La secular veneración por el sacerdocio, que se instituye como don el Jueves Santo, ha enfatizado la consagración de las manos del presbítero. La unción con el crisma en sus palmas las faculta para la poderosa invocación epiclética sobre las especies eucarísticas; para distribuir el Pan bajado del Cielo; para atraer el perdón sobre el penitente confeso; para derramar la regeneración de la vida en el bautismo, para fortalecer con la misericordia divina la flaqueza del enfermo; para unir estrechamente las palabras de consentimiento de los nuevos esposos; para impartir por doquier bendición... ¡Manos consagradas que el pueblo cristiano ha besado con devoción! Liberadas de la servidumbre del mundo y atadas para el mal.
Alter Christus
15 de noviembre de 2013La secular veneración por el sacerdocio, que se instituye como don el Jueves Santo, ha enfatizado la consagración de las manos del presbítero. La unción con el crisma en sus palmas las faculta para la poderosa invocación epiclética sobre las especies eucarísticas; para distribuir el Pan bajado del Cielo; para atraer el perdón sobre el penitente confeso; para derramar la regeneración de la vida en el bautismo, para fortalecer con la misericordia divina la flaqueza del enfermo; para unir estrechamente las palabras de consentimiento de los nuevos esposos; para impartir por doquier bendición... ¡Manos consagradas que el pueblo cristiano ha besado con devoción! Liberadas de la servidumbre del mundo y atadas para el mal.