Los milagros «de la lengua» por mediación de San Francisco y una poderosa oración para implorar su ayuda

30 de julio de 2021

"San Francisco de Asís, padre bueno, padre santo, tú que eres en los Cielos muy querido por Dios y en la tierra admirado y venerado por nosotros, dirige desde las Alturas tu mirada compasiva y tiéndenos tus caritativas y amables manos …"

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Los pasajes que registran los testimonios de milagros mediados por San Francisco  son numerosos. Uno de ellos descrito en el Tratado de los milagros de Tomás de Celano se hizo conocido como “el milagro de la "lengua" ocurrido en Pieve (Perugia). No se trata de una curación como las demás, sino de una verdadera recomposición de este órgano.
 
Consigna el citado Tratado que en Pieve vivía un adolescente muy pobre, sordo y mudo de nacimiento, que sobrevivía mendigando…
 
“Tenía la lengua tan exageradamente corta, que, a juzgar por los repetidos exámenes que le hicieron, parecía cortada. Una tarde se acercó a la casa de un hombre del mismo pueblo llamado Marco, pidiéndole por señas -como lo hacen los mudos- hospedaje. Inclinó la cabeza hacia un lado, poniendo la mano bajo la mejilla, para darle a entender que aquella noche le pedía hospedarse en su casa. Por amor a Dios Marco y su esposa lo recibieron y le dejó quedarse más tiempo por ser un mozo hábil en lo que se le encomendaba y comprendía por signos cuanto se le mandaba.

Una noche mientras cenaban, estando el criado con ellos, dijo Marco a su mujer: «Sería para mí un milagro extraordinario que el bienaventurado Francisco le diera a este mozo el oído y la palabra». Y añadió: «Prometo al Señor Dios que, si el bienaventurado Francisco se digna por su amor obrar tal prodigio, este criado será para mí muy querido y lo mantendré por mi cuenta durante toda su vida».
 
¡Y ocurrió lo maravilloso en verdad! Al terminar la última palabra de la promesa, habló el criado: «¡Viva San Francisco!» Y a continuación, volviendo a mirar, añadió: «Veo a San Francisco aquí, en lo alto; ha venido para darme el habla». Y luego prosiguió el criado: «¿Qué diré yo a la gente?» A lo que Marco le respondió: «Alabarás a Dios y salvarás a muchos hombres». Luego Marco, lleno de gozo y alegría, se levantó y difundió cuanto había sucedido. Llegaron todos quienes conocían con anterioridad al joven que no podía hablar; admirados y estupefactos, alababan a Dios y al bienaventurado Francisco. Porque al que era mudo le creció la lengua y cobró proporciones apropiadas para poder hablar con palabras bien articuladas”.
 
La curación en Apulia

Un hecho similar de extraordinaria curación se atestigua también en Apulia. Una mujer había perdido hacía tiempo el uso de la lengua y ya no podía respirar libremente. Mientras dormía por la noche, la Virgen María se le apareció y le dijo: “Si quieres curarte, ve en peregrinación a la iglesia de San Francisco, cerca de Venosa (una ciudad de la provincia de Potenza), y recuperarás la salud”.
 
La mujer se levantó y, sin poder respirar ni hablar, insinuó a su familia que quería ir a Venosa. La familia aceptó y se fue con ella a Venosa. La mujer entró en la iglesia de San Francisco y, mientras pedía misericordia, vomitó de repente un nudo de carne y quedó curada ante la admiración de todos los presentes.
 
 
Oración a San Francisco para implorar ayuda


 
(Al finalizar esta oración rezar cinco Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.
Hacer la oración cinco días seguidos, en honor a la cinco Sagradas Llagas de Cristo).
 
San Francisco de Asís, padre bueno, padre santo,
tú que eres en los Cielos muy querido por Dios
y en la tierra admirado y venerado por nosotros,
dirige desde las Alturas tu mirada compasiva
y tiéndenos tus caritativas y amables manos,
guía nuestros pasos por el camino de la paz,
haz que nunca falte el pan en nuestras mesas,
ni amor, cariño y alegría en los hogares,
haz que sepamos ser generosos con nuestros hermanos
y amables y respetuosos con cada criatura de Dios.
San Francisco, hermano, amigo,
el santo mas amante del Sagrado Corazón de Jesús
y favorecido con la señal de sus Sagradas Llagas en tu cuerpo,
queremos invocar tu protección sobre nosotros,
y pedirte que ruegues a Dios Todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
para que alivie nuestras penas y nos envíe sus bendiciones.


Pide también a la Inmaculada Virgen María,
de la que fuiste devoto fiel y entregado
y proclamaste Patrona de todas tus obras,
nos cuide y ampare con sus bondades
y sea la que nos acreciente el amor a Dios y a los hombres.

San Francisco, imagen viva de Jesús, ora por nosotros,
san Francisco alma humilde, hombre alegre y paciente,
amante de Dios y de todas las criaturas de la tierra
ruega sin cesar por nosotros que te necesitamos;
san Francisco patriarca de los pobres, no nos abandones,
san Francisco milagroso en el amor, aleja nuestros pesares,
san Francisco poderoso ante el Señor y la Virgen, ayúdanos.


Yo … hoy, con mi esperanza puesta en ti,
y con el corazón lleno de confianza,
quiero pedir tu ayuda en mis dificultades,
tu consuelo en mi dolor y tu esfuerzo en mi desaliento.

Tú, bendito santo que anduviste por caminos de humildad,
tú que te entregaste a Dios tan generosamente,
tú que creíste firmemente y obraste con perfecta sinceridad
intercede por mi para que todo me resulte más fácil;
pon a mi alcance los medios que preciso
para que pueda salir victorioso-a en este mal trance,
que llegue a mí la sabiduría y la fuerza
para que tome las decisiones correctas
en estos momentos preciso ser asistido con urgencia.

Te ruego con todo mi ser no me dejes solo-a,
pide por mis difíciles problemas y sufrimientos a Dios,
consigue de El este especial favor que solicito:


(hacer ahora con gran fe la petición).

Dile que con su generosidad tenga a bien concedérmelo,
pues Él puede mover montañas
y puede hacer llegar los bienes y los favores
por los caminos menos esperados,
pues Él todo lo puede, Él todo lo alcanza.


Seráfico san Antonio de Padua,
llena mi vida de tranquilidad y felicidad,
mándame algo de tu caridad y bondad,
haz que sepa ser mejor persona
y no olvide tender una mano a quienes lo necesiten,
que tu ejemplo sea quien guíe mis pasos
y el amor que sentiste hacia Dios Padre, hijo y Espíritu santo
sea el que me acompañe en mis caminos.

Por Jesucristo, nuestro hermano y Señor.

Así sea.
 

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