Papa Francisco: Solo "la contemplación y la alabanza" cuyo culmen se vive en la Eucaristía, otorgan auténtico descanso

05 de septiembre de 2018

"El reposo es también un momento propicio para la reconciliación (…) para encontrar la paz y la serenidad de quien sabe valorizar lo bueno que tiene, incluso en el lecho del dolor o en la pobreza."

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Miles de peregrinos llegaron a la Plaza de San Pedro este miércoles 5 de septiembre a participar de la tradicional Audiencia General en la que el Papa da su catequesis al Pueblo fiel de Dios. En la ocasión el Vicario de Cristo continuó reflexionando sobre los diez mandamientos, y se centró en el tercero de ellos que señala: “Santificarás las fiestas”. Así entonces “el séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios”, señala el libro del Éxodo.
 
Descansar no es fácil – comentó el Pontífice- porque hay un descanso falso y descanso verdadero. “¿Cómo reconocerlos?”, preguntó. "Se debe distinguir - reiteró - entre el verdadero descanso y la evasión, tan común en nuestros días. Hoy se intenta evadir la realidad buscando una diversión que oculte nuestro descontento".
 
El descanso que propone el mundo es evasión
 
El Santo Padre observó en su catequesis a la sociedad de hoy, sedienta de diversión y de vacaciones, con una publicidad que diseña el mundo ideal como “un gran parque de juegos donde todos se divierten”, cuya “imagen modelo” es la de una persona de éxito que puede permitirse amplios y diversos espacios de placer.
 
Se trata, advirtió el Papa, de “una mentalidad que hace caer en la insatisfacción de una existencia anestesiada por la diversión que no es descanso, sino alienación y fuga de la realidad”.
 
“¡El hombre no ha descansado nunca tanto como hoy, y sin embargo el hombre nunca ha experimentado tanto vacío como hoy!”, reprendió el Pontífice.
 
El descanso visto desde otra luz
 
Dios, en el Decálogo, muestra otra luz de lo que es el descanso - señaló el Papa - que es “la contemplación y la alabanza”. “Al descanso como fuga de la realidad, el Decálogo opone el descanso como bendición de la realidad”, puntualizó y continuó señalando: 
 
“Para nosotros cristianos, el día del Señor es el domingo, y en la eucaristía, que significa 'dar gracias', se encuentra el culmen de esa jornada de contemplación y bendición, en la que acogemos la realidad y alabamos al Señor por el don de la vida, dándole gracias por su misericordia y por todos los bienes que nos concede”.
 
Reconciliación y Paz
 
El Papa puso en guardia sobre cuán fácil es doblegar el corazón a la infelicidad, subrayando los motivos de descontento, mientras que en cambio la bendición y la alegría implican una apertura al bien. Un bien que no se impone, sino que se elige, como la paz.
 
“La verdadera paz - afirmó Francisco - no es cambiar la propia historia, sino acogerla y valorizarla”. Y así, señaló, “el reposo es también un momento propicio para la reconciliación, para confrontarnos con las dificultades sin escapar de ellas, para encontrar la paz y la serenidad de quien sabe valorizar lo bueno que tiene, incluso en el lecho del dolor o en la pobreza.”
 
El Señor nos dice “elige la vida”
 
Tras recordar las palabras del Señor en el Deuteronomio (30,19) que nos impulsa a elegir la vida, el Papa puso a la reflexión de los fieles una última pregunta: ¿Cuándo se vuelve bella la vida? Y respondió: “Cuando se comienza a pensar bien de ella, cualquiera sea nuestra historia”.
 
En la conclusión de su catequesis en español el Papa animó “a abrir el corazón a la Providencia divina y a descubrir la profunda verdad del Salmo: «Solo en Dios descansa mi alma»; y que, junto con la Virgen María, acojamos al Espíritu Santo para seguir las huellas de Cristo en el camino de la vida”.




 

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