Seminarista menor que en el amor arriesga: "Siendo sacerdote hay mucho que torear"

29 de septiembre de 2017

Que es de Saucejo, muy andaluz él y católico desde sus primeros balbuceos. Va para señor cura en lugar de torero. Recién ha cumplido 17 años.

Compartir en:



Juan Jesús no puede ocultar sus raíces. Cuando se habla con él, se descubre que se siente muy orgulloso de sus orígenes saucejeños y del amor por la naturaleza y los animales en el que se ha criado en su pueblo desde que nació.
 
Él se declara apasionado por los toros. De hecho, desde muy pequeño, siguiendo los pasos de su hermano mayor, quería ser torero. Pero una vocación aún más fuerte le sedujo también a muy temprana edad. “Desde los ocho años soy monaguillo. Un día, cierto tiempo después, escuché hablar del Seminario, sin saber muy bien lo que era, y dije que yo quería ir allí. Fue la primera vez que pensé en ser sacerdote. Después mi párroco le explicaba a todo el mundo: este niño no sabe si ser cura o torero. Pero la gente me decía que yo tenía cara de cura”.
 
La copla repetida de esas buenas almas fue a tanto que llegó a creérselo: “Yo le daba misa a mi abuela. Cogía las copas de mi casa y las servilletas y en una caja de zapatos metía los recortes que me daba el cura”.
 
Pero un día, con 14 años, sintió una llamada más clara. Dos seminaristas fueron a su parroquia de campaña vocacional. “Me di cuenta de que tenían muchas cosas en común conmigo. Cuando contaban su vocación, yo pensaba que eso también me había pasado a mí, y sentí un cosquilleo”.
 
Después de ese día todo fue muy rápido: “Me invitaron a una convivencia vocacional, y en ella decidí entrar en el Seminario. Estuve todo el día nervioso pensando en eso, y por la noche, antes de acostarme se lo dije a mi madre”.
 
Juan Jesús está comenzando su tercer año de formación en el Seminario Menor, y no puede ocultar su felicidad. “Aunque me cuesta mucho el estudio, pero con la oración y el esfuerzo todo se puede”. Para él, un sacerdote es un hombre que “cuando alguien está con él, se siente más cerca a Jesús”. Y eso es lo que quiere llegar a ser.
 
Un “sacerdote-torero” agrega sin privarse del lenguaje… “Porque siendo sacerdote también hay mucho que torear: con la pobreza, el pecado, la tristeza, la injusticia…”.
 
Habrá que esperar algún tiempo, pero con la Gracia de Dios llegará el momento en que Andalucía celebrará la ordenación de un nuevo sacerdote quien, con el auxilio de la Santísima Virgen María, llevará muchas almas hacia su Señor Jesucristo.
 

Compartir en:

Portaluz te recomienda