Impactante video: En Japón los misioneros buscan llenar de Cristo la soledad del corazón

La misión no es un lugar, es una forma de vivir. Como enseña el Papa Francisco, es el ser de una Iglesia convocada a estar no solo en los templos, también las calles, en todo sitio, con la gente.
 
EL 37% de la población, aproximadamente 47 millones de habitantes son budistas en Japón. En los templos, situados en la cima de montes y montañas, no han de faltar campana, el lugar de las escrituras y el de “la iluminación”. Porque los japoneses son de ritos, cuidadosos de las formas, del símbolo y del equilibrio; al punto que -según comenta el padre Pablo Seco en el video que puedes ver al final- “no tienen problemas en bautizarse sintoístas, casarse en la iglesia católica y celebrar ritos funerarios budistas”.
 
Es precisamente en esta tierra, concretamente Akita, que Dios permitió a la Virgen aparecerse y entregar a Sor Agnes Sasagawa en 1973 (pulse para leer reportaje) no solo unas visiones extraordinarias de la Madre de Dios y manifestaciones sobrenaturales, sino también un cuerpo de mensajes proféticos para los actuales tiempos de la Iglesia.


 
Las gracias de Dios manifiestas en Akita, como también el testimonio de los mártires que derramaron su sangre por Cristo, nutren la vida de los misioneros en Japón. Hogares para ancianos, voluntariado de calle para dar alimentos y otros cuidados a los mendigos, guarderías donde ninguno de los profesores ni de su alumnado es católico pero rezan a Jesucristo al iniciar la jornada, grupos para hablar y escucharse, son los territorios de misión.
 
Pero hay prioridades, pues según las estadísticas de la policía japonesa, 35.000 japoneses se suicidan cada año como resultado de problemas psicológicos, mentales o debido a una realidad cultural que potencia el individualismo. Por esto, como revelan los siguientes 2 reportajes en video, la misión se trata de sembrar a Cristo en el corazón de miles que viven solos.