Una psicóloga cuenta su personal experiencia con el demonio y agradece haber sido liberada por Cristo

06 de marzo de 2020

"El padre me dijo que tenía que empezar a hacer el rosario en mi casa y finalizar con la Oración de la Sangre de Cristo".

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Por su formación profesional de psicóloga e historia de vida, la colombiana Kelly Buitrago concluyó en un primer momento que sus reiteradas pesadillas y miedos nocturnos podían ser síntomas de algún trastorno psíquico.

Seis años atrás, ya casi a diario, cuenta a Portaluz, por las noches “veía unas imágenes horribles de unos seres con forma humana pero que no lo son. Me despertaba en la madrugada y en una ocasión hasta vi una mano horrible que me jaló el pie y me sacó de la cama”.

Abriendo puertas al demonio

Las manifestaciones fueron haciéndose cada vez más habituales y no lograba encontrar solución. Formada en la fe católica, reconoce que tanto ella como su familia no eran practicantes y siempre tuvo particular interés por involucrarse en prácticas esotéricas. “Éramos la típica familia colombiana que confunde el catolicismo con la superstición. Creo que abrí muchas puertas al demonio y por eso el proceso fue tan fuerte. Algunos miembros de mi familia buscaban personas que les leyeran el tabaco y cuando falleció un amigo muy querido nosotros contratamos un médium para saber cómo había muerto, porque no fue una muerte natural sino un suicidio. Entonces, claro, abrimos muchísimas puertas, veíamos brujas en televisión, horóscopos, un montón de cosas que no eran de Dios” nos comenta.

Hoy a sus 35 años recuerda que la sanación no estuvo mediada por la psiquiatría ni la psicología, sino gracias a un proceso de liberación al que llegó de forma inesperada. Una tarde como otras, pasando de un canal a otro de la televisión, se sintió atraída por la voz de un sacerdote que entrevistaban en un canal católico y se quedó allí escuchándole. Se trataba del padre Gerardo Piñeros quien al cierre del programa invitaba a quienes quisieran acudir por ayuda espiritual a la Iglesia Santa María del Camino en Medellín.

El poder de la Sangre de Cristo

Kelly acudió al lugar y abrió su corazón al sacerdote quien “me oró y dijo que tenía que estar muy tranquila”. Pero las manifestaciones nocturnas continuaron, surgiendo además problemas económicos y conflictos afectivos con el padre de sus hijos.
 
Regresó entonces a un encuentro espiritual donde predicaba el padre Gerardo, quien oró a Dios de nuevo por ella. “Fue la primera vez que entre en liberación. Sentí una experiencia extrasensorial porque es como si se hubiera salido una parte de mí. Como si yo estuviera consciente pero al mismo tiempo no. Sentía unos movimientos, unas voces, un dolor en mi garganta horrible y empecé a ver todas esas cosas que veía en las noches. El padre me decía: «Di: Jesús en ti confío». Yo mentalmente si podía, per verbalmente no. El empezó entonces a orar a la Santísima Virgen y también invocó a San Miguel Arcángel y a San Charbel. Cuando salí estaba muy aturdida. El padre me dijo que tenía que empezar a hacer el rosario en mi casa y finalizar con la Oración de la Sangre de Cristo”.

El don de la templanza

Esta experiencia fue apenas el comienzo de un proceso de conversión que transformaría la vida de Kelly y la de sus hijos. Recibió de este y otros sacerdotes nuevas oraciones, acompañamiento espiritual y fue integrando las enseñanzas de la iglesia a su vida.

Puso término a la relación de unión libre que llevaba, se confesó sintiendo honesto arrepentimiento y así -comenta- poco a poco fue siendo restaurada la paz y la salud en su alma.

“Hay que pedirle a Dios templanza…” nos dice Kelly y explica un poco más cómo ha ido logrando vivir este don: “Con mis hijos nos consagramos al Inmaculado Corazón de Jesús y hoy yo no me hayo mi vida sin Dios. No soy de novenas, pero si de adoración al Santísimo, eucaristía dominical y días de precepto, la confesión, hacemos el rosario en familia, a veces con mi mamá y las tías. Pero nada en la vida es fácil, esto se trata de constancia y perseverancia”, advierte.
 

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