Cifras de Naciones Unidas validan que el aborto es la principal causa de muerte en el mundo

18 de enero de 2019

Naciones Unidas, la OMS, no consideran como sujetos de derechos a los seres humanos antes de su nacimiento.

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El 31 de diciembre de 2018, refiriendo a estadísticas que habría obtenido del sitio web Worldometers, la cadena de noticias norteamericana Breibart informaba que el “aborto es la principal causa de muerte en el mundo”, alcanzando los 41.9 millones de seres humanos muertos en 2018 por este medio. La noticia comenzó a ser rápidamente replicada, en particular por medios de comunicación vinculados al cristianismo y la defensa de la vida desde la concepción hasta su muerte natural.
 
Si bien alguien podría pensar que esas cifras difundidas por Breibart no son verdaderas, la realidad del exterminio que informan organismos globales es aún peor. Publicaciones oficiales de Naciones Unidas del pasado año 2018 y 2017 -que se puede leer pulsando aquí y la del 2017 accediendo aquí-, reconocen que anualmente se eliminaron mediante “abortos provocados” una cifra de “56 millones” de seres humanos. Corroborando así que el aborto es la principal causa de muerte en el mundo.
 
¿Qué ha dicho al respecto Naciones Unidas a través de su entidad ‘Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos’ liderada por la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet abierta defensora del acceso al aborto?... nada.
 
Sin embargo en un informe oficial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica las “10 causas principales”… “de los 56,9 millones de muertes ocurridas en todo el mundo el año 2016”. Entre esas causas no mencionan el aborto. De haberlo incluido la cifra debería subir al doble.
 

Todo ello ocurre por una razón de índole ideológico-jurídica: Naciones Unidas, la OMS, no consideran como sujetos de derechos a los seres humanos antes de su nacimiento. En virtud de esto Naciones Unidas sostiene que el aborto es un derecho de la mujer, no considerando un crimen de lesa humanidad negar el derecho a la vida del no nacido y presionando a los estados miembros para que legalicen e implementen en sus políticas públicas el acceso al aborto.
 
En los objetivos que para el año 2030 se plantea Naciones Unidas, incluye el acceso al aborto seguro (objetivos 3.7 y 5.6) como parte de un paquete de medidas para lograr lo que califican como “Desarrollo sostenible”. 
 
Sobre este particular, el obispo chileno Francisco Javier Stegmeir en columna publicada el pasado 16 de enero en el portal de la iglesia en Chile, advertía que:
 
“La política antinatalista de Naciones Unidas, apoyada por gobiernos y organizaciones, es una de las variadas formas de colonialismo del Occidente secularizado… Además de la anticoncepción, que va contra la natural y espontánea tendencia a la procreación, el aborto legal intensifica el descenso de la natalidad de un modo aún más perverso. A nivel mundial, este crimen abominable significa al menos el asesinato de 40 millones de niños inocentes e indefensos, a los que se les viola impunemente el más básico de los derechos humanos, como es el de nacer y vivir… La cultura de la muerte solo se puede superar reconociendo la soberanía de Dios, personal y trascendente, sobre la persona y la sociedad, y volviéndonos de nuevo a Cristo, único Salvador de la Humanidad”.

 

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