Categórica respuesta del presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas a las acusaciones de Viganò

24 de abril de 2020

"En las grandes plagas que en el pasado han afligido a grandes estratos de la sociedad, la Iglesia en general nunca se ha dedicado a acciones exorcistas, sino que, junto con la caridad activa hacia los necesitados..."

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Carlo María Viganò, en su particular estilo de comunicar, continúa generando con sus intervenciones en el espacio público, los amargos frutos de la discordia y la división.
 
Así queda de manifiesto en sus recientes acusaciones a la Asociación Internacional de Exorcistas y la necesaria respuesta que le ha dado en documento público el presidente de la misma, padre Francesco Bamonte.
 
Portaluz ofrece en español el texto del referido documento público, que también puede leer en su fuente original (italiano) pulsando aquí.
 
(…)
 

Comunicado
del Presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas
en referencia a la carta de Mons. Carlo Maria Viganò publicada en el blog del Dr. Aldo Maria Valli el 20 de abril de 2020.
 
 
Con respecto a lo que expresa Monseñor Carlo Maria Viganò, en el blog del Dr. Aldo Maria Valli, el 20 de abril de 2020[1] expongo las siguientes observaciones.
 
1) En su carta, Mons. Viganò escribe que "quienes querían añadir más aclaraciones al primer comunicado (de la Asociación Internacional de Exorcistas) han malinterpretado completamente mis intenciones, ya que nunca quise involucrar a los laicos en una oración pública, ni tampoco quise pedir a los Obispos y a los sacerdotes que exorcizaran a los poseídos, ni quise de ninguna manera que se "exorcizara" al Coronavirus”.
 
Pues bien, nuestro comunicado del 9 de abril de 2020 comenzaba con las siguientes palabras: "En las últimas semanas nuestra Presidencia ha recibido numerosas solicitudes de aclaración sobre la posibilidad de utilizar el exorcismo de León XIII para hacer frente a la grave tribulación en la que se encuentra hoy toda la humanidad"[2]. Con esta premisa nos referimos a lo que ya habíamos publicado casi un mes antes en nuestro blog en el comunicado del 13 de marzo de 2020: "Acerca de algunas propuestas de oración de liberación o incluso de exorcismo contra el coronavirus - que ha estado circulando en la web en estos días - les instamos a ser muy cuidadosos. Tales propuestas, que por un lado parecen atribuir directamente la situación actual a una acción extraordinaria del demonio – que debería enfrentarse, por tanto, con exorcismos - por otro lado permiten vislumbrar una mentalidad mágica de la realidad como trasfondo, empujando a las personas a resolver sus dificultades mediante la búsqueda de fórmulas ‘más poderosas y eficaces’"[3].
 
Quienes siguen nuestro blog no han tenido dificultad en comprender esta conexión; mientras Mons. Viganò y otros como él -que consideran somos nosotros quienes cometemos un error al interpretar su iniciativa-, parecen ignorar ese primer comunicado de la Asociación Internacional de Exorcistas del 13 de marzo. Y como el comunicado del 13 de marzo no fue suficiente para hacer desistir a ciertos sacerdotes de la idea de recurrir al exorcismo para hacer frente a la pandemia de Covid-19, el 9 de abril -cuando conocimos la invitación del obispo Viganò a los obispos y sacerdotes para hacer un exorcismo colectivo a las 15 horas el Sábado Santo, 11 de abril de 2020- consultamos a nuestra Asociación para saber si era posible utilizar también el exorcismo de León XIII con este fin. Aunque entendimos que la finalidad del exorcismo propuesto por Mons. Viganò no era el coronavirus, no estuvimos de acuerdo con esta iniciativa por sus aspectos incoherentes con las normas eclesiales (y también porque mientras tanto habíamos sabido que algunos fieles laicos querían unirse a los obispos y sacerdotes en la recitación explícita del exorcismo de León XIII). Así, para que la iniciativa de Mons. Viganò no arrojara más confusión sobre el uso de este sacramental, entregamos un nuevo comunicado dando en él algunas aclaraciones sobre la naturaleza del exorcismo y quién es su ministro, señalando: "En las grandes plagas que en el pasado han afligido a grandes estratos de la sociedad, la Iglesia en general nunca se ha dedicado a acciones exorcistas, sino que, junto con la caridad activa hacia los necesitados, siempre ha considerado necesaria la oración de reparación de los pecados, el compromiso de conversión personal y comunitaria, la manifestación pública de arrepentimiento, la petición de perdón a Dios, la súplica por el fin de las epidemias, la oración por los médicos, los enfermos y moribundos y el sufragio por los muertos"[4].
 
