Laudato Si´

Sin Dios, sin amor, la Encíclica sería letra muerta sepultada por los aplausos y alabanzas del mundo

19 de junio de 2015

"Y vio Dios que todo cuanto había hecho era bueno". En la Creación estaba Su Espíritu. ¿Qué te pasó humanidad?

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En la Encíclica Laudato Si' Papa Francisco analiza y diagnostica la crisis, “crisis ecológica”, dice, que hoy padece la creación (humanidad incluida), con argumentos que tienen por fuente “los mejores frutos de la investigación científica actualmente disponible” (Nr. 15). Para luego proponer, según se afirma en el mismo número 15 del documento: “…algunas líneas amplias de diálogo y de acción que involucren tanto a cada uno de nosotros como a la política internacional”.

Tras las primeras horas de ser presentada científicos y defensores del medio ambiente -adherentes a religión, agnósticos y ateos-, valoran como un aporte y avance el documento. Pero también los líderes del mundo, que facilitan ahogar en inmundicia el planeta, aplauden. En todos los continentes los medios de comunicación dan cuenta de ello y ya son cientos las columnas de opinión que refieren a la Encíclica. Millones son también los computadores que la han descargado (Pulse para ir a la Encíclica). 

Decenas de comunicadores están entregando sus resúmenes y análisis de la Encíclica. Pero la revolución que alienta el Papa, demanda que todos lean y reflexionen la Encíclica para colaborar luego a sanar la casa común. “En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común”, dice el Papa en el número dos.

El desafío es tal, que por su magnitud requiere una acción continua y mancomunada de instituciones, personas… todos los recursos que, como dones de Dios, puede poner a disposición la Iglesia, como sus aliados, los hombres y mujeres de buena voluntad.

Al respecto, consultado sobre la encíclica, Michael A. Perry, OFM, Ministro general de la Orden de los Hermanos Menores (Franciscanos), declaró: “El Papa Francisco ha osado abrazar y llevar adelante el mandato del discipulado cristiano modelado sobre el ejemplo de san Francisco de Asís. Su Encíclica nos desafía a simplificar nuestra vida,  a despojarnos y a prescindir de aquello que no es necesario para poder redescubrir la belleza que Dios ha puesto en nosotros, en cada persona y en cada cosa creada. Nuestra vocación es vivir una solidaridad sin límites con todo cuanto Dios ha creado”.
 
El desafío supera las posibilidades humanas. Sólo con Dios será posible para el hombre colaborar a la salvación del planeta. Sin Dios, sin amor, la Encíclica será letra muerta sepultada por los aplausos y alabanzas del mundo. Con sus palabras, lo advirtió Albert Einstein a su hija Lieserl en una carta póstuma: “Solo una bomba de amor puede salvar el mundo y la especie humana”.
 

 

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