Para matrimonios en crisis exorcista comparte el testimonio de su madre sobre el Sagrado Corazón de Jesús

30 de noviembre de 2019

La historia deja en evidencia cuán fuerte es la acción del amor de Cristo en la unión matrimonial.

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Desde la arquetípica fecha de 1968 -por eso de la manida revolución sexual- hasta nuestros días, el número de personas que en países desarrollados o en vías de desarrollo terminan su vínculo matrimonial civil no deja de incrementarse, al igual que disminuyen las parejas que contraen el vínculo sacramental.
 
Si la ruptura no fue debido a que estaba en peligro la vida -para uno o ambos miembros del matrimonio- de continuar en relación, ¿cuántas de esas parejas podrían haber superado sus diferencias apoyadas precisamente en la fe?

La ciencia confirma el valor de perseverar

El año 2018, un estudio publicado en la revista Social Networks and the Life Course (pulse aquí para ver) analizó información entregada por 2.034 personas casadas y descubrió que, a largo plazo -20 años en promedio-, los matrimonios se estabilizan. Una vez que sus hijos crecían, las parejas tendían a compartir un mayor número de actividades, sentirse más complementados y desarrollaban niveles más profundos de aprecio mutuo. 
 
Este resultado es consistente con otro estudio del año 2012 el cual concluyó que en su primer año de matrimonio las parejas manifestaban ser más infelices, en comparación con aquellas con más de 40 años juntos. Los investigadores lo atribuyeron a la "resaca matrimonial"; término acuñado para el momento de un matrimonio cuando todo el romance festivo ha terminado y el trabajo de crecer juntos realmente comienza.
 
Consolidar un matrimonio saludable no es tarea simple que se pueda dejar al paso del tiempo, pero mantenerse firme y no salir corriendo por una o varias tormentas es vital, según los datos de la ciencia mencionados. La doctrina católica enseña que el matrimonio es una unión sagrada, para toda la vida, con la misión de compartir el amor mutuo en vistas a formar una familia procreando hijos, ayudándose ambos esposos -y a sus hijos- en el camino al cielo. Por cierto, a esta propuesta del amor enseñado por Jesús en los Evangelios que proclama la Iglesia, se le opone la seducción del mundo que publicita como un bien deseable el individualismo exitista.
 
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío
 
Esta última semana de noviembre, el sacerdote y exorcista por más de 40 años de la diócesis de Scranton (Pennsylvania, USA), Msgr. John Esseff (imagen adjunta), dio al NCRegister un breve y valioso testimonio sobre este tema.
 
La historia -que le fue narrada por su madre- deja en evidencia cuán fuerte es la acción del amor de Cristo en la unión matrimonial:
 
“Mi madre -relata Msgr. Esseff- tenía una foto del Sagrado Corazón de Jesús sobre su cama.  Una noche me dijo que le rezó así: «Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte más. Muéstrame cómo amarte más». Mamá se fue a la cama y tuvo una visión de Jesús. Así fue como me lo describiría después: «Fue la imagen de Jesús la que vino a mí en una visión, resucitado.  Al principio, vi sus pies perforados y su túnica blanca. Besé sus pies y su mano perforada.  Cuando Jesús me reveló su Sagrado Corazón, casi me desmayo.  Entonces, cuando levanté la vista para ver su cara, vi la cara de tu padre. Al instante entendí. Le había pedido a Jesús que me mostrara cómo amarlo más y él me decía que amara más a mi esposo»".
 
Como broche de estas palabras de su madre, sugiere a los esposos orar juntos cada noche la siguiente oración:

“Sagrado Corazón de Jesús, danos la gracia que necesitamos para ser un matrimonio santo; la fuerza para cargar las cruces, la bondad y la misericordia cuando nos sentimos defraudados; el perdón por nuestras propias faltas; la curación de las heridas que hemos causado a nuestro cónyuge y a nuestros hijos; y un amor infinito el uno por el otro. Amén.”
 

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