2) Monseñor Viganò, quien concluye su carta afirmando sin ambages que "el Padre Francesco Bamonte tomando por tanto nota del desconcierto y la confusión provocados en los laicos y los clérigos por el gesto temerario de la Asociación, asumirá un espíritu de humildad cristiana para pedirles perdón públicamente, así como públicamente no dudó en desorientarles”, basa sus afirmaciones en una carta del 3 de diciembre de 1987 firmada por Mons. Josef Clemens, entonces secretario particular del cardenal Ratzinger, en la que se afirma, en nombre del propio cardenal, que "el Magisterio de la Iglesia no se opone a que los fieles pueden recitar en privado el exorcismo de León XIII para su propio beneficio espiritual".
 
Señalo que la carta mecanografiada del 3 de diciembre de 1987 no está registrada, no se puede leer a quién va dirigida y, sobre todo, no se entiende a qué pregunta exactamente quiere responder.
 
Sin entrar en discusiones sobre el valor jurídico de tal documento, que en sí mismo representa una respuesta privada a una persona privada y que nunca ha aparecido en ninguna publicación oficial de la Iglesia desde 1987, señalo una vez más que el exorcismo de León XIII no es una pia oratio, sino un propio y verdadero sacramental, cuyo propósito es contrastar, impedir o atenuar la acción de Satanás y de los otros ángeles apóstatas, en general cuando esta acción se manifiesta como una persecución a la Iglesia (universal o en una de sus expresiones locales), o en particular, cuando la acción del maligno se dirige, de forma extraordinaria, a las cosas dadas al hombre (infestación de lugares, casas, animales, etc.). Este sacramental, entonces, consiste en oraciones, en las que uno se vuelve directamente a Dios o a San Miguel Arcángel invocando su intervención, y en órdenes u obiurgationes (reprimendas) con las que uno directamente afronta al demonio.
 
Teniendo esto en cuenta, si la carta del 3 de diciembre de 1987 es auténtica, creo que el cardenal Ratzinger ha querido simplemente afirmar que los fieles pueden recitar el exorcismo de León XIII en privado para su propio beneficio espiritual, de la misma manera que, por ejemplo, una persona fiel, quedándose en casa, puede leer y rezar en su nombre los textos de la Santa Misa (lecturas, oraciones, prefacio, canon, etc.) en beneficio de su vida de fe, pero ciertamente no con la intención de celebrar el sacrificio eucarístico.
 
Sin embargo, no creo que sea plausible que el cardenal Ratzinger haya querido afirmar que los fieles (laicos y también sacerdotes, ya que el término "fiel" sin otra especificación incluye a ambos) estén autorizados a profesar el exorcismo de León XIII como sacramental, es decir, de acuerdo con los fines que la Iglesia le asigna y que he mencionado anteriormente. En efecto, ningún sacramental puede profesarse en forma "privada", ya que por su propia naturaleza es siempre "público", es decir, se hace siempre en nombre de la Iglesia, y el sacramental en cuestión, mientras no se declare lo contrario por la Autoridad competente, está expresamente reservado sólo a los Obispos y Sacerdotes que han recibido facultades de sus Obispos.
 
De lo contrario, el cardenal Ratzinger habría contradicho lo que se afirmaba y se afirma claramente en las rúbricas relativas al exorcismo de León XIII y lo que él mismo declaró y dispuso, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su "Carta a los Ordinarios" del 29 de septiembre de 1985[5].
 
3) Volviendo entonces a la carta de Mons. Viganò, leyendo atentamente la petición que había hecho a todos los Obispos y Sacerdotes para el pasado Sábado Santo de recitar el exorcismo de León XIII a las 15:00 horas, hago notar que lo proponía no como piadosa oración, sino como sacramental, por lo demás poderoso.
 
Estas son sus palabras: "Pido a todos los Hermanos en el Episcopado y a los Sacerdotes que se unan a la oración del Exorcismo, conscientes de que este poderoso sacramental - especialmente cuando se recita con todos los demás Pastores - ayudará a la Iglesia y al mundo en la lucha contra Satanás”. Pues bien, sólo los obispos ordinarios locales pueden pedir tal cosa a los sacerdotes de su propia diócesis y no un obispo sin jurisdicción sobre ellos.
 
