La "gracia inmerecida" que transformó a Kathryn en Teresita del Niño Jesús

14 de diciembre de 2018

En Paris y tras leer "Historia de un alma" acogió a Jesús en su vida, para siempre.

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Kathryn Grace Montgomery es la mayor de tres hermanos en una familia “muy buena, aunque no éramos religiosos”, cuenta ella misma a El Heraldo, periódico mensual de la diócesis de Oakland (USA).  
 
 “Mi mamá -prosigue narrando Kathryn- se empezó a interesar por la religión, cuando una vecina católica, Patricia Hierro, se mudó cerca de nosotros”.  Escuchar aquellos diálogos de ambas mujeres nutrió de tal forma el espíritu de la joven que decidió iniciar su formación en la fe católica “ingresando al Rito de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) cuando tenía 18 años”, puntualiza. Proceso que interrumpió al comenzar sus estudios preuniversitarios en el colegio comunitario y por tener que trasladarse luego a la Universidad Católica de Santa Barbara, donde estudió literatura.
 
Una conversión en Paris
 
Como si fuese un sueño recibió feliz la noticia de que como parte de la formación de una asignatura de arte viajaría con su curso a París. Aquella vecina, Patricia, que conversaba con su madre y quien es hoy su madrina le regaló, dice, un libro para que leyera durante el viaje. Era una copia de la obra “Historia de un alma” escrito por La Pequeña Flor de Jesús, el apodo con que es conocida Santa Teresita de Lisieux.

La lectura dio sus frutos, recuerda Kathryn, pues “mientras estaba allí, de repente me di cuenta de lo importante que era la fe. Fue una gracia. Creo que fue cuando recibí el don de la fe. Decidí en ese viaje que cuando volviera a casa, entraría en la Iglesia y sentí mi primer llamado a la vida religiosa”, confidencia.

Después de las dos semanas en Francia, retomó la formación en el Rito de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) poco antes de la Pascua del año 2007 y feliz llamó a su madre para contarle la noticia: “Mamá, creo que voy a entrar a la Iglesia Católica este año”. Su madre la sorprendió contándole que también ella estaba viviendo un proceso de conversión a la fe católica, dice Kathyrn. Madre e hija recibirían juntas los sacramentos.
 
Disposición para el discernimiento
 
Kathyrn, tras graduarse en Santa Bárbara continuó su formación profesional iniciando un programa de maestría en literatura en la Universidad de Creighton (Nebraska). “Una chica que conocí -señala- me invitó a hacer un retiro con las Hermanas de la Escuela de Cristo Rey”.  Como ya desde París junto a la gracia de su conversión había escuchado el llamado a entregar por completo su vida a Cristo, acudió feliz al retiro. “Pensé que podría ser una hermana activa; debido a mi educación, creí que tal vez podría dedicarme a la enseñanza”.

Algunas semanas después otra amiga le invitó a visitar juntas el Monasterio de las Carmelitas en Nebraska. Se mantuvo vinculada a esta comunidad, en discernimiento, durante dos años y finalmente supo que no era su lugar.

“Aproximadamente un mes después de que llegué a casa (Castro Valley), las hermanas establecieron su fundación aquí, en Canyon”, relata; y entonces comenzó a visitar la pequeña comunidad con regularidad.
 
El año 2013 ingresaba de forma definitiva a este monasterio tomando el nombre de Teresita del Niño Jesús. El pasado 8 de septiembre profesó sus votos solemnes en el Carmelo de Jesús, María y José en Kensington.  “Sentí Su llamada y no pude rendirme. Me siento tan bendecida por Nuestro Señor Jesús. Es una gracia inmerecida. Es por Su Gracia que puedo vivir esta vida”, dijo la feliz monja carmelita.

 

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