Su novio ateo la empujó a los brazos de Dios

27 de diciembre de 2019

"¡Cuán bueno es Dios, cuán autor y gran poeta; es El único que hará de nuestras vidas una hermosa canción si amamos y confiamos más", proclama la protagonista de este testimonio.

Compartir en:



Fue su novio ateo quien confrontó a María Adams en la secundaria con argumentos tan precisos sobre la no existencia de Dios, que la llevaron a reconocer en su fueron interno cuán débil era su fe y formación religiosa.

Junto con reconocer sus “años de turbulencia”, viviendo una “fe ignorante” -cuenta al Catholic Standard-, tenía claro que ella no deseaba abrazar el ateísmo y al finalizar la secundaria optó por irse de “spa espiritual”, dice, en lugar de ingresar a la Universidad.

Señor muéstrame tu rostro

Llegó a Francia y fue recorriendo diversos monasterios, siendo sorprendida al constatar que "había muchas hermanas jóvenes, cantando cantos gregorianos... con la clara identidad de ser contraculturales".

Los días de María transcurrían dedicando horas a la oración, lectura de la Sagrada Escritura, algunos trabajos que le asignaban en cada monasterio que visitaba y asistiendo a misa diaria. Pronto comenzó a sentirse conmovida por el testimonio de estas mujeres que vivían aferradas a la voluntad de Dios "fuera del ritmo de este mundo y sin avergonzarse por ello”, recuerda.

Así, las inquietudes intelectuales que habían motivado su viaje fueron respondidas “en el contexto de la liturgia, la oración y la confraternidad con las hermanas, sin necesidad de palabras”, puntualiza.

Sierva

Y entonces, casi sin percibirlo, pero con inusitada energía, se asentó en María el deseo de pertenecerle por entero a Dios, “ser más suya de alguna manera”, explica. El año en Francia llegaba a su término y todo parecía comenzar para ella. "Al final de ese año, estaba convencida de que tenía una vocación. Lo que había encontrado no se podía comparar con nada más. Yo no esperaba ser tan íntima con Él de forma tan real y vital. Él entró en mi vida de una manera hermosa y exigente".
 
Nada más regresar a la Universidad de Columbia en Nueva York, recuerda que rezó: «Muéstrame cómo y dónde debo hacer esto». Y desde ese instante fue encontrando por todo sitio, sin haberlo previsto, a muchas hermanas “de las Siervas”. Ella había rogado “con gran confianza a Dios” para que le “aclarara” sobre qué puerta debía tocar y comprendió Su respuesta.
 
Ingresó en la orden de las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará (Familia religiosa del Verbo Encarnado) el año 2001 y emitió sus votos perpetuos el 2008. Hoy en esta entrevista la hermana María Theotókos Adams da testimonio de su alegría proclamando: “Jesús es digno de los mayores riesgos y actos de amor que podemos ofrecerle. Dios es fiel a su palabra”.

La perla de gran precio

Luego de servir varios años como formadora en la Orden, el pasado año 2017 recibió la Licenciatura en Historia de la Iglesia Medieval y actualmente está trabajando su doctorado en Historia de la Iglesia. Siendo las Siervas una orden misionera y mariana se comprende que la hermana María Theotókos viva su labor intelectual presente como un campo de misión. "Me encanta formar parte del compromiso con la verdad... que se puede encontrar y que prevalecerá", puntualiza.
 
Al despedirse esta hermana de las Siervas pide a las mujeres católicas que no teman preguntar a Dios: ¿Cómo quieres que me convierta en santa?  "Recordad -agrega- que cada vocación es un milagro, porque nadie merece ser llamada. La vocación religiosa es una vida auténtica y asombrosamente hermosa, pero no sin la cruz. Es la perla de gran precio, es todo lo que quieres, incluso a costa de vender todo lo que tienes. ¡Cuán bueno es Dios, cuán autor y gran poeta; es El único que hará de nuestras vidas una hermosa canción si amamos y confiamos más".
 

Compartir en:

Portaluz te recomienda