John Phillips luchó para vivir y morir con Cristo. Jamás habría optado por la eutanasia

03 de noviembre de 2020

La fe de los católicos sabe que "la vida siempre es preciosa, nunca es una carga".

Compartir en:



Luego de afrontar tres años con varias rondas de quimioterapia y radiación, visitas médicas, tratamientos de investigación y abundante oración, John Phillips murió de cáncer al esófago a sus 55 años. Seis meses antes de su muerte eligió, junto con su esposa Catherine, dejar de buscar una cura improbable, considerada una tarea onerosa cuando sus últimos meses podrían pasarlos en familia. Prefirió los cuidados paliativos durante meses y eventualmente atención hospitalaria a domicilio para las dos últimas semanas de su vida.
 
"Vi a mi marido morir y vivir completamente en Cristo los últimos meses de su vida. Se volvió hacia Jesús confiándole todo. Es la cosa más hermosa que he visto en mi vida. Me da una increíble esperanza para el futuro", dice al Arkansas Catholic Catherine Phillips, directora de la Oficina de Respeto a la Vida de la Diócesis de Little Rock. "... Realmente pienso en mi marido como intrépido, aunque sé lo difícil que fue dejarlo ir y decir adiós. Fue realmente asombroso en la forma en que abrazó el amor de Dios y llegamos a ver eso", añade Catherine.


 
Siguiendo la enseñanza de la Iglesia con respecto al cuidado de su enfermedad y eventual muerte, John Phillips eligió un camino de vida. Podría haber terminado rápidamente, como algunas personas que optan por el suicidio asistido consumiendo dosis letales de píldoras prescritas por un médico o bien mediante la eutanasia, en que un médico o un miembro de la familia aplica la dosis del químico que mata a la persona.
 
Pero John creía que haciendo tal cosa habría perdido más que su vida. "Nos dio la oportunidad como familia de estar presentes, rodearlo con amor, para que él nos rodee con amor, pero lo más importante es que Dios nos rodee con amor", comenta Catherine.

La fe de la Iglesia

Según la enseñanza de la Iglesia, es moralmente inaceptable elegir la eutanasia o el suicidio asistido. Según el "Evangelio de la Vida" de San Juan Pablo II: "La eutanasia es una grave violación de la ley de Dios, ya que es el asesinato deliberado y moralmente inaceptable de una persona humana".  Al respecto Catherine (en imagen abajo) reflexiona: "Estas circunstancias suelen ocurrir cuando la gente siente que un paciente ya no tiene autonomía o el paciente siente que es una carga", o cuando incluso la familia o el gobierno consideran a una persona como una carga.
 


En Estados Unidos ocho estados y Washington, D.C. tienen leyes que permiten algún tipo de suicidio asistido por médicos. El año 2019 en Oregón -primer estado en legalizar el suicidio asistido- se prescribieron 290 recetas de dosis letales y 188 personas murieron al ingerirlas. Un 75 por ciento de los que optaron por este suicidio tenía 65 años o más, según informa deathwithdignity.org, un sitio web pro-eutanasia.
 
Mientras que los partidarios de la eutanasia y el suicidio asistido lo promocionan como "muerte con dignidad", Catherine Phillips dice que la fe de los católicos sabe que "la vida siempre es preciosa, nunca es una carga".

Los datos apuntan a que la aprobación de la eutanasia y el suicidio asistido aumentan las conductas que dejan de lado a los ancianos o a los discapacitados mentales y/o físicos y se les llegue a considerar indignos de seguir viviendo. Phillips señaló cuántas personas se cuestionan la calidad de vida de una persona si están gravemente discapacitadas físicamente o si los padres reciben un diagnóstico prenatal adverso, cuestionándose si deben continuar o no el embarazo a causa de ello.
 
"Si una persona de 50 años muere, dicen: 'Oh, eran tan jóvenes'. Si mi abuela de 90 años muere, dicen, 'Vivió una vida buena y plena'. No está necesariamente mal, es verdad, es genial. Pero entendemos que la vida tiene un final natural y a medida que la gente envejece, estamos mucho menos dispuestos a aceptar la forma en que es la vida durante nuestros años más viejos", dice Phillips. "... Creo que es ahí donde corremos el riesgo de no abrazar la vida en su totalidad en cada etapa y eso es lo que estamos llamados a hacer: abrazar la vida en cada etapa".

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda