El Gran Manipulador

16 de octubre de 2015

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En el diario La Nación de Buenos Aires del miércoles 14 de octubre, aparece un reportaje de Elisabetta Piqué a Massimo Faggioli.
 
El Teólogo dice que los firmantes –no sabemos cuántos ni quienes en definitiva- de la famosa carta al papa, han cruzado la línea. ¿Qué línea?: la de la lealtad y la fidelidad . Han cruzado la línea al acusar al Santo Padre de ser un Gran Manipulador del Sínodo.

Una estrategia dice Faggioli, que han preparado cuidadosamente antes del inicio del Sínodo y la cual es presentada por Pell al Papa el día de su inicio.
 
Coincido con Faggioli que hay plena libertad para opinar, también sobre Francisco. Pero una cosa es tener desacuerdos y otra muy distinta es acusarlo de ser deshonesto.

Recuerdo la confesión de un cardenal que al regresar de Santo Domingo, Asamblea Plenaria de los Obispos de América, me dijo: “Si el Espíritu Santo no hace algo, todo eso no sirve da nada, desembarcaron de Roma, con todo armado”. Ellos no veían allí manipulación, sino” fidelidad a Pedro”.
 
Hasta hoy Pell y Müller  son los únicos que han asumido públicamente que son firmantes de la carta, aunque Müller lo hace de una forma elíptica.
 
En concreto son dos estrechos colaboradores del papa Francisco, uno en la S. C. para la Doctrina de la Fe y el otro en la Secretaría de Economía.
 
Lo de Pell es patético: en la nota que dio a Iacopo Scaramuzzi, se declara “profundamente satisfecho” por las respuestas del Papa a los cuestionamientos de la carta.
 
Declarase satisfecho en las explicaciones es propio de los superiores respecto a los inferiores: un juez puede declararse satisfecho por las respuestas de un acusado de un delito. Puede ser que la altura de su físico no le ayude.
 
Si no bastara esto, al final muestra un gesto de falta de tacto y de grosería al explicitar públicamente su ya conocido anti-italianismo, que tanto preocupa  al Vaticano.
 
Müller en cambio, ha optado por la “salida de emergencia”: se ha quedado en las formas: era una carta secreta (!!!). Estamos ante otro Vatileaks.
 
La respuesta del Papa Francisco no se hizo esperar: “hermenéutica conspirativa” ha sido su conclusión.
 
Volviendo a Massimo Faggioli, dice en sus respuestas de hoy que “poner bajo acusación la buena fe de Papa es algo que los católicos no hacen, a menos que se trate de católicos que se van de la Iglesia católica, como los lefrebvrianos”.
 
¿Qué harán Pell y Müller una vez terminado el Sínodo? ¿ Presidir dos importantes Dicasterios de la Curia Romana, o sea ser dos de los más estrechos colaboradores de un Papa que ha depositado en ellos su confianza y al que ellos tratan de deshonesto, es compatible?
 
No creo como Faggioli que se vayan a ir de la Iglesia. Pero creo que la mínima honestidad ante Dios, les debiera inspirar una renuncia decorosa. No se puede ser colaborador de un deshonesto, sin convertirse uno mismo, en deshonesto.
 
Pell y Müller se han equivocado, pero equivocarse no es indecoroso. Lo indecoroso es no asumir una actitud honesta frente a la equivocación. Si lo hicieran, Italia se sentiría aliviada. La Iglesia También.

 

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