Navidad sin villancicos

12 de diciembre de 2013

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Definitivamente el odio contra le fe no conoce el ridículo. He aquí una de sus últimas expresiones arremetiendo contra los cantos populares y tradicionales de nuestra tierra y cultura festejando el nacimiento de Cristo.
 
El concejal de Izquierda Unida en Torremolinos ha mostrado su oposición a que suenen villancicos como acompañamiento musical del Belén municipal. Comparando la emisión de villancicos con el «método de tortura de Guantánamo».
 
Es obvio que mal pueden disimular su animadversión hacía el cristianismo. Estos progresistas no conocen más libertad de expresión y manifestación que la que a su ideología conviene; ni admiten más forma de tolerancia que la que les dé la razón. Pero les guste o no los villancicos forman parte de nuestra identidad, son composiciones populares, sencillas pero cargadas de resonancias emotivas, alegres testimonio de fe en el niño Dios por el que se hace fiesta. Forman parte de la banda sonora de nuestras vivencias más entrañables y familiares. ¿Qué sería de una navidad sin villancicos?
 
A muchos de nuestros políticos (cuestión que no afecta a izquierda o derecha, en materia de fe en Cristo ¡todos a una! Son hijos de Herodes y recelan de que su poder se vea comprometido por un rey de justicia) parece torturarles de veras la idea de que se siga creyendo en Dios; de que nuestro pueblo festeje su encarnación y nacimiento; de que la Navidad tenga carácter religioso… por ello quieren silenciarla; sacarla del calendario y, entre tanto, que pase sólo como expresión de solidaridad y buenas voluntades en medio del frio invernal.
 
Hoy como ayer, aquel divino niño -que mendigaba posada donde alumbrarse- ve como se le cierran puertas, se le teme, rechaza y persigue… que si por algunos fuera mordaza les pondrían a los pastores y tachuelas en el camino a los Magos
 
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