Pensamientos del Santo Cura de Ars sobre el sacerdocio

22 de agosto de 2013

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I
“¿Qué es el sacerdote? Un hombre que ocupa la plaza de Dios, un hombre revestido de todos los poderes de Dios. Vamos- dice nuestro Señor al sacerdote- como mi Padre me ha enviado, yo os envío. Todo el poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Ve a instruir a todas las naciones. Quien te escucha me escucha; quien te desprecia me desprecia. Cuando el sacerdote redime los pecados , no dice: Dios te perdona. Él dice: Yo te absuelvo. “

II
Si no tuviésemos el sacramento del orden sacerdotal, no tendríamos a Nuestro Señor. ¿Quién le ha puesto ahí, es ese tabernáculo? El sacerdote. ¿Quién ha recibido el alma en su entrada a la vida? El sacerdote. ¿Quién la alimenta para darle fuerza para hacer su peregrinación de la vida? El sacerdote. ¿Quién la preparará a presentarse ante Dios, lavando esta alma, por última vez , en la sangre de Jesucristo? El sacerdote. ¿Y si esta alma va amorir por el pecado, quién la resucitará?, ¿quién le devolverá la calma y la paz? Otra vez el sacerdote.
No os podéis acordar de una buena obra de Dios, sin encontrar al lado de este recuerdo a un sacerdote.
 
III
Las otras buenas obras de Dios no nos servirían de nada sin el sacerdote. ¿Para qué serviría una casa llena de oro, si no tenemos a nadie que nos obra la puerta? Sin el sacerdote, la muerte y la pasión de Nuestro Señor no servirían de nada.
Tras Dios, ¡el sacerdote lo es todo! Dejada una parroquia veinte años sin sacerdote, adorarán a las bestias. Cuando se quiere destruir la religión, se comienza por atacar al sacerdote, porque allá donde no hay sacerdote, no hay sacrificio, y donde no hay sacrificio, no hay religión.

IV
¡Oh! ¡Que cosa es el sacerdote! Si él se percatara de ello, moriría… Dios le obedece: dice dos palabras y Nuestro Señor desciende del cielo. ¡No se comprederá la dicha que hay en decir la Misa más que en el cielo!

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