¿Los laicos pueden tocar la Eucaristía?

13 de agosto de 2018

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Me comentaba una lectora de este blog que había una parroquia en la que el sacerdote daba la forma consagrada al esposo, para que este se la pusiera en la boca de la esposa. Y después le entregaba una forma a la esposa para que se la diera al esposo. Me preguntaba qué me parecía.
 
Sin duda ese sacerdote lo hace con buena voluntad. No tengo ninguna razón para pensar que él no sepa que lo que está haciendo no está bien. Pero la realidad es que está haciendo un acto que no está bien. Lo que hace no está permitido y, por tanto, es una acción ilícita.
 
Para que el acto de manejar, administrar, trasladar la Eucaristía sea lícito, debe hacerse de acuerdo a los cánones y normas de la Santa Madre Iglesia. Esta, con la autoridad recibida de Cristo, ha permitido que los laicos en determinadas circunstancias puedan administrar la Eucaristía o poner y quitar el viril de la custodia. No voy ahora a exponer todas esas normas, alargaría mucho el post.
 
Pero, en los demás casos, sigue vigente la regla de que únicamente los santificados con el sacramento del orden (en cualquiera de sus tres órdenes) pueden tocar este Gran Misterio.
 
Lo repito, las excepciones que hacen las normas de la Iglesia no invalidan la regla general. Son excepciones lícitas que no deben crear escrúpulos en los interesados, porque la Iglesia actúa con la autoridad de Cristo. Pero son excepciones, permisiones, casos que se salen de lo que debe ser el criterio general.
 
Por esta razón, el sacerdote (además de haber recibido el sacramento) recibe la unción de sus manos. Y, aun así, solo toca ese Gran Misterio en los momentos en los que el ritual se lo permite. Lo repito, incluso el sacerdote toca el Cuerpo de Cristo solo cuando le es permitido, no cuando quiere.
 
Únicamente los levitas podían tocar el Arca de la Alianza; ni siquiera el rey David o Salomón. Solo los levitas.
 
Durante siglos, el sacerdote, al celebrar la misa, juntaba los dedos que habían entrado en contacto con la forma para no tocar ningún objeto hasta purificarse esos dedos. Yo mismo, después de elevar la Forma Consagrada tras la trasubstanciación, paso las yemas de los dedos sobre el corporal de forma discreta. Para que, si alguna partícula ha quedado pegada a mis dedos, caiga dentro del corporal.
 
Alguien se preguntará si un abuso (sin duda con buena voluntad) como el descrito de ese sacerdote y los esposos debe comunicarse al obispo. Mi respuesta es que sí. Porque difícilmente convencerá un laico a un párroco de que esto no lo hace bien. Pero hay que poner los medios para que un superior detenga una práctica pública que devalúa la reverencia que debemos tener a la Eucaristía.

 

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