Crónicas de un obsoleto 14. Sí. Es un Genocidio

17 de abril de 2015

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Estimados lectores: en la crónica anterior habíamos intentado rendir un modesto  homenaje a alguno de los antiguos monjes orientales, especialmente en vista de los atropellos que sufren ahora las poblaciones cristianas en el Medio Oriente. El Papa Francisco ha tenido el valor de conmemorar el centenario de la muerte de 1,5 millones de armenios como “primer genocidio del siglo XX”. Las reacciones han sido vivaces, como era de esperarse, ya que se trata de una herida que posteriormente adquirió dimensiones mucho más hondas y afecta la sensibilidad de una humanidad orgullosa de sus progresos. A aquel primer genocidio de 1915, siguió el de los campesinos rusos en 1920, el de los judíos bajo el régimen de Hitler entre 1939 y 1945, el de los chinos en tiempos de Mao Dse Tung, el de Camboya bajo Pol Pot, para no citar sino las catástrofes mayores. La ilustración del siglo XVIII, creadora del concepto de “progreso”, había alcanzado popularidad y apariencias de certeza definitiva por medio de la denuncia de los males del oscurantismo y de la fe religiosa, calificada posteriormente por Marx como “opio del pueblo”. Las dos guerras mundiales fueron el primer desmentido de esta nueva fe. Pero las “malas noticias” no dejaron de resonar, una tras otra.

            Ahora bien, nuestro homenaje, mostraba un trasfondo de la disyuntiva “progreso-oscurantismo” en la otra disyuntiva entre “hombres que creen en la transformación del hombre” y “hombres que creen en la transformación del mundo” Sin duda, los segundos son los partidarios del progreso indefinido, actualmente hegemónicos y los primeros son evidentemente los atrasados, felizmente en la minoría. Los monjes, por su mismo temperamento y otras razones más, creen en la transformación del hombre y sostienen que ningún éxito conseguirán con la transformación del mundo por medio de hombres no transformados. El hombre, así como está, no sirve. Sólo es capaz para aumentar el dolor y el sufrimiento. En otras palabras, necesita ser “salvado”. ¿Cuántos tendrán conciencia de eso?

            Isaac de Nínive (+700) era oriundo de Qatar en el Golfo Pérsico, pero se dio a conocer en Nínive, una de las ciudades más antiguas del mundo que hoy lleva el nombre de Tikrit. Hace poco ella  hizo noticia porque fue reconquistada por las tropas de Irak de las garras siniestras del califato islámico. Isaac fue monje y, por lo tanto, no pretendió cambiar el mundo, pero escribió abundantemente sobre la transformación del ser humano, bajo la mano de su Creador y Redentor. Vale la pena leerlo.

 

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