4) Estoy aun muy perplejo al ver como en los sitios que abogan por el uso privado del exorcismo de León XIII por parte de los sacerdotes sin la autorización de su propio Obispo e incluso por los fieles laicos, se argumenta que es una oración "muy efectiva" contra el diablo. ¿De dónde vendría esta eficacia? ¿De las palabras de las que está compuesto? Si es así, ¿no sería esto una superstición? O bien el exorcismo de León XIII es un verdadero sacramental y, como tal, deriva su eficacia de hacerse en nomine Ecclesiae (ex opere operantis Ecclesiae), como cualquier otra oración pública de la Iglesia, o no lo es, y entonces su eficacia depende exclusivamente del ex opere operantis. En este último caso, ¿por qué el rezo de dicho exorcismo sería "muy eficaz" y preferible a otras oraciones sencillas de uso común, como el Santo Rosario, pronunciadas con la intención de liberarse del mal diabólico?
 
En conclusión, dado que nuestras aclaraciones y argumentos no fueron considerados satisfactorios por algunas personas, presentamos argumentos e incluso "pruebas" en sentido contrario[6], con el fin de estar seguros, como Asociación Internacional de Exorcistas, de que habíamos ofrecido una enseñanza segura y conforme al verdadero pensamiento de la Iglesia; así como para el bien de los Fieles (Sacerdotes y Laicos) que recurren a nuestro ministerio, ya había enviado el 20 de abril de 2020 a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos una carta en la que, pedía a ese Dicasterio una respuesta de autoridad que resolviera la cuestión de forma definitiva.
 
Considerando el discurso pronunciado el 21 de abril de 2020 por Mons. Viganò en el blog de Aldo Maria Valli, quien dijo que me perdonaba, pero de alguna manera solicitó mi disculpa pública por el desconcierto y la confusión que dijo habíamos causado en los laicos y los clérigos con nuestros comunicados, la solicitud hecha anteriormente a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos resultó ser muy oportuna.
 
Ciertamente Monseñor Viganò tiene razón al decir que nuestra Asociación no tiene ninguna autoridad disciplinaria o doctrinal delegada por la Sede Apostólica, pero antes que él siempre lo hemos dicho. Basta con leer a este respecto lo que las Directrices para el ministerio de exorcismo en las páginas 10-11, letra b y c [7] declaran sobre su valor.
 
Pero si es muy cierto que no tenemos, ni podemos tener, ninguna autoridad magisterial y disciplinaria que ejercer in nomine Ecclesiae, no podemos negarnos a nosotros mismos que tenemos una competencia doctrinal, fruto del estudio y de la experiencia, al menos a la par de la que se puede reconocer a muchas otras realidades eclesiales. Prueba de ello son los numerosos biblistas, teólogos, liturgistas y canonistas miembros de la Asociación Internacional de Exorcistas; nuestras Conferencias, en las que participan también obispos y cardenales; los cursos de formación que nos piden los obispos y las conferencias episcopales; las Directrices para el ministerio del exorcismo, que han sido examinadas y juzgadas positivamente por las Congregaciones Vaticanas para la Doctrina de la Fe, el Culto Divino y el Clero, y que pronto se publicarán en una segunda edición.
 
Con esto, espero haber sido claro en mi exposición y actualizado a fondo sobre este grave asunto.
 
Concluyo esta carta con la serenidad que nos da la conciencia de que no hemos dicho nada propio, sino que hemos basado nuestras consideraciones en textos oficiales de la Iglesia, y con la confianza que nos da el haber hecho lo que en conciencia era nuestro deber, ya que nuestra Asociación tiene entre sus fines estatutarios también el de promover la primera formación de base y la posterior formación permanente de los exorcistas, así como el recto conocimiento de este ministerio en el Pueblo de Dios (cf. Estatuto de la AIE, Art. 3 par. 1 y 4).
 
Que la Inmaculada Madre de Dios guarde a todos en su corazón maternal.
 
Roma, 23 de abril de 2020
Padre Francesco Bamonte, icms
Presidente dell’Associazione Internazionale Esorcisti
 
 

[7] «b) Le Linee Guida sono e restano un documento privato, destinato all’uso interno della nostra Associazione. Esse non costituiscono un’interpretazione autentica della disciplina della Chiesa in materia di esorcismi, essendo essa riservata alla sola Autorità ecclesiastica competente. Alle Linee Guida va attribuito soltanto un valore dottrinale, aperto a possibili correzioni, miglioramenti ed integrazioni. c) La terza, conseguenza di quanto sopra detto, è che le Linee Guida cedono di fronte a eventuali disposizioni con le quali singoli Vescovi o Conferenze Episcopali intendessero regolare l’esercizio del ministero degli esorcisti nell’ambito del territorio di loro competenza. Questo significa, concretamente, che l’esorcista membro della nostra Associazione dovrà attenersi a quelle disposizioni qualora si differenziassero dalle indicazioni delle Linee Guida». [Associazione Internazionale Esorcisti, Linee guida per il ministero degli esorcismi, Edizioni Messaggero Padova, 2019, pp. 10-11].
 

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