Seán O´Malley un cardenal en batalla contra el abuso: "Es un trabajo continuo, de por vida"

07 de junio de 2019

Este fraile capuchino, devoto del padre Pío y del rezo del rosario, ordenado sacerdote en 1970, consagrado obispo 14 años después y creado cardenal en 2006... ha destacado en su defensa del derecho a la vida y en afrontar la crisis generada en la Iglesia por los abusos sexuales.

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Tras décadas de sequía vocacional, el pasado 18 de mayo de 2019, en la catedral Holy Cross de Boston, ocurrió un hecho que llena de esperanza a la Iglesia cuando el cardenal Seán P. O'Malley confirió el sacramento del orden sacerdotal a 13 hombres. Hacía 20 años que la diócesis de Boston no recibía la gracia de tan importante número de ordenaciones sacerdotales.
 
Nadie en la Iglesia ha olvidado que el año 2002 The Boston Globe publicó los resultados de una investigación que denunciaba a un centenar de sacerdotes como abusadores, lográndose el procesamiento penal al menos para cinco de ellos; poniendo además el abuso sexual de menores por parte de algunos miembros del clero católico en el centro de la atención mundial. Un efecto del informe fue la renuncia del entonces arzobispo de Boston monseñor Bernard Law el 13 de diciembre de ese mismo año.
 
En este contexto aceptó ser pastor de esa arquidiócesis monseñor Sean O’Malley.  Desde que asumió su ministerio el 1 de julio de 2003, ha dado una batalla compleja, con transparencia, para que nunca más ocurran delitos como los denunciados por el informe del Globe. Por ello, las 13 ordenaciones del pasado mes de mayo pueden ser comprendidas como un fruto de la gracia de Dios, atendiendo al ministerio del cardenal; un signo de esperanza para la Iglesia.
 
 
Este fraile capuchino, devoto del padre Pío y del rezo del rosario, ordenado sacerdote en 1970, consagrado obispo 14 años después y creado cardenal en 2006; asesor del Papa Francisco en el “G9” y presidente desde 2014 de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, durante 35 años ha destacado en su defensa del derecho a la vida y en afrontar la crisis generada en la Iglesia por los abusos sexuales. Una misión que lo compromete por entero, según se desprende de sus dichos en una carta abierta a la comunidad -publicada en inglés, español, francés y vietnamita-, el pasado agosto de 2018:
 
Aún cuando la Iglesia ha declarado cero tolerancia al abuso sexual, comprometiéndose y adoptando programas de defensa y protección para los menores en todas las diócesis del país, la memoria, los recuerdos, la carga que soportan los sobrevivientes y cualquier otro hecho de abuso sexual permanece con la Iglesia. Nunca podemos volvernos complacientes, éste es un trabajo continuo, de por vida, que exige los más altos niveles de atención constantes y una siempre vigilante conciencia”.
 
La espiritualidad que vive y comunica
 
La impronta de San Francisco en este cardenal se intuye en su expresión feliz cuando puede servir de forma directa él mismo a los pobres; porque prefiere andar a pie o en transporte público; y decenas de otros detalles cotidianos. Asimismo, al poco de iniciar su ministerio en la Arquidiócesis de Boston O’Malley no tuvo reparos en vender incluso el palacio arzobispal para afrontar las reparaciones a las víctimas de abusos. Él se fue a vivir al Seminario de la Arquidiócesis, donde podía además estar cercano a la formación de los futuros sacerdotes.

Al respecto -siendo ya cardenal y el primero que mantenía un blog- escribiría el 23 de septiembre de 2006 la siguiente reflexión, en la cual citó a su progenitor: “Siempre recomiendo a mis seminaristas, sacerdotes y religiosos, tener una regla de vida, un plan cuando uno va a rezar, leer las Escrituras, rezar el rosario, confesarse. Siempre le digo a mis sacerdotes lo que decía mi papá: «Cuando es el momento de cortarme el pelo, es el momento de confesarme»".
 
La batalla contra el abuso y sus resultados
 
Para comunicar de forma eficiente y dar transparencia a la batalla contra el abuso, toda medida implementada por la Iglesia en Boston es informada no solo por el home de la web del arzobispado, sino desarrollada en un portal específico -pulse aquí para acceder- en el cual destacan los resultados de este “Compromiso” de la arquidiócesis por la “Protección, Prevención y Sanación”:
 
Desde el 2000 -informan- “se han realizado 50.000 controles anuales de información sobre antecedentes penales (CORI) de todos los clérigos, empleados y voluntarios. También se realiza una verificación en el Registro Nacional de Delincuentes Sexuales”.
 
Además, desde el 2002 a la fecha han “capacitado a más de 100.00 adultos” en los contenidos del programa “Protecting God's Children”, para prevención del abuso.
 
También en el mismo período han “formado a 130.000 niños cada año” en el “cuidado personal”, a través de diversos “programas de educación religiosa y en las escuelas católicas”.
 
Finalmente, “más de 1.000 sobrevivientes de los abusos del clero han recibido ayuda de la Oficina de Apoyo Pastoral y Extensión (OPSO), que fue creada en 2002”.
 
Agilizar la denuncia de Cardenales, obispos y obispos auxiliares
 

Durante febrero de 2019, el cardenal O’Malley -en su calidad de presidente de la Comisión Pontificia para la Prevención del Abuso-, participó en el encuentro de presidentes de las Conferencias Episcopales "La protección de los menores en la Iglesia", citado por Papa Francisco.
 
De regreso en Boston el cardenal hizo público que “un tema dominante en la reunión fue la necesidad de un mecanismo efectivo de reporte cuando un obispo o cardenal ha fallado en su deber de proteger a los niños o él mismo ha abusado de niños o adultos vulnerables”.
 
En consideración a ello informó que está proponiendo implementar un mecanismo que agilice las denuncias. Identificado como “EthicsPoint”, el sistema sería accesible desde un portal web y mediante llamada telefónica. Deberá incorporar la mejor tecnología para asegurar que sea “confidencial” y “anónimo” al momento de que alguien comunique “cuando un obispo o cardenal no ha cumplido con su deber de proteger a los niños o ha abusado de niños o adultos vulnerables”.
 
Argumentando sobre esta medida el cardenal O’Malley destacó que “el camino a seguir para la Iglesia es considerar prioritarias las voces y las experiencias de los supervivientes, mantenerlos cerca de cada paso que demos y hacer todos los esfuerzos posibles para proporcionarles los medios para que sean escuchados… La Iglesia debe abrazar la conversión espiritual y exigir transparencia legal, como parte de la responsabilidad pastoral de todos los que llevan a cabo su misión”.

 

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