Psiquiatras y exorcistas unen fuerzas, en la batalla con el demonio

17 de marzo de 2017

¿Cómo entender si un paciente necesita las atenciones de un exorcista o las de un psiquiatra? ¿Cómo saber si el mal que padeces es psíquico o por acción del demonio, o una mezcla de ambos males?

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El filósofo eslovaco Denis Blaho, el empresario Pablo de Torreones, la joven estudiante chilena Angélica y muchos otros cuyos testimonios han sido publicados en Portaluz, aunque no tienen vínculo entre ellos, comparten una experiencia semejante…
 
Todos fueron diagnosticados de algún daño en su salud mental y tratados por especialistas en psiquiatría sin éxito alguno. Solo llegaron a la sanación tras revelarse que estaban poseídos por el demonio y recibir la acción de la Gracia, ya fuere extraordinaria (milagro) o mediante exorcismo.
 
Sin embargo, cuando un obispo o sacerdote recibe la súplica de alguien que le manifiesta algún padecimiento podría lícitamente enfrentar la duda de si el mal que aqueja a ese prójimo es maléfico, psíquico, físico o una mixtura de todos ellos. No por ello puede dejar de dar lo mejor de sí; vale decir acoger, orientar, orar por ese prójimo invocando las gracias del Espíritu Santo… facilitarle el acceso a los sacramentos y también a los sacramentales que el recto juicio considere oportunos.
 
Asimismo, si un psiquiatra considera solo como una cuestión de índole cultural o religiosa todo lo relacionado con el demonio, podría estar negando la salud a determinados pacientes… cual fue la experiencia de tantos como Angélica, Pablo, Denis, referidos en el primer párrafo de este artículo.
 
¿Recurrir al exorcista o al psiquiatra?
 
Al respecto de los desafíos para un discernimiento justo de psiquiatras y sacerdotes, el ya fallecido exorcista Gabrielle Amorth señala en su libro Exorcistas y Psiquiatras:
 
“¿Cómo distinguir los males maléficos de los males psíquicos? ¿Cómo entender si un paciente necesita las atenciones de un exorcista o las de un psiquiatra? …los psiquiatras mismos se encuentran a veces con casos que están fuera de la esfera de sus conocimientos, o que parecen insolubles y que, alguno se ha dado cuenta exacta, han sido resueltos por el exorcista.”

¿Recurrir al exorcista o al Psiquiatra?... desde siempre la Iglesia ha puesto en guardia a los exorcistas para que no confundan los males maléficos con los males psíquicos y, atendiendo al progreso científico en este campo, cada vez más ha recomendado a los exorcistas que recurran a la ayuda de los médicos. Por esto, de hecho la colaboración entre exorcistas y psiquiatras se lleva a cabo desde siempre… No hace falta ni siquiera que los psiquiatras crean en la existencia del demonio y sus poderes. Basta que sepa reconocer los límites de su ciencia…”

“Cuando una persona acude al exorcista, en general lo primero que se pregunta es el parecer de los médicos… Si el exorcista juzga que hay motivo suficiente, procede a un breve exorcismo que tiene ante todo la finalidad de diagnosticar… ¿Se llega siempre a la certidumbre de si es o no es una posesión diabólica? Generalmente sí; en algún caso raro queda la duda de si sólo se trata de un mal psíquico. Pero es un hecho que los exorcismos son oraciones y jamás han hecho daño a nadie…”
 
Psiquiatras que diagnostican la presencia del demonio
 
Aunque no son una mayoría, efectivamente como afirma P. Amorth, muchos psiquiatras y psicólogos de distintos países trabajan en el proceso de discernimiento -respecto de si se está ante un mal psíquico o maléfico- con obispos y sacerdotes, generando así un ‘servicio’ integral, holístico, a las personas…
 
Uno de ellos es el doctor Richard Gallagher, psiquiatra especialista profesor de Psiquiatría Clínica en el New York Medical College y miembro del Centro Psicoanalítico de la Universidad de Columbia.  “¿Es posible ser un sofisticado psiquiatra y creer que los espíritus malignos, aunque sólo rara vez, atacan a las personas”, se pregunta Gallagher, quien ha hecho pública su certeza profesional respecto a  que el demonio existe y ataca a las personas…
 
“Una observación cuidadosa de las pruebas que se me han presentado en mi carrera me ha llevado a creer que ciertos casos extremadamente poco frecuentes no pueden explicarse de otra forma… Los mismos hábitos que definen lo que hago como profesor y psiquiatra (apertura de mente, respeto ante los hechos y compasión por la gente que sufre) me condujeron a ayudar en la tarea de discernir los ataques de lo que creo que son espíritus malignos y, con el mismo espíritu crítico, diferenciar entre estos casos extremadamente raros y las enfermedades médicas” (vea en Portaluz, julio 2016).


 

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