Precisamente cuando la presionaban para abortar

Zana Wing Yau Gray luchó para que su hijo pudiera morir en sus brazos

02 de diciembre de 2016

Su narración y reflexión de esta experiencia pone de relieve que los valores de humanidad no pueden ser desconocidos. Cuando se trata de la vida humana y -para los creyentes- de la fidelidad a Dios… ¡No matarás!

Compartir en:



Cuando conocimos el post que Zana Wing Yau Gray, de Columbia Británica, publicó en su portal de facebook el pasado 17 de octubre, de inmediato tomamos contacto con ella.

Agradecemos su autorización para que Portaluz pueda difundir  aquí el referido testimonio. A continuación entonces lo que ella nos narra…

 
“Yo volveré a ver a mi hijo”
 
“¿Qué significa ser pro-vida? Para mí significó permitir que mi bebé naciera a pesar de que los médicos me decían que lo abortara. En la semana 20, ellos me informaron que el examen de ultrasonido mostraba que sus riñones tenían problemas puesto que no se estaba produciendo suficiente líquido amniótico y así sus pulmones no se desarrollarían completamente. Mientras estuviera dentro de mí estaría bien. Yo podía filtrar su sangre y respirar por él, pero no tenían muchas expectativas sobre sus posibilidades de vida después de nacer. Había además otras complicaciones. En la ecografía de la octava semana habían encontrado fibromas de tamaño sustancial en mi útero, por lo que pensaron en una cesárea. Pero creían que era innecesaria para un bebé que no era viable. Ellos querían que yo hiciera el procedimiento (de aborto) tan pronto como fuera posible, porque a más pequeño sería más fácil. Realmente creían que el aborto era la mejor opción para nuestra familia ya que la recuperación física sería más breve y podríamos intentar concebir pronto otro niño.”
 
“Luché contra esa elección de abortarlo. Pensaba que si yo no pudiera respirar no querría que esa experiencia se prolongara; pero hay una gran diferencia entre dejar que la naturaleza siga su curso e inyectar algo en su corazón para detenerlo y luego inducir el parto… :(”
 
“Aferrándome a la esperanza de un milagro, todos los días reafirmaba que podía tener a mi hijo seguro dentro de mí. Soy la clásica mamá asiática… nunca queremos que nuestros niños salgan.”
 
“¿Sufriría más cuando diera su último aliento en mis brazos? No lo sabía, pero hoy digo que ser pro-vida es esto: valorar la vida no importa cuánto tiempo dure o cuán productiva sea. Mi hijo no era perfecto, pero yo tampoco lo soy. Él no podía sobrevivir sin ayuda, pero sucede lo mismo con nosotros; todos necesitamos ayuda. Llevarlo  y ayudarle a nacer no fue fácil, pero él valía ese esfuerzo.”
 
“Estoy tan agradecida de haber podido ver su hermosa carita con ojos que se parecen tanto a los míos y una boca y mentón igual que el de su papá (sin escrúpulos y totalmente perfecto porque primero sacó su trasero y un pie). Su llanto fue el mejor sonido que he tenido el privilegio de escuchar, ¡porque eso significaba que estaba vivo!”
 
“Esto es amor de padres. Este es el amor de… El Padre. Incluso cuando no tenemos nada que ofrecer, vale la pena… pues Él nos sostiene, carga nuestra cruz y muere tomando el castigo por todas nuestras equivocaciones. Él dice que lo mereces (su amor) y te mira de la misma forma en que yo miré a mi hijo… con tanto amor, orgulloso de ti.”
 
“¡Estoy tan agradecida de nuestra familia y amigos por haber caminado con nosotros a través de este difícil momento! Cuando al final el trabajo de parto se puso difícil seguí rezando y pidiendo ayuda a Dios en cada contracción, sintiendo que él me decía sí, por supuesto, que me estaba ayudando.”
 
“El dolor no disminuye en absoluto, pero mirando hacia atrás… ¡Fui y continúo siendo tan apoyada por muchos de ustedes!... ¡Una de mis mejores amigas voló incluso desde Calgary para asistir al funeral!…”

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, una ayuda real en las dificultades (del Salmo 46, 1). No sé qué decisiones o luchas enfrentas, pero sí sé esto: Clama a Él y Dios te ayudará. Tú eres Su hijo y le encanta el sonido de tu súplica. Puede que no sea en la forma en que esperabas recibir ayuda, pero Él vendrá a ti. Aún lo creo. Yo volveré a ver a mi hijo, y, hasta entonces, él está a salvo en los brazos de nuestro Padre Celestial.”

“¡Gracias por alegrarte con mi vida y con el nacimiento!”


 
 
 

Compartir en:

Portaluz te recomienda