Saint-Gérard de Monza. La alegría del nacimiento, sin embargo, se diluyó en instantes cuando el pequeño debió ser trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos con una  insuficiencia respiratoria… debido a un ‘Síndrome de aspiración de meconio’.
 
Adèle y Valter, los padres del pequeño esperaban que todo se solucionara en el espacio de unos pocos días. Pero, aunque en la mayoría de los casos el tratamiento oportuno permite una recuperación de los bebés, en esta ocasión el daño había sido de tal magnitud, que solo Dios podría variar el fatal pronóstico médico. “Esto nos recordó que teníamos un Padre bueno -expresó más tarde Adèle-. Podíamos atrevernos a pedir que Pietro se curara. Sin pretender que el Señor hiciese lo que deseábamos, pero seguros de que podía hacerlo”.
 
En esas horas de angustia se comunicaron con el carmelita Antonio Sangalli para que bautizara al pequeño Pietro. El sacerdote, que era amigo de la familia, acompañó diariamente a los sufrientes padres y les dio una estampita con la fotografía de dos personas, que en su reverso tenía una pequeña oración. «Son Louis y Zéile Martín, padres de santa Teresa de Lisieux. Récenles, ellos perdieron a cuatro niños y pueden ayudarles en su sufrimiento», fueron las palabras del sacerdote recuerda Valter.  
 
Tras el bautismo,  el doctor Stefano Farina se acercó a los padres y les solicitó a los padres autorizar una biopsia a los pulmones del pequeño Pedro, pues, el equipo médico advertía algo más grave. Más tarde concluyeron que el examen macroscópico auguraba malas condiciones y se hablaba de una malformación congénita debido a una insuficiente maduración pulmonar. Uno de los médicos advirtió a la familia Schilirò que no había solución desde el punto de vista científico, y que se extraerían muestras post mortem al recién nacido para los exámenes futuros. Con este escenario, Adèle y Valter, pidieron a Dios sin vacilación: «Pongamos entonces nuestra esperanza en el Señor. Pidamos la curación de Pietro por intercesión de los esposos Martín».
 
Muchos se unen a la plegaria
 
Mientras los pulmones del niño apenas se sostenían gracias a la ventilación mecánica, los padres comenzaron un boca a boca convocando amigos, colegas, médicos, vecinos y conocidos para unirse por medio de la novena a los padres de Santa Teresa de Lisieux. El texto se colgó en la cama de Pietro y pese a los ciento cincuenta años que los distanciaban de la pareja “recuerda en muchos aspectos a la nuestra: con los mismos problemas en el trabajo, las mismas preocupaciones con respecto a los hijos...”, afirma Adèle y añade que algunos no hicieron caso, otros dieron la estampita a su madre o a una abuela. Otros se quedaban desconcertados, tal como una vecina de los Schilirò que les preguntó: «Pero, ¿me escuchará el Señor?». “Le dijimos que no era ella la que lo decidía. Desde entonces cambió su posición, asombrada sobre todo de que hubiésemos llamado a su casa y nos replicaba después: «Si hubiera estado en vuestro lugar me habría encerrado en casa, sin ver a nadie. Pero ustedes vinieron a pedirme que rece, ¡precisamente a mí!»”, explicó.
 
«Ha sucedido un milagro»
 
Tras un mes de haber nacido, la salud de Pietro no mejoraba. “Seguros de que no había esperanza alguna, algunos médicos pensaban que se trataba sólo de la prolongación de un sufrimiento inútil. Les faltaba la apertura a la posibilidad de que el Misterio de Dios interviniese”, afirma la madre de Pietro.
 
La mañana del 29 de junio de 2002 la enfermera corrió al encuentro de los Schilirò. «¡Ha sucedido un milagro!» fue la frase que pronunció a viva voz la mujer, y que quedó marcada en los corazones de todos. Por primera vez, era posible reducir el porcentaje de oxígeno “bombeado por el respirador del 100% al 70%”. El 2 de julio Pietro respiraba solo y el 27 del mismo mes, regresó a casa.
 
Signo de agradecimiento
 
El 14 de septiembre, día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, Pietro fue presentado oficialmente a la comunidad de la Parroquia San Francisco de Asís en Monza (Italia). Agradecieron a Dios ante más de cuatrocientos amigos y familiares, los mismos quienes fueron una gran compañía en las horas más oscuras de los Schilirò.
 
Por su parte, muchos médicos asombrados por lo acontecido, aconsejaron a los padres de Pietro  que una comisión de la Iglesia examinara el caso, y el 10 de junio de 2003, sumados decenas de testimonios, entre ellos los de siete médicos, en la capilla del arzobispado de Milán, el cardenal arzobispo Dionigi Tettamanzi reconoció el origen milagroso de esta curación.
 
La beatificación de los esposos
 
Satisfechas las investigaciones de la Iglesia y aprobado el proceso por el Santo Padre, la Iglesia beatificó el 19 de octubre de 2008 a los esposos Martin, padres de Santa Teresa de Lisieux.
 
 
El “abrazo” de Jesús mediado por los brazos del Papa

 

 
Tras doce años de la curación del pequeño Pietro Schilirò, el niño y su familia tuvieron la alegría de encontrarse con Papa Francisco, el 29 de marzo de 2014, en el transcurso de un encuentro del Sumo Pontífice con personas que viven capacidades diferentes… como Pietro, que tiene algún grado de dificultad auditiva.
 
“Durante la audiencia –cuenta el propio Pietro- el Papa se acercó ¡y estaba muy cerca de mí! Papá y mamá le saludaron y mamá le dijo que rezamos por él… después él me abrazó y me eché a llorar. Me apretó contra él y mi audífono se cayó al suelo ¡y el Papa se agachó para recogerlo! Mi padre le explicó al Papa que yo había sido curado por un milagro concedido por el Señor por la intercesión de los esposos Martín y él estaba muy contento. Sonrió y dijo: «Sé que hay otro milagro que está en estudio, ¡estoy muy contento!». Y con una gran sonrisa, me dijo: «¡Va, no llores más!» y con un gran abrazo le dijimos adiós… ¡Después de saludar a todo el mundo y de salir de la sala, me miró, me apuntó con el dedo y me hizo el signo «¡Ok!» Todavía me dan ganas de llorar, pero estoy muy contento por el abrazo del Papa, ¡porque para mí ha sido como encontrarme con Jesús! Nunca lo olvidaré”.


Fuentes: Portal del proceso de canonización de los esposos Martin (accede) y agencias católicas.

 

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