Claves para una buena Homilía según el Papa Francisco

19 de septiembre de 2014

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Las homilías del Papa Francisco despiertan gran interés y llegan a los fieles ¿cuál es el motivo?  en Evangelii gaudium nos ofrece las claves (aborda en 39 nn el asunto). Veamos:
 
1. La homilía no es
«[…] no es tanto un momento de meditación y de catequesis, sino que es el diálogo de Dios con su pueblo».

2. Sino que ha de ser... 
«un retomar ese diálogo que ya está entablado entre el Señor y su pueblo».

3. No es para entretener 
«La homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración. Es un género peculiar, ya que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase».

4. No exceda al tiempo dedicado a la proclamación de la Palabra 
«[…] que la palabra del predicador no ocupe un lugar excesivo, de manera que el Señor brille más que el ministro».

5. Predicar como una madre
«[…] predica al pueblo como una madre que le habla a su hijo, sabiendo que el hijo confía que todo lo que se le enseñe será para bien porque se sabe amado».

6.  En clave la cultura materna 
« también en la fe nos gusta que se nos hable en clave de «cultura materna», en clave de dialecto materno (cf. 2 M 7,21.27), y el corazón se dispone a escuchar mejor. Esta lengua es un tono que transmite ánimo, aliento, fuerza, impulso».

7.  Ha de ser cordial
«[…] la cercanía cordial del predicador, la calidez de su tono de voz, la mansedumbre del estilo de sus frases, la alegría de sus gestos».

8. No es una clase 
«La predicación puramente moralista o adoctrinadora, y también la que se convierte en una clase de exégesis, reducen esta comunicación entre corazones que se da en la homilía».

9. Verdad va de la mano de belleza y bien  
«En la homilía, la verdad va de la mano de la belleza y del bien. No se trata de verdades abstractas o de fríos silogismos, porque se comunica también la belleza de las imágenes que el Señor utilizaba para estimular a la práctica del bien».

10. Prédica sintética no de ideas sueltas 
«El desafío de una prédica inculturada está en evangelizar la síntesis, no ideas o valores sueltos. Donde está tu síntesis, allí está tu corazón. La diferencia entre iluminar el lugar de síntesis e iluminar ideas sueltas es la misma que hay entre el aburrimiento y el ardor del corazón».

11. Tiempo para que hable Dios 
«Durante el tiempo que dura la homilía, los corazones de los creyentes hacen silencio y lo dejan hablar a Él. El Señor y su pueblo se hablan de mil maneras directamente, sin intermediarios».

12. La homilía es mediación 
«[…] en la homilía quieren que alguien haga de instrumento y exprese los sentimientos, de manera tal que después cada uno elija por dónde sigue su conversación»

13. Ha de prepararse con mimo 
«La preparación de la predicación es una tarea tan importante que conviene dedicarle un tiempo prolongado de estudio, oración, reflexión y creatividad pastoral […] necesidad de dedicar un tiempo de calidad a este precioso ministerio». «[…]  todas las semanas se dedique a esta tarea un tiempo personal y comunitario suficientemente prolongado, aunque deba darse menos tiempo a otras tareas».

14.  El Espíritu Santo actúa activamente
«La confianza en el Espíritu Santo que actúa en la predicación no es meramente pasiva, sino activa y creativa […] Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable con los dones que ha recibido».

15. El texto bíblico, fundamento 
«prestar toda la atención al texto bíblico, que debe ser el fundamento de la predicación».

17. Serena atención 
«Para poder interpretar un texto bíblico hace falta paciencia, abandonar toda ansiedad y darle tiempo, interés y dedicación gratuita. Hay que dejar de lado cualquier preocupación que nos domine para entrar en otro ámbito de serena atención».

18. Preparar la predicación requiere amor
«[…] la preparación de la predicación requiere amor. Uno sólo le dedica un tiempo gratuito y sin prisa a las cosas o a las personas que ama; y aquí se trata de amar a Dios que ha querido hablar. A partir de ese amor, uno puede detenerse todo el tiempo que sea necesario, con una actitud de discípulo: «Habla, Señor, que tu siervo escucha» (1 S 3,9)».

19. Comprender al escritor sagrado 
«El texto bíblico que estudiamos tiene dos mil o tres mil años, su lenguaje es muy distinto del que utilizamos ahora. Por más que nos parezca entender las palabras, que están traducidas a nuestra lengua, eso no significa que comprendemos correctamente cuanto quería expresar el escritor sagrado».

20. Cuál es el mensaje principal 
«[…]  descubrir cuál es el mensaje principal, el que estructura el texto y le da unidad. Si el predicador no realiza este esfuerzo, es posible que su predicación tampoco tenga unidad ni orden».

