"Gus", el heroico esclavo afroamericano que luchó con fe por la libertad y el derecho de los negros a ser sacerdotes

03 de agosto de 2020

Millones de "Black Catholics" confían que Dios hará el don de los milagros requeridos por la Iglesia y se reconocerá la santidad del "padre bueno Gus", como era cariñosamente conocido entre los fieles a quienes sirvió, blancos y negros.

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El miércoles 11 de junio de 2019 el Papa Francisco autorizó a promulgar el decreto que reconoce las virtudes heroicas y proclama “Siervo de Dios” al sacerdote Augustine Tolton (también llamado en algunos documentos Augustus). Inició así el proceso formal de canonización para un hombre que, habiendo nacido bajo el yugo de la esclavitud, luchó con fe y llegó a ser el primer sacerdote negro de los Estados Unidos. 
 
Fue formado en la fe católica porque católicos eran sus amos y en la Iglesia Católica habían recibido el sacramento del matrimonio sus padres. "Un niño de color nacido el 1 de abril de 1854, hijo de Peter Tolton y Martha Chisley, propiedad de Stephen Elliott". Eso es todo lo que dice el registro de bautismo del padre Augustus Tolton –conservado en la Iglesia de San Pedro (Sidney, Missouri)-, según cita el libro biográfico From Slave to Priest, escrito por la Hermana Caroline Hemesath. 
 
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Poco después de llegar a Quincy, la señora Tolton y sus hijos comenzaron a trabajar en una fábrica de cigarros. Asistían a misa en la iglesia de San Bonifacio, con otros católicos negros y cuando Augustus tenía 11 años, su madre lo inscribió en la Escuela católica de San Bonifacio. Pero debido a las agresivas amenazas y presiones racistas alcanzó a estar allí apenas un mes. 
 
El párroco de la Iglesia San Pedro de esa ciudad, padre Peter McGirr, intervino y Augustus ingresó a la escuelita pública de esta parroquia. Cuando en su adolescencia le confidenció sentirse llamado al sacerdocio, McGirr fue un padre espiritual para él. 
 
El joven destacaba en lo académico y en su vida de fe. Pero nada de esto, ni las continuas cartas de apoyo enviadas por el padre Peter, lograron superar los muros del racismo. Todos los seminarios de Estados Unidos le cerraron las puertas, incluso el de los Franciscanos y también los Josefinos, según denuncia “From slave to priest”. 
 
Pero Augustus ya había roto las cadenas de la esclavitud arriesgando con su madre la vida al huir y gracias a la fe el peso de la cruz se hacía soportable. No se doblegó y encontró en Italia el apoyo de la Sagrada Congregación Pontificia Propaganda Fide que le recibió y formó.  
 
Primer sacerdote negro y ex-esclavo 
 
Después de seis años de estudios, Augustus Tolton era ordenado sacerdote el 24 de abril de 1886, sábado santo, en la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma. El día antes supo que no se cumpliría su anhelo de ser misionero en África. Los superiores de Propaganda Fide lo enviarían de regreso a Estados Unidos, como el primer sacerdote negro y misionero en ese país. Un signo histórico que no estaría exento de dolor para Augustus. Pero a pesar del temor que sentía por la violencia del racismo que afrontaría, aceptó el desafío. 

El padre Tolton volvió a Quincy y celebró su primera misa el 18 de julio de 1886, en la parroquia de San Bonifacio. Fue asignado párroco para la Iglesia de San José, que -afiliada de San Bonifacio- atendía a fieles afroamericanos. 

Ser el único cura negro hizo del padre Augustus Tolton un objetivo de ataque entre los racistas y esto dificultó de tal forma su ministerio que terminó aceptando la invitación del arzobispo Patrick Feehan de Chicago para ministrar a los católicos negros de esa ciudad. En diciembre de 1889, el único sacerdote negro en los Estados Unidos de aquél tiempo, abordó un tren con rumbo a Chicago. 
 
Del sótano a Santa Mónica 
 
El sótano de la parroquia Santa María, en la Calle 9 y Wabash, era el lugar donde se encontraban algunos católicos afroamericanos de Chicago. Pero con la llegada del padre Augustus Tolton creció la comunidad y el sótano ya no lograba contenerlos (ocultar) s todos. Así fue como en 1891 el arzobispo autorizó al sacerdote para abrir un recinto de Iglesia en el local de una tienda que al paso del tiempo sería conocida como la Iglesia de Santa Mónica. 
 
El sacerdote, a quien los fieles llamaban “padre bueno Gus” oraba, ofrecía espiritualmente sus cruces cotidianas y daba signos públicos pidiendo a Dios por la salud espiritual de víctimas y agresores del pecado de la esclavitud y sus consecuencias. Trabajó de manera incansable hasta fallecer el 9 de julio de 1897 a consecuencia “de un golpe de calor y agotamiento”, cuando regresaba de un retiro de sacerdotes. Tenía apenas 43 años de edad.
 
 
Fuentes: 
Libro, From slave to priest 

 

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