La persecución y ataque a los valores cristianos en la educación aumenta los "homeschoolers"

08 de marzo de 2019

Juliana llevaba 25 años ejerciendo y aportando profesionalmente al modelo de educación formal en su país, Colombia. Sin embargo, su derecho y deber de proteger a sus hijos, señala, la llevó a cambiar el rumbo.

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Que la educación nace y se afianza en el hogar, en la familia, es una realidad presente desde los albores de la humanidad. Los primeros formadores son y eran los padres o a quienes estos confían el ejercicio de este que es su deber y derecho.
 
La conciencia del derecho a la educación que posee todo ser humano empujó desde el siglo XX en adelante, un creciente desarrollo de diversos sistemas y modelos de educación fuera del hogar… en jardines infantiles, escuelas, colegios, institutos, centros de formación técnica y profesional.
 
Sin embargo, en la medida que -por ejemplo- algunos estados (o la escasa oferta de colegios en determinados territorios), imponen en los centros educativos concepciones valóricas, ideológicas y culturales contrarias a las queridas por los padres para sus hijas e hijos, ha resurgido la educación en el hogar, también conocida como “homeschooling”. Así en los distintos países las motivaciones para educar los hijos en casa son diversas, como identifica el sociólogo español José Eliseo Valle Aparicio en publicación de la revista especializada Perfiles Educativos: “Las razones apuntadas por las familias de homeschoolers españolas se ordenan en cinco categorías: motivos pedagógicos (56%), socio-relacionales (21.80%), personales (12.10%), ideológico–políticos (8.2%) e ideológico–religiosos (1.85%)”, afirma Valle.
 
Portaluz conversó sobre esta tendencia con Juliana Restrepo Toro, magister en educación y activista de esta modalidad educativa en Latinoamérica. “Educar en casa, el ‘homeschooling’, inició con la familia. Los papás eran quienes educaban a sus hijos… enseñaban a leer o escribir, además de enseñarles su propio oficio”, señala Juliana quien está casada, es madre de dos hijos y ha seguido con ellos este modelo educativo. “Yo he trabajado mucho en innovación educativa me ha encantado toda la vida y luego de haber tomado la decisión de sacar a Mariana, a los dos meses mi hijo Miguel -que estaba en otro colegio- me pidió el favor que lo retirara también y así fue como iniciaron”.

Se adapta a cada hogar

Ejerciendo su derecho a cuidar la formación cultural-valórica de sus hijos, Juliana y su marido, decidieron que fuesen ‘homeschoolers’. Por su formación y experiencia no dudan en defender los beneficios del homeschooling que ya se acepta legalmente en algunos países de Europa y las Américas. “En la educación tradicional lo que prima es el rendimiento, tener un promedio alto respecto a su grupo, estudian para pasar de nivel no para aprender; mientras que la educación en la casa privilegia el disfrute del aprendizaje… que los niños aprendan a disfrutar su propio aprendizaje, que aprendan a ser autodidactas, incorporando ideas que les van a servir para toda la vida” sostiene.

El homeschooling se adapta a cada tipo de familia. En el caso de Juliana y algunas familias amigas que siguen este sistema apuestan a que dentro de la flexibilidad del modelo, exista también estructura. “La estructura es una rutina, esa rutina está organizada por un horario que debe llevarse a cabo… los chicos están más o menos cuatro horas y media, cinco horas y media los más grandes, los más pequeñitos pueden estar entre tres y tres horas y media dentro del homeschool. En promedio este sistema educativo estaría computando más horas efectivas que en el sistema tradicional” afirma Juliana.

Que Dios reine en los corazones de niñas y niños

Juliana llevaba 25 años ejerciendo y aportando profesionalmente al modelo de educación formal en su país, Colombia. Sin embargo su derecho y deber de proteger a sus hijos, señala, la llevó a cambiar el rumbo: “Las instituciones educativas se han visto permeadas por ideologías y por la ideología de género, y eso no es un secreto para nadie, hay una obsesión por parte de las instituciones públicas, pero además están presionadas las privadas para que empiecen a fortalecer este tipo de ideologías…que van completamente contra nuestra fe y nuestras creencias, por eso las familias están tomando la decisión del homeschool” explica Juliana.
 
La decisión de elegir qué tipo de educación se quiere para los hijos, será siempre de los padres, siempre y cuando -advierte Juliana- que esta decisión no involucre entregar a nuestros hijos en la escuela, para luego desentendernos de ello.  Así aconseja a los padres de familia que están preocupados por lo que está sucediendo en los colegios, “que no se dejen quitar ese puesto que es relevante para que haya una construcción entre padres e hijos. Los papás tienen muchas veces las respuestas, pero han permitido que otros entren, opinen y decidan sobre sus hijos y eso no es lo correcto. Los que tenemos que decidir sobre qué es lo correcto para nuestros hijos, somos los padres”.

 

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