21. Lo que el texto sagrado quiere transmitir
«El mensaje central es aquello que el autor en primer lugar ha querido transmitir, lo cual implica no sólo reconocer una idea, sino también el efecto que ese autor ha querido producir».

22. Transmitir la fuerza  del texto  
«Uno de los defectos de una predicación tediosa e ineficaz es precisamente no poder transmitir la fuerza propia del texto que se ha proclamado».

23. La santidad de vida influye en el anuncio
«Nos hace bien renovar cada día, cada domingo, nuestro fervor al preparar la homilía, y verificar si en nosotros mismos crece el amor por la Palabra que predicamos. No es bueno olvidar que “en particular, la mayor o menor santidad del ministro influye realmente en el anuncio de la Palabra”».

24. Escuchar primero la Palabra para transmitirla
«Si está vivo este deseo de escuchar primero nosotros la Palabra que tenemos que predicar, ésta se transmitirá de una manera u otra al Pueblo fiel de Dios».

25. Comunicar a otros lo que uno ha contemplado
«Quien quiera predicar, primero debe estar dispuesto a dejarse conmover por la Palabra y a hacerla carne en su existencia concreta. De esta manera, la predicación consistirá en esa actividad tan intensa y fecunda que es “comunicar a otros lo que uno ha contemplado”».

26. Dejarse herir por la Palabra 
«[…] aceptar ser herido por esa Palabra que herirá a los demás, porque es una Palabra viva y eficaz».

27. La gente sólo escucha a los Testigos 
«[…] en esta época la gente prefiere escuchar a los testigos [...] Exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos conocen y tratan familiarmente ”».

28. La seguridad del predicador 
«Lo indispensable es que el predicador tenga la seguridad de que Dios lo ama, de que Jesucristo lo ha salvado, de que su amor tiene siempre la última palabra».

29. Poseídos por el Espiritu del Señor 
«seres vivos, libres y creativos, que se dejan penetrar por su Palabra antes de transmitirla; su mensaje debe pasar realmente a través del predicador, pero no sólo por su razón, sino tomando posesión de todo su ser».

30. La lectio divina 
«Hay una forma concreta de escuchar lo que el Señor nos quiere decir en su Palabra ... «lectio divina». Consiste en la lectura de la Palabra de Dios en un momento de oración para permitirle que nos ilumine y nos renueve».

31. Preguntar y preguntarse
«En una lectura reposada del texto, es bueno preguntar, por ejemplo: «Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida con este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto? ¿Por qué esto no me interesa?», o bien: «¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula de esta Palabra? ¿Qué me atrae? ¿Por qué me atrae?».».

32. El predicador es un contemplativo 
«El predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles necesitan escuchar […] Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo».

33. Un discernimiento evangélico 
«la preparación de la predicación se convierte en un ejercicio de discernimiento evangélico, donde se intenta reconocer –a la luz del Espíritu– “una llamada que Dios hace oír en una situación histórica determinada; en ella y por medio de ella Dios llama al creyente”».

34. No a las crónicas de actualidad 
«[…] nunca hay que responder preguntas que nadie se hace; tampoco conviene ofrecer crónicas de la actualidad para despertar interés: para eso ya están los programas televisivos».

35. La forma de predicar es respuesta al amor de Dios y al projimo 
«La preocupación por la forma de predicar también es una actitud profundamente espiritual. Es responder al amor de Dios, entregándonos con todas nuestras capacidades y nuestra creatividad a la misión que Él nos confía; pero también es un ejercicio exquisito de amor al prójimo, porque no queremos ofrecer a los demás algo de escasa calidad. […] “Resume tu discurso. Di mucho en pocas palabras” (Si 32,8)».

36. Hablar con imágenes 
«Algunos recursos prácticos, que pueden enriquecer una predicación y volverla más atractiva. […] aprender a usar imágenes en la predicación, es decir, a hablar con imágenes. […] Una buena homilía... debe contener “una idea, un sentimiento, una imagen”».

37. Usar un lenguaje que todos entiendan
«La sencillez tiene que ver con el lenguaje utilizado. Debe ser el lenguaje que comprenden los destinatarios para no correr el riesgo de hablar al vacío […] El mayor riesgo para un predicador es acostumbrarse a su propio lenguaje y pensar que todos los demás lo usan y lo comprenden espontáneamente».

38. Unidad temática y orden
«Procurar que la predicación tenga unidad temática, un orden claro y una conexión entre las frases, de manera que las personas puedan seguir fácilmente al predicador y captar la lógica de lo que les dice».

39. Emplear el lenguaje positivo 
«El lenguaje positivo. No dice tanto lo que no hay que hacer sino que propone lo que podemos hacer mejor. [...] siempre intenta mostrar también un valor positivo que atraiga, para no quedarse en la queja, el lamento, la crítica o el remordimiento».
 
 

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