"Redimida por la Gracia"

Administró la matanza de inocentes en Planned Parenthood y se arrepiente

04 de septiembre de 2015

Escuchando casualmente un programa de Radio Católica de U.S.A., inició su conversión. "La raíz del problema es que hemos perdido nuestra espiritualidad y nuestra conexión con Dios".

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Si alguien le hubiera dicho a Ramona Treviño en su adolescencia -mientras eestaba embarazada y era víctima de una relación violenta-, que daría a su vida un gran giro pues en unos años estaría administrando la muerte de inocentes, para luego convertirse en defensora de la vida y ferviente católica, habría pensado que no era posible.

Ramona desde muy pequeña conoció el dolor. Nació y creció en un hogar con explícitas carencias... Su papá era alcohólico, sus padres estaban casados por la Iglesia, pero ella recibió sólo el sacramento del bautismo y nunca una formación en la fe o poder vivirla en familia.

Aun así, en su corazón dice, ella estaba segura de la existencia de un Ser supremo. Un día, viendo a sus padres discutir -cuenta Ramona al portal El Pueblo Católico-, siendo apenas una niña, subió desesperada hasta la azotea de su casa para hablar con Dios: “Le pregunté si estaba escuchando mi oración y en ese momento el cielo se alumbró. Fue como un rayo que se encendió para responderme que estaba ahí. Que era real”.

La huída: Seducida por el mundo

Con los años, Treviño tomó un camino de huída, común entre chicas de familias como la suya: Fue madre a los 16 años y terminó involucrada en una relación abusiva que duró ocho años. Luego vino la promiscuidad y el dolor. “Sufrimos, cuando hacemos cosas fuera del plan de Dios. Eso es algo que he visto en mi propia experiencia”, asegura.

Pero Dios le mostró su gracia en una nueva oportunidad, aunque ella no lo veía. Conoció así a Eugene, quien ahora es su esposo y juntos formaron familia. Al poco de iniciar la experiencia surgiría una tentadora oferta…

Le propusieron a Ramona trabajar como gerente de la clínica abortista Planned Parenthood en Texas. Sin considerar más que los ingresos, aceptó, suponiendo que sería una oportunidad para ayudar a mujeres en situaciones difíciles. Su corazón y conciencia aún no vinculaba abortar con matar a un ser humano… La propaganda que privilegiaba los derechos totalitarios de la mujer era efectiva para el engaño. Tampoco conocía, dice Treviño, cómo era que efectuaban en esta entidad el aborto y el tráfico de órganos.

Cuando el alma grita que abortar es matar

Después de tres años trabajando con Planned Parenthood, experimentó un despertar espiritual. Casualmente sintonizó la señal de Radio Católica y la palabra Planned Parenthood salió al aire… entrevistaban a una mujer que había abortado con ellos. “Me quedé en mi carro (vehículo) más de una hora a escuchar la radio y me tocó profundamente lo que decían. Especialmente lo del aborto”, recuerda con voz entrecortada.

La conversión de Ramona Treviño comenzaba en ese momento: “Dios me llamó de regreso y de lleno a la Iglesia. En ese momento me di cuenta que lo que yo estaba haciendo en Planned Parenthood estaba mal, especialmente como mujer católica”.

Aunque en la clínica donde trabajaba Treviño no se hacían los abortos, sí referían a las pacientes a los centros donde los practicaban. Asimismo repartían anticonceptivos y el plan abortivo B a jovencitas menores de edad, sin el consentimiento de sus padres.

Pero como Dios escribe recto sobre rebglones torcidos, el haber trabajado en esa organización, le permitió a Ramona descubrir y comunicar hoy la mentira que se les vende a los jóvenes: “La de la libertad sexual y de la sensación de poder que ofrece, que al final los lleva a convertirse en objetos sexuales”, señala.

Treviño tomó finalmente la decisión de renunciar a su trabajo un poco después, cuando  representantes de la campaña 40 días por la vida se presentaron frente a su oficina. Ella vio en este hecho un mensaje de alerta final que Dios le enviaba. Obedeció.

Ramona, madre de cinco hijos: Lorena, Savannah, Elijah, Philip, y Ramiah, hoy da conferencias sobre su experiencia. Dios le cambió y salvó para la vida.

 
Al finalizar hace una reflexión que piensa debe considerar todo activista que defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural...

“El que las mujeres estén buscando un aborto o un anticonceptivo es un problema, pero el verdadero problema está en que los chicos ya no se respetan entre ellos, y mucho menos a sí mismos; ellos viven como si sus cuerpos fueran creados para ser objetos sexuales. La raíz del problema es que hemos perdido nuestra espiritualidad y nuestra conexión con Dios”, finalizó.


* Ramona Treviño es autora del libro “Redimida por la gracia” de (Ignatius Press). Para acceder al libro haga click aquí

